El Gobierno Petro no pasó la prueba de coherencia sobre la fusión de Tigo y Movistar, quedó desnudo en la autorización, que en la práctica autoriza la consolidación del duopolio más concentrado del sector TIC en América Latina y en el mundo.
La decisión sobre esa operación tenía tres caminos que pasaban por las manos de Cielo Rusinque, la superintendenta de Industria y Comercio. Uno era negar la integración, el segundo era aprobarla talcual fue radicada y el tercero imponer una serie de condicionamientos. Tomó este último atajo en contravía a la línea retórica de Petro, pues no impidió la instauración, al final, de un mercado TIC con 93 por ciento de la industria en un cartel, con índice de concentración (IHH) de 4.378 puntos, ante cualquier condicionamiento es un grito a la bandera.
La decisión de Rusinque-Petro contradijo a la CRC y a otras instituciones, que advirtieron de los nocivos efectos de esta integración en intervenciones radicadas ante la SIC. Mencionaron que “se aumenta de forma importante el riesgo de los llamados efectos coordinados, haciendo referencia al riesgo de que, tras una operación de concentración, las empresas que permanezcan activas en el mercado puedan encontrar condiciones más propicias para alinear sus estrategias comerciales de manera paralela, sin necesidad de acuerdos formales; lo cual puede traducirse en una reducción sustancial de la presión competitiva y, en consecuencia, en perjuicio para los consumidores en términos de precios, calidad o variedad de servicios” (concepto Mintic a la SIC). No se reparó en que el Dane afirma que el 45 por ciento de quienes no acceden a internet lo hacen por su alto costo y que las estimaciones oficiales indican que, con esta integración, los precios aumentarían entre 22 y 30 por ciento.
El supuesto Gobierno de “izquierda” se irá con esta mancha imborrable al dejar como legado un inicuo duopolio TIC, pese a que, como Petro lo dijo en un acto en la Quinta de Bolívar, la cesión a Millicom, que se quedará con Tigo y Coltel y con la parte del Ministerio de Hacienda (32,5 por ciento), le permitiría resucitar a Telecom “para conectar por fibra óptica a Colombia con China”. Será una privatización disfrazada de un activo estratégico que conserva el Estado, pese a que el mismo Petro dijo que, de no haberse liquidado Telecom, Colombia sería un país “desarrollado y con equidad social y habría paz y cero narcotráficos” (X, 6/11/25). Dos aspectos más que rondan esa decisión de la SIC. En los próximos días, el Consejo de Estado podría pronunciarse sobre una demanda que cuestiona el nombramiento de Cielo Rusinque, en la que se sostiene que no cumple con los requisitos técnicos establecidos por su nula formación académica en materia de competencia y porque su cercanía política con el presidente vulnera el principio de independencia, ese criterio que impuso la Ocde para que las entidades de vigilancia no se vuelvan armas de conveniencia política. De tener razón los demandantes, se abriría un debate jurídico sobre la validez del acto resolutivo 94169 de 2025, expedido por alguien que no cumplía con los requisitos para ocupar el cargo.
El otro hecho es que a los intereses de Millicom por adquirir el 100 por ciento de Coltel y el 51 por ciento de Tigo a EPM se suma el propósito de Movistar por vender su parte en la primera por 600 o algo más millones de dólares. Por eso fue llamativo que Pedro Sánchez, presidente de España, estuviera tan cercano a Rusinque en la cumbre Celac-UE (ver @cielo_rusinque, 10/11/25) al tratarse de una parte interesada, ya que entre el Gobierno de ese país, el BBVA y la Caixa de Barcelona poseen el 30 por ciento de las acciones de Telefónica (la dueña de Movistar), la cual está entre las diez primeras empresas del índice bursátil Ibex. ¿Cuánto tuvo que ver Sánchez? ¿Permitir tan enrevesada operación fue un logro oculto de dicha reunión intercontinental? Bueno que Rusinque aclarara si trataron el tema en el cálido encuentro.
(https://www.marketscreener.com/quote/stock/TELEF-NICA-S-A-68962/company/)
Así las cosas, Petro, quien se presenta como el presidente que vino a enfrentar a los monopolios, terminaría fortaleciendo un mercado dominado por dos gigantes privados, Claro, de América Móvil, de Carlos Slim, y Millicom, sociedad en la que el accionista mayoritario es el francés Xavier Niel, el yerno de Bernard Arnault, el quinto más rico del mundo (lista Forbes). En tanto, el Estado colombiano se retirará con un cheque cuyo destino nadie conoce.
Presidente Petro, gobernar no es tuitear, es decidir sin traicionar su carreta y, en una paradoja, la SIC, cuya función es defender la libre competencia, aquí la eliminó, acaba con los operadores marginales y crea barreras de entrada para cualquier otro. ¡Viva el duopolio!