Antes se pensaba que el cambio de mando en un país se daba fácilmente y que no era sino reemplazar las empolvadas fotografías del líder de turno colocadas en escuelas y entidades públicas por las del nuevo mandatario en actitud heroica con la bandera nacional de fondo y en ocasiones acompañado de su esposa, hijos, nietos o mascotas.
Incluso en un período más corto que largo, un régimen autoritario va penetrando sigilosamente en todos los poderes del Estado, incluyendo el Judicial y el Legislativo. Pero también en las fuerzas armadas, en el magisterio, en los medios, en las iglesias, en los sindicatos y en las empresas. Mejor dicho, en todo. Los servicios de inteligencia siempre han sido la llave maestra de ese proceso: desde Chile hasta Cuba, para no mencionar a otros países.
En el caso de Venezuela hay muchos interrogantes. Algunos creen que, ante un eventual cambio del régimen y la salida de Maduro, al otro día María Corina Machado y Edmundo González se dirigirán en marcha triunfal por las calles de Caracas hacia el Palacio de Miraflores, en forma parecida a la entrada de Simón Bolívar a Bogotá después de la batalla de Boyacá o a la del general Rafael Reyes a la capital como vencedor en la batalla de Enciso.
En Venezuela hay un grupo importante que apoya al régimen. Es por lo menos un 30 %, como en otros países. Muchos generales en servicio activo o en retiro, incondicionales del régimen, presiden importantes agencias del Estado y han construido en esas entidades fortines maduristas. En otros estados colocan a amigos y copartidarios. ¿Qué va a hacer allá un nuevo gobierno con la administración de justicia, cooptada por el régimen anterior? ¿Cómo se reconstruirá la industria petrolera para poner a Venezuela a producir 6 millones de barriles diarios, como se ha anunciado? ¿Cómo se reestructurarán las fuerzas armadas?
¿Cómo actuará el nuevo gobierno venezolano con los grupos armados colombianos que se encuentran allá, reforzados seguramente con los colectivos, los círculos bolivarianos y demás grupos de la “primera línea” organizados por el gobierno saliente? ¿Cómo actuarían en el caso de que en Colombia no triunfara el petrismo?
En Venezuela habría, como lo han anunciado, una apertura total para atraer inversiones de todo tipo. No solo norteamericanas, sino árabes y … de los chinos, que están metidos en todas partes. No hay otra forma de resucitar al país.
Los opositores dicen que están listos para asumir todos los retos de tal manera que, parodiando el lema de Trump, Make America Great Again, harán nuevamente a Venezuela un emporio de riqueza.
Ya veremos. Lo único cierto es que hay muchos interrogantes, cualquier cosa puede pasar… y aunque no se crea, la vida de muchos colombianos dependerá de eso.