La segunda etapa de restauración del Claustro San Ignacio, en el centro de Medellín, permitió el descubrimiento de vestigios arqueológicos del primer acueducto de la ciudad.
Ocurrió durante las intervenciones en el patio de la calle Pichincha de ese edificio arquitectónico, que se realizan desde 2023 en esta segunda fase.
“Encontramos uno de los primeros impulsos de higienización en infraestructura que hubo en Medellín, el primero en un complejo arquitectónico, lo que vemos es parte del primer acueducto, que se conecta con el hoy Museo del Agua”, dijo Pablo Restrepo, responsable de mediación del Claustro San Ignacio Comfama.
El experto explicó que la estructura data de hace 220 años y conectaba en ese entonces con lo que llamaba el desarenadero.
“Esto hace parte de esa primera planificación de cómo vamos a ser como ciudad, cómo vamos a tratar el agua, no solamente la limpia sino también las aguas sucias, porque sabemos que ese proceso está íntimamente ligado con el buen vivir de una ciudadanía”, expresó.
De “estos espacios, sobre todo en estas ciudades, no se ha conservado tanto la historia, donde muchas veces por el afán de progreso se ha buscado construir lo nuevo, es importante para saber cómo era nuestra relación con el agua, con la idea de sociedad”, indicó Restrepo.
“Del hallazgo hace parte una acequia, que está transversal en el patio arqueológico del claustro, va hasta la quebrada Santa Elena, en el oriente de la ciudad, en un recorrido de aproximadamente cuatro kilómetros”.
“Ahí se nota que lo que se buscaba era prever que la ciudad iba a crecer hacia los lados”, añadió.
Las obras que permitieron este hallazgo hacen parte del plan para restaurar el espacio, cuya inversión de esta segunda etapa alcanzó los 19.000 millones de pesos, según Comfama.
“Al finalizar la intervención, en 2027, esta suma ascenderá a $ 93.000 millones, dinero que ha sido aprobado por el consejo directivo de la caja de compensación”, señaló la entidad.
David Escobar Arango, director de Comfama, se pronunció no solo sobre el importante hallazgo, también respecto a las obras dirigidas a fortalecer espacios educativos y culturales en el claustro.
“Con cada avance en el proyecto de renovación y repotenciación de nuestro Centro Cultural Claustro Comfama San Ignacio ratificamos que la cultura y la educación son esenciales en un proyecto social como el nuestro. A partir de este espacio y sus contenidos estamos contribuyendo a consolidar una sociedad más justa, en la que es posible transformar la vida de las familias e inspirar a las empresas de Antioquia. Aquí vemos materializado el aporte enorme que le hace la compensación al país, gracias a la confianza que las empresas depositan al sistema del subsidio familiar. Con proyectos como este, cuidamos nuestro patrimonio, abrimos caminos para la formación y el conocimiento y disfrutamos del arte y la cultura”, expresó.
El claustro, cuya entrada es gratis, se encuentra entre la carrera 48 con calle 48 y 49 en pleno centro de Medellín y consta de un espacio de 12 mil metros cuadrados.
“Desde que comenzó la restauración el claustro nos ha llenado de sorpresas. En la primera etapa se reveló un mural oculto tras siete capas de pintura, ventanas arqueológicas y calas estratigráficas que dan cuenta de los cambios que ha tenido el edificio”, informó Comfama.
Y “durante la segunda etapa, el equipo de arquitectura realizó un hallazgo arqueológico en la excavación del patio cercano a la entrada de la calle Pichincha, descubriendo vestigios de lo que fue el primer acueducto que tuvo Medellín, con estructuras originales del antiguo edificio que fueron preservadas. Ahora, estos hallazgos conviven con el espacio y todos los visitantes que llegan hasta el claustro pueden conocerlos, hacerse preguntas sobre la historia de Medellín y acercarse al patrimonio, ese puente entre el pasado y el futuro que nos brinda la cultura”, agregó.
Este trabajo, calificado de riguroso por los expertos, llevó a que el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) lo reconociera por el manejo responsable de un hallazgo de gran importancia para la historia patrimonial de Medellín.
Ahora, el claustro cuenta con “un Patio Teatro, salas para edición de audio y video, espacios museográficos, cafés, terraza y nuevas aulas, biblioteca general e infantil con más de 31 mil títulos en su colección, una mediateca con siete mil contenidos audiovisuales, laboratorios y cocinas con tecnología de última generación para prácticas culinarias, además de talleres especializados en oficios y artes que rescatan expresiones artesanales como joyería, carpintería, ebanistería y artes gráficas, conectando la cultura con las posibilidades de tener un oficio para la vida laboral”, manifestó la entidad.