A orillas del río Misisipi, al sur de Louisiana, se ubica Nueva Orleans, una de las ciudades menos americanas de Estados Unidos; muy diferente a pilares como Nueva York, Los Ángeles o Chicago.
Fundada por el francés Jean Baptiste Le Moyne hace 307 años, ha pasado por manos del país galo, españoles y estadounidenses.
En un ir y venir de quienes ejercían autoridad en la zona, Napoleón le vendió Lousiana a Estados Unidos por 15 millones de dólares.
La herencia africana: la base de la ciudad
Desde la Guerra Civil, fue una de las pocas ciudades en el sur que no fue sometida por tanto tiempo a la esclavitud.
Incluso recibieron personas afro que huían de dicho flagelo. Desde ese momento, las raíces afroamericanas se impregnaron en Nueva Orleans.
Más del 50 % de la población es negra, por lo que es indiscutible su presencia.
A nivel cultural, Nueva Orleans es conocida como la cuna del jazz, uno de los géneros más populares de la música estadounidense.
No en vano, una de sus figuras estelares es Louis Amatrong, el icónico cantante del género.
El jazz y el blues tienen raíces en sonidos africanos, y en las calles de la ciudad se desarrollaron como insignia de la cultura norteamericana.
Pero también es una región conocida por la práctica del vudú, una religión históricamente reservada y sigilosa, pero ampliamente difundida en la tradición oral y espiritual de Nueva Orleans.
Es común ver muestras de dichas prácticas en las calles neorlanesas.
Lugares emblemáticos
La calle French Quarter es quizá la más emblemática de Nueva Orleans, con herencia de arquitectura española y francesa, que hoy en día se mantiene.
La Royal Street es testigo de la historia de la ciudad desde el siglo XVIII, y está encaminada a la St. Louis Cathedral, la iglesia de la zona con características góticas y renacentistas de España.
El Café du Monde es una parada obligada para turistas, quienes suelen pedir un beignet crujiente y café au lait.
Pero la vida nocturna es liderada por Bourbon Street, con amplia variedad de bares y discotecas, donde puede tomar un whisky y disfrutar al ritmo de música afroamericana.
La Frenchman Street es la “calle del jazz”, varias cuadras con artistas callejeros y bares clásicos donde el género reina.
También da con recorridos y actividades a las orillas del Misisipi, que también esconde historias misteriosas.