Hasta hace unos días, Federico Gutiérrez era el más seguro rival de Gustavo Petro en la segunda vuelta. Así lo vaticinaban todas las encuestas. Le había ganado el pulso a Petro al quedarse con el apoyo del Partido Liberal, la colectividad que tiene el mayor número de congresistas, sumando los senadores y representantes a la Cámara electos. La coalición del Equipo por Colombia estaba unida.

Fico tuvo un tono conciliador en la campaña. Fue cuidadoso, pocas veces agresivo y sus propuestas estaban basadas en el orden, el respeto a la democracia y las libertades y las oportunidades para todos. Pero los resultados no lo favorecieron. Sin embargo, pasó de ser un desconocido en buena parte del país a obtener más de 5 millones de votos, una cifra nada despreciable para quien aspira por primera vez a la presidencia.

La pregunta que surge es qué pasó con la organización política que lo acompañó, llenando plazas por el país, incluso con asistencias masivas inéditas. ¿La maquinaria no funcionó por completo? Fico, supuestamente, tenía el apoyo de toda la centroderecha. Pero, en los últimos tres meses, el candidato fue el principal blanco de los demás ,que querían quitarle el paso a la segunda vuelta. Aunque su votación fue notable, Fico perdió.

Él tampoco contaba con la disparada de Hernández a 20 días de la primera vuelta. Por más esfuerzos que hizo, como una incansable gira nacional, entrevistas en gran parte de los medios de comunicación y debates, eso no fue suficiente y el exalcalde de Bucaramanga le sacó casi un millón de votos de ventaja.

A Fico tampoco lo favoreció el actual momento que vive el país. Su propuesta de cambio terminó siendo menos efectiva que la de Petro y Rodolfo. De alguna manera, al candidato del Equipo por Colombia le hicieron mella otros señalamientos, en los que lo acusaron de ser supuestamente del grupo de “los mismos con las mismas”, a pesar de su origen político independiente.

Tal vez por esta razón no logró seducir a tantos jóvenes.Además, contrario a lo que ocurrió en 2018, cuando el presidente Iván Duque logró aglutinar en bloque al Centro Democrático, a los conservadores y a los partidos cristianos, o en 2014, cuando la llamada Unidad Nacional se la jugó toda con Juan Manuel Santos, en esta oportunidad prácticamente ningún partido llegó en bloque para apoyar a Fico.

El no haber sido un crítico empedernido del Gobierno le pudo haber restado algunos puntos, ya que los demás candidatos se dedicaron a hacer campaña a punta de descalificar a la administración Duque.

El Partido Liberal, por ejemplo, anunció su apoyo a Fico, con foto entre el candidato y el expresidente César Gaviria incluida, pero algunos líderes rojos con una estructura importante en regiones clave se fueron con Petro y movilizaron a su electorado, como el caso de Andrés Calle, en Córdoba, un departamento en el que el Pacto Histórico arrasó, y Luis Fernando Velasco, en el Cauca.

Y en Nariño había una especie de ‘coalición’ entre congresistas cuyos partidos estaban con Fico, pero no se movieron para apoyar al candidato del Equipo por Colombia, pues tenían afinidades en otras campañas. Se trata del senador Berner Zambrano (La U) y los representantes Felipe Andrés Muñoz (conservador), Gustavo Estupiñán (liberal) y Gilberto Betancourt (Cambio Radical), quienes estaban más cercanos al Pacto Histórico.

Prueba de que las estructuras regionales no se movieron como se esperaba fue lo ocurrido en el Atlántico, en el que tiene su hegemonía la poderosa casa Char, de Cambio Radical, pero donde Petro dobló la votación de Fico. Se esperaba que este fuera el departamento que dirimiera el pulso entre Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández.

De hecho, un congresista de la casa Char le dijo a SEMANA que “el esfuerzo ya se hizo hace dos meses en las (elecciones) legislativas”. ¿Será que el esfuerzo lo están guardando para la segunda vuelta Petro-Rodolfo, así el exalcalde de Bucaramanga no haga alianzas?

Malestar

Durante toda la campaña, el exalcalde de Medellín fue tildado por sus contendores como el candidato del Gobierno y del continuismo, una narrativa que buscó imponer especialmente el Pacto Histórico. Decían que era “el de Uribe” y “el del Gobierno”.

Así, Fico terminó sufriendo el desgaste de la clase política y dirigente del país. A pesar de que presentó una ambiciosa agenda social, en la que hablaba de entregar subsidios a la población vulnerable, estrategias novedosas para combatir la inflación y llamaba a la unidad, Fico no logró los votos requeridos para pasar a una segunda vuelta.A

postó en esta campaña por marcar profundas diferencias con Petro y lo comparó constantemente con Hugo Chávez. Para algunos analistas consultados por SEMANA, a pesar de su hoja de vida intachable, Fico habría cometido varios errores en su estrategia y habría desaprovechado algunas oportunidades.

 En este sentido, su personalidad conciliadora pudo haberle jugado una mala pasada, ya que en episodios que generaron polémica nacional, como el “perdón social” de Petro, la visita de Piedad Córdoba a los extraditables y la infiltración de su campaña, muchos consideran que se necesitaban unas salidas más contundentes de su parte.

Otros aseguran que haberse dedicado tanto tiempo a ser el “anti-Petro”, rebatiendo las propuestas del candidato del Pacto Histórico, terminó por opacar sus propias ideas. Y, cuando quiso mostrarlas, el tiempo ya era corto.

En contraste, tanto Petro como Hernández lograron imponer un discurso de cambio, una narrativa antiestablecimiento y canalizaron el malestar de una ciudadanía cansada de los privilegios para unos pocos y de una clase política rodeada de escándalos de corrupción. Aquí no importó que Gutiérrez hubiese inscrito su candidatura por firmas. Simplemente, se impuso la otra narrativa.

Para completar la tormenta perfecta en su contra, Fico fue víctima de una feroz campaña sucia, en la que quisieron vincularlo falsamente con el narcotráfico y otras organizaciones criminales. Lo curioso es que Petro, en el debate organizado por SEMANA y El Tiempo, terminó por reconocerle a Fico que no tenía enredos judiciales.

El abogado Miguel Ángel del Río, asesor jurídico del Pacto Histórico, también jugó un papel fundamental en la campaña de desprestigio contra Fico, pintándolo como un corrupto que buscaba comprar votos. “Claro que los tenemos infiltrados, tenemos a una persona en cada casa electoral, ya están adentro”, le dijo Del Río a esta revista, cuando reconoció que supuestamente habían infiltrado la campaña del candidato del Equipo por Colombia.

Poco después se descubrió la existencia de micrófonos en una de las sedes de campaña de Fico. El candidato denunció que también hubo una macabra alianza en su contra. “Se aliaron con una organización criminal para enlodar mi nombre”. Aunque no especificó a qué campaña hacía referencia, sí fue claro en asegurar que, en algunas zonas del país, el ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc “están diciendo a la gente que allí no puede aparecer un solo voto por Fico Gutiérrez”.

Esta estrategia de enlodar a su contrincante también estuvo a cargo de Sergio Fajardo, quien atacaba a Fico porque inicialmente era su principal contendor para pasar a segunda vuelta. El exgobernador de Antioquia recibió en su campaña al senador electo Ariel Ávila, quien se ocupó de la que él calificó como la campaña “anti-Fico”, que no era otra cosa que tratar de desprestigiarlo.

 Por su parte, Rodolfo Hernández tampoco perdió oportunidad para descalificarlo. Sin embargo, Fico fue muy claro. Tras recibir los resultados, aseguró que todos los ataques en su contra se le habían olvidado. Sin hablar con Hernández, anunció que va a votar por él en segunda vuelta y les pidió a sus 5 millones de votantes hacer lo propio “para no perder a Colombia”, argumentando que Petro, según él, es muy peligroso para el país.

Con todo esto, y a pesar de no haber obtenido el triunfo, Fico será decisivo en la segunda vuelta. Y, además, queda picando en punta para 2026. Así que, al final, también ganó.