El exministro Carlos Medellín es una de las voces que en estos días ha narrado el dolor que se vive aún por los 40 años de la toma del Palacio de Justicia. El jurista perdió a su padre, el entonces magistrado Carlos Medellín Forero.
En esos hechos cruzados que suele dejar el conflicto, el jurista fue el ministro de Justicia que a finales de los años 90 creó un paquete de leyes contra el narcotráfico que incluyó un proyecto para restituir la extradición.
La figura fue determinante en los hechos que llevaron a la toma del Palacio de Justicia; ese día que irrumpió el M-19, los magistrados debatían la constitucionalidad del tratado que permitía la extradición de colombianos al extranjero.
Escuche a Carlos Medellín contar lo que sucedió en el Palacio de Justicia
En un texto escrito para SEMANA, el exministro narra las verdades que se saben y lo que está pendiente:
“Nosotros conocimos la verdad desde el primer momento porque presenciamos todo. Desafortunadamente, desde entonces se quiso ocultar y construir una verdad paralela por todos aquellos que por razones políticas quisieron y quieren distorsionar lo que sucedió.
“El país no puede construirse sin memoria. Es absolutamente cierto y, además, está demostrado a lo largo de los años, incluso con sentencias judiciales, que:
- Se sabía un mes antes que había un plan del M-19 para tomarse el Palacio de justicia.
- Se retiró la vigilancia del Palacio de Justicia horas antes de la toma.
- Los magistrados estaban seriamente amenazados por el narcotráfico en relación con las demandas que cursaban contra la extradición.
- La organización terrorista y criminal del M-19 asaltó el Palacio de Justicia a sangre y fuego, secuestrando, torturando y asesinando a magistrados y funcionarios de la rama Judicial.
- El gobierno de Belisario Betancur entregó la responsabilidad de la situación a la fuerza pública, que adelantó una operación rápida de recuperación del edificio y con la clara misión de dar de baja a los guerrilleros de una manera desproporcionada y sin ninguna consideración con los rehenes, en abierta violación del derecho internacional humanitario.
- En su intento por recuperar el cuarto piso instalaron grandes cargas explosivas seguidas de disparos de fusil con las que murieron todos los que se encontraban en ese lugar.
- El incendio provocado sirvió para borrar las pruebas y luego, con la orden de lavar los pisos con mangueras de alta presión, se impidió que se pudieran hacer una investigación adecuada.
- El ataque del Ejército con tanques y dinamita contra el baño del tercer piso al día siguiente de la toma y al verse superados militarmente, la guerrilla del M-19 asesinó a varias personas entre ellas a los magistrados Manuel Gaona y Horacio Montoya, y disparando contra el magistrado Hernando Tapias Rocha, quien milagrosamente sobrevivió.
- Los restos humanos que entregó Medicina Legal no fueron plenamente identificados, confundiendo los cadáveres.
- La justicia colombiana años después dictó resolución de acusación por homicidio, intento de homicidio, secuestro, terrorismo e incendio contra los miembros del M-19 que participaron directamente en la toma y contra los que sabían, planearon y participaron directa o indirectamente en esta operación.
- El país decidió otorgar indulto y amnistía a los autores de esta masacre sin exigir verdad, justicia, reparación y no repetición. Las víctimas no fuimos tenidas en cuenta.
- El Estado fue condenado por falla del servicio al haber retirado la vigilancia del Palacio y por el exceso en el operativo militar.
- Nunca se adelantó la acción de repetición contra el presidente ni contra ningún miembro del gobierno.
- El Estado fue hallado responsable por los desaparecidos de la cafetería. La justicia colombiana condenó a altos oficiales del Ejército por su autoría en estos casos.
“40 años después se siguen diciendo mentiras sobre lo que sucedió. Se pretende presentar a los guerrilleros como mártires, siendo en realidad criminales y únicos responsables de la Toma. Se quiere mostrar que la fuerza pública actuó legítimamente cuando en realidad actuaron como verdaderos criminales. Ondear la bandera del M-19 en estos momentos en el Palacio de Justicia y sus alrededores, es una clara muestra de odio, de falta de respeto y de desprecio por la vida.
“Pero la verdad y la justicia prevalecerán”.