En un lapso de dos años, John Stuart Bedoya, un conductor de vehículo de servicio de placa blanca en Medellín, vio cómo el canon de arrendamiento del apartamento en el que vivía en El Mirador de la Mota, en la comuna 16 - Belén, la más grande de la ciudad, se disparaba.

“Empecé pagando 1.050.000 pesos por un apartamento de 65 metros cuadrados en 2021, el incremento anual era del PIB, así que al año subió a 1.300.000, pero al otro año, en 2023, recibí tremenda sorpresa: me lo subieron a 1.800.000”, le contó a SEMANA.

Por sus ingresos, pagar ese canon de arrendamiento era imposible, así que a finales de 2023 tuvo que mudarse a un apartamento de 55 metros cuadrados y tres habitaciones, en un lugar de la ciudad más asequible.

“La solución fue irse para otro barrio, para la comuna 13, en San Javier. Allí el apartamento es más pequeño y la distancia para mi trabajo es más larga, cambió toda la dinámica de vida”, dijo el conductor, que ahora paga 1.200.000 pesos por el arriendo para vivir en un inmueble de 65 metros cuadrados.

Su caso no es único. Se escucha en las esquinas, se lee en las redes sociales, se comenta entre conocidos. “Pagar un arriendo en Medellín está imposible”, dicen.

El fenómeno encuentra explicación en el estudio ‘Disparidades regionales en los precios de arrendamiento de vivienda urbana en Colombia: una evaluación empírica’, publicado por el Banco de la República en septiembre.

“El hallazgo más notable es la consolidación de Medellín como el mercado de arrendamiento más costoso del país en 2024, superando a Bogotá. A estas le siguen las principales capitales de la Costa Caribe, mientras que diversas ciudades intermedias y de frontera se posicionan en el extremo opuesto con los niveles de precios más bajos”, encontraron Luis Armando Galvis Aponte, Adriana Ortega Arrieta y Adriana M. Rivera Zárate, los autores del informe de 60 páginas.

Panorámica de Medellín. | Foto: Cortesía: Alcaldía de Medellín.

Pero esa no es la única conclusión del estudio. Los expertos también pudieron establecer, con base en la Encuesta Nacional de Hogares del DANE que “la proporción de familias que viven en arriendo ha crecido de manera constante, superando a la propiedad en las principales cabeceras urbanas”.

“El caso de Medellín es, sin duda, la historia más notable del gráfico. Desde 2008 hasta aproximadamente 2017, su índice de precios se mantuvo relativamente estable, por debajo de Bogotá. Sin embargo, hacia 2017-2018 se observa un claro punto de inflexión: a partir de entonces inicia un ascenso rápido y sostenido que, para 2024, la lleva a superar a Bogotá y a consolidarse como la ciudad con el índice de precios de arriendo relativo más alto del país”, agregaron.

Para los expertos, los cambios económicos globales, el trabajo remoto y el incremento del turismo jugaron un papel importante para ese posicionamiento de la ciudad en ese lugar del costo de vivienda en arriendo más alto del país.

“Este sustancial ascenso no puede explicarse únicamente por factores económicos locales. El punto de inflexión post-2017 representa el momento en que las tendencias económicas globales como el auge del trabajo remoto, un tipo de cambio favorable para los extranjeros y el creciente atractivo de la ciudad como destino turístico y para expatriados, comenzaron a ejercer una fuerza sobre el mercado local superior a la de los impulsores económicos domésticos tradicionales”, indicaron.

Ejemplo de ello es el desplazamiento que han tenido que vivir, por ejemplo, familias tradicionales del barrio Manila, en El Poblado, donde los hostales, los restaurantes y las viviendas de estadía corta han llegado a ocupar sus espacios, pues el dinero se impone a su arraigo.

Francisco Vasco, un medellinense de 64 años, que lleva viviendo toda su vida en El Poblado, quien habló meses atrás con SEMANA sobre el tema de la gentrificación, se mostró preocupado.

“No entiendo tanto hotel, hostales, no entiendo la cantidad de establecimientos como esos, no solo en El Poblado, en Laureles, en Belén, no sé de dónde aparece tanta gente”, manifestó.

Aunque para los investigadores del Banco de la República sí es claro qué está pasando. “El mercado de arrendamiento en Colombia transita hacia una nueva configuración, marcada por la mejora en la calidad de la vivienda, la centralidad creciente del arriendo como forma de tenencia y una reestructuración jerárquica de los precios liderada por el ascenso de Medellín”.

De ahí que la gente diga que en Medellín “todo está caro”.