Entre las muchas caras de una capital convulsionada aparece otra Bogotá, una que despierta con el rugido de los motores que, desde hace varios meses, se han tomado algunas de las principales vías para convertir a la ciudad en una pista de carreras que no perdona, que desordena, en la que se esconden delitos y que le ha quitado la tranquilidad y, hasta la vida, a los bogotanos.

Las autoridades han identificado a tres hombres como los presuntos líderes de las corridas nocturnas. Se graban y dejan su rastro en redes sociales. | Foto: Redes sociales

Durante meses, las autoridades han elaborado un diagnóstico que revela la magnitud del fenómeno de los piques ilegales, que ya dejó de ser una simple molestia nocturna. Es una estructura organizada, con líderes, rutas, horarios, segundas líneas, promotores, clubes, apuestas ilegales y un circuito económico que no encaja con la informalidad que aparenta.

La investigación comenzó por donde casi siempre empiezan estas historias: las llamadas ciudadanas al 123, que solo en lo que va de este año, ya completa un registro de 4.200 casos de piques ilegales.

De esas, el 24 % se da especialmente los viernes. Sin embargo, muchos de esos reportes llegaban con información incompleta, sin referencia a la vía, pero con la misma alerta sobre las carreras de motociclistas.

Al 123, solo en lo que va de este año, ya se completa un registro de 4.200 casos de piques ilegales. | Foto: Redes sociales

Las zonas en las denuncias se repetían con precisión casi cartográfica. La Candelaria, la Circunvalar a la altura del mirador, la Macarena, el deprimido de la 26 frente a Colsubsidio, la zona de la calle 60, cerca del Parque de los Artesanos, la calle 63, la calle 67, Engativá, los alrededores del aeropuerto y la Avenida Mutis.

Más al norte, la autopista en la calle 170, la calle 183, la carrera novena entre la 153 y la 159 se han convertido en lugares para el desarrollo de estos piques. Sectores donde la morfología de la vía (rectas largas, pendientes moderadas y pocas interrupciones) facilita el impulso de los motores y el despliegue de caravanas.

Varios videos muestran maniobras peligrosas, derrapes, carreras entre carros sin placas y motos modificadas. | Foto: Semana

El horario también terminó siendo un patrón predecible. Los picos de actividad se concentraban entre las 9:00 y las 11:00 de la noche, aunque el fenómeno empezó a mutar. Aparecieron reportes a las 8:00 p.m., otros a las 12 del día, algo que no ocurría antes, y varios en pleno inicio de la hora pico de la tarde.

Ponerle rostro

Los diferentes puntos que empezaron a unir las autoridades llevaron la investigación a otro nivel.

Varios de los corredores que fueron identificados dentro de los ‘candeleos’ nocturnos lucían la misma calcomanía, las mismas gorras, los mismos buzos. En decenas de publicaciones en redes sociales etiquetaban siempre a la misma cuenta, una página que se presentaba como la comunidad más grande de piques en Colombia.

En la Calle 26, en Bogotá, se están realizando piques ilegales en horas de la madrugada | Foto: Concejal Diana Diago

Lo primero que quedó en evidencia fue la existencia de un núcleo duro de corredores que nunca iban al frente. Se movían protegidos por otros vehículos, abrían paso entre caravanas de hasta 300 personas y parecían tener claro que la mejor estrategia para evadir a la Policía no era la velocidad, sino la protección colectiva. En esos operativos, las autoridades lograban detener a varios participantes, pero casi nunca a los líderes.

A medida que el seguimiento avanzaba, las piezas encajaban: los mismos nombres aparecían una y otra vez en los videos grabados con celulares de alta gama, drones y equipos de producción improvisados. Muchos mostraban maniobras peligrosas, derrapes, carreras entre carros sin placas y motos modificadas. También aparecían mujeres exhibidas como parte del espectáculo. Y, en varias publicaciones, ofertas explícitas de “niñas para la noche”.

Las apuestas son frecuentes y quedan registradas en videos donde se muestran bolsas de dinero que pueden superar los tres o cuatro millones por carrera. | Foto: Alcaldía de Bogotá

Las autoridades identificaron a personas que actuaban como articuladores de los piques, rodadas y ‘candeleos’; promotores que anunciaban los eventos, corredores que servían como gancho para atraer seguidores y talleres donde se hacían las modificaciones mecánicas.

No es solo una práctica desordenada. Era una red. Detrás de los corredores había clubes ilegales, asociaciones informales, tiendas de accesorios y discotecas que prestaban sus espacios para reuniones.

Las autoridades han logrado intervenir talleres, inmovilizar motos y documentar las conexiones entre los principales articuladores. | Foto: Archivo particular

Uno de los corredores que empezó a tomar protagonismo dentro de la noche bogotana es conocido por su alias, Biker 979. Era el mismo que, según los análisis de las autoridades, aparecía en videos circulando en contravía por la calle 26, esquivando transeúntes y grabando cada maniobra.

En abril de 2025 tenía cerca de 10.000 seguidores. Meses después, superaba los 80.000. También pasó de tener, presuntamente, un juego de solo dos motos a cuatro de alta gama. Se le relaciona también con la fundación de su propio club de corredores.

Fondos inexplicables

Otro de los líderes, a quien esta publicación le reserva la identidad por seguridad, parece tener una estructura económica difícil de explicar.

En cuestión de dos años, según la investigación, su patrimonio habría pasado de unos cuantos millones a más de 1.400 millones de pesos. Compró predios dentro y fuera de Bogotá, adquirió un balneario al que solía llevar a los grupos después de las rodadas y manejaba, indirectamente, un taller donde se hacían modificaciones de lujo a las motos que participan en los piques.

En redes sociales, este sujeto mostraba una vida de constante movilidad. Viajes frecuentes, vehículos de alta gama, apartamentos y motos; de hecho, gran parte del capital que exhibe está registrado a nombre de su esposa.

La estructura es más compleja de lo que parece. Las autoridades encontraron que algunos promotores actúan como “anclas”. Dan la señal, organizan el flujo, protegen a los corredores principales y coordinan la movida nocturna. En muchos casos, también están asociados con DJs, bares y empresas que usan las rodadas como plataformas de promoción.

Piques ilegales en Bogotá | Foto: Archivo particular

La economía detrás de la escena tampoco es menor. Las apuestas son frecuentes y quedan registradas en videos donde se muestran bolsas de dinero que pueden superar los tres o cuatro millones por carrera, rifas de carros modificados, venta de repuestos, gasolina subsidiada por talleres aliados y, en algunos casos, consumos de alcohol y drogas mientras se organizan.

Pero la estrategia es 360 grados. Los coordinadores, antes de su retirada, usaban señuelos, promocionaban una ubicación en redes para obligar a los agentes a desplazarse mientras la persecución verdadera ocurría kilómetros más lejos.

Hay una relación tensionante entre las autoridades y los promotores de los piques. | Foto: Archivo particular

Cuando las autoridades empezaron a presionar a los líderes, llegó la reacción. En un operativo en la Macarena este año, un agente fue atropellado.

En otro, la comunidad fue agredida. Y en varios grupos de WhatsApp circularon amenazas, incluida la posibilidad de poner una granada en un punto de control. Aunque luego bajaron el tono, la advertencia dejó claro que para algunos corredores la confrontación directa no era un límite.

En el momento más tensionante de la relación entre las autoridades y los motociclistas, apareció otro de los pesos pesados en las carreras. Fue él quien, según la investigación, promocionó la rodada del 25 de octubre que terminó colapsando por completo la NQS durante tres horas.

Cuando se anunciaron las restricciones para los motociclistas en el fin de semana de Halloween, hubo amenazas de bloqueos y paros. | Foto: Pantallazo video autor anónimo

También fue él quien, cuando se anunció la nueva restricción a motociclistas, llamó a bloquear la ciudad y a apoyar protestas en portales de TransMilenio. En redes amenazó al alcalde y a la Secretaría de Movilidad.

Pero cuando vio la magnitud del operativo dispuesto por las autoridades para Halloween, se retractó. Canceló la rodada, cerró grupos y pidió a sus seguidores no salir. La estrategia de las autoridades funcionó parcialmente.

Las llamadas a piques ilegales cayeron cerca del 90 % en la semana más crítica. En la siguiente rodada, solo diez vehículos salieron. Y, en paralelo, se logró intervenir talleres, inmovilizar motos y documentar las conexiones entre los principales articuladores.