Una viceministra se roba un crédito del Icetex y un grado universitario y no pasa nada. Un ministro con siete procesos judiciales abiertos, ícono mundial en descaro penal y político, que insulta a la magistrada que lo investiga, y tampoco pasa nada. Un presidente que tiene clarísimos problemas de consumo. ¿Y? Nada. Es más, este último personaje todavía cuenta con un 30 por ciento de apoyo, ¿qué no hemos entendido en la oposición?

Todos los días en la calle la gente me pregunta: ¿por quién vamos a votar? Con tristeza le tengo que decir que aún no lo sé y al final terminar con “el que derrote a este populismo que está acabando con el país”. ¿Será que otra vez, como hace cuatro años, nos va a tocar votar por el que sea? No hay un candidato en ese ramillete de egos que genere ilusión, que genere esperanza. Sí, dicen lo correcto en cuanto a Petro y su gobierno el más corrupto de la historia. Sí, reaccionan de la manera tradicional a las barbaridades de sus ministros. Pero no mueven la aguja, ¡que desespero!

Hace unos meses un grupo paisa hizo una encuesta entre los petristas. Dos conclusiones. La primera, hay un 10 por ciento que con fe ciega cree a ojo cerrado. Si graban a Petro vomitado y cagado después de una rumba, algo que ha pasado, y lo ponen al aire en redes; ese 10 por ciento dice: es falso, es un montaje o pobrecito estaba enfermo. El otro 20 o 25 por ciento tiene claro que no ha sido buena la gestión, que hay corrupción, pero dice que el progresismo le da esperanza. No creen en el otro lado, están cansados con más de lo mismo y dicen entre otras cosas que nadie les genera ilusión o esperanza.

Estados Unidos ya vivió esto con la elección de Donald Trump, dos veces, y la elección del nuevo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani. Trump le habló a un americano aburrido con lo mismo de siempre, al que lo dejó de lado la globalización y lo empobreció y que harto de la batalla cultural votó dos veces por él. Es más, entre un gobierno y otro, los demócratas eligieron a Joe Biden, un representante claro del más de lo mismo. Una especie de Iván Duque en Colombia. En ambos casos la reacción fue Trump por segunda vez y Petro en Colombia.

Lo de Mamdani es distinto, Nueva York es la ciudad más rica del planeta. Pero es igual, pues les llegó a unos jóvenes que ganan muy bien pero no les alcanza para la vivienda, el costo brutal de las cosas los está alcanzando y la deuda por los préstamos universitarios es impagable. Y su candidato rival era otro Joe Biden, Andrew Cuomo, quien lleva más de 30 años en la política de Nueva York, y fue gobernador del estado de 2011 a 2021.

Pero lo más interesante de esto es lo que escribió Peter Thiel*, fundador de Palantir y uno de los grandes inversionistas de Silicon Valley, a sus amigos Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y a otros grandes empresarios en un memorando en 2020. El memorando habla del desencanto de los jóvenes con el capitalismo y cómo creen que el socialismo es algo mejor. No es que sean socialistas, dice, es que la brecha entre lo que sus padres lograron y ellos van a poder lograr es tan grande que sienten que el capitalismo no les funciona.

Petro ha logrado vender ese discurso y lo hace muy bien. Sus bodegas facilitan que llegue a millones, pero también sus mensajes caen en un campo listo para escuchar. La oposición sigue enganchada en responder a Petro, culpable yo también, y no en hablarles a esos colombianos que quieren esperanza. Un ejemplo: Petro acabó con el sistema de salud, gran columna de Ricardo Silva** por cierto, y nadie se lo cobra como debe ser y con propuestas de reparación y de futuro. Esta es apenas una de las oportunidades perdidas por los candidatos en este y decenas de otros temas. Por eso ninguno mueve la aguja.

¿Será que por fin un candidato, o los empresarios o cualquiera que esté preocupado por este país, va a hacer el trabajo de entender esa desilusión, esa rabia, esa desconfianza y esa desesperanza que tiene el petrismo blando, o el 20 o 25 por ciento de los colombianos? Solo entendiendo ese problema vamos a poder encontrar verdaderas ideas, propuestas y soluciones que muevan la aguja.

En la encuesta de los empresarios paisas casi el 100 por ciento del petrismo blando dice que si no hay algo distinto al otro lado votarán por el que diga Petro. No hay nadie en ese ramillete que les hable a ellos. Desde Claudia López pasando por Fajardo y hasta Abelardo o Vicky lo que ellos ven es más de lo mismo. Creen que si pasan a segunda vuelta ganan la Presidencia, más aún cuando al otro lado va a estar un radical comunista como Iván Cepeda. Los progresistas no lo ven así, pero el cálculo político es ese. Y la oposición sigue en su camino jugándole a Petro y a ese 40 por ciento que va a votar contra Petro a como dé lugar.

¿Y el 30 por ciento en la mitad? Está en juego y nadie le para bolas, nadie lo entiende y nadie lo ilusiona. Por ahora, ojalá.

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*https://www.thefp.com/p/peter-thiel-capitalism-isnt-working-for-young-people** https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/burladero-3508690