El paso de 3I/ATLAS por el Sistema Solar ha abierto un amplio debate público, mientras el profesor de Harvard Avi Loeb sostiene que este objeto interestelar exhibe comportamientos tan inusuales que podrían apuntar a tecnología no humana, otros especialistas en ciencias planetarias consideran que sus características encajan dentro de lo esperable para un cuerpo helado procedente de otra estrella.

En medio de la discusión, un reconocido astrónomo estadounidense decidió responder punto por punto a las hipótesis más llamativas de Loeb.

Un llamado a la cautela científica

Jason Wright, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania, publicó un extenso análisis en su blog en el que aborda las “peculiaridades” atribuidas al cometa.

El académico consultó a voces destacadas en el estudio de cuerpos menores entre ellos Steven Desch, Michael Busch, Qicheng Zhang y Marshall Eubanks, para revisar la información disponible y evaluar si realmente existen las ‘anomalías’ que permitan considerar un origen artificial.

Jason T. Wright sostuvo que la trayectoria y actividad del objeto coinciden con lo esperado para un cometa interestelar. | Foto: Penn state, Audrey Chambers

Wright dejó clara su postura desde el inicio: “Cabe destacar que ningún científico planetario da crédito alguno a las afirmaciones de Avi”, además, también comentó que: “También es cierto que no soy científico planetario”.

Según detalló, no se trata de miedo a plantear escenarios que involucren vida fuera de la Tierra, sino de mantener la coherencia con el conocimiento acumulado sobre cometas, de hecho, el propio Wright dirige un centro dedicado a investigar posibilidades de vida en otros mundos, por lo que asegura que el campo está lejos de cerrarse a hipótesis arriesgadas.

Para el astrónomo, el punto de partida es sencillo, los cometas rara vez se comportan de manera uniforme.

“Los cometas son como los gatos: tienen cola y hacen lo que les da la gana”, explicó en tono coloquial, incluso recordó que existen cometas sin cola, otros extremadamente oscuros y algunos tan variables que sorprenden a los equipos que siguen su trayectoria.

Por eso, afirma, calificar de “anómalo” a un cometa es casi una formalidad, no una excepción.

Las anomalías que abordó Wright

Wright revisó una por una las anomalías que Loeb califica como indicios de ingeniería extraterrestre, en las cuales varias de ellas afirmó que parten de interpretaciones estadísticas incorrectas o de comparaciones que no utilizan las mediciones reales del objeto.

Entre los planteamientos discutidos figuran:

  • La orientación de su órbita: Loeb la presenta como una coincidencia improbable. Wright sostiene que el cálculo se basa en una lectura sesgada: elegir detalles de la órbita tras conocerlos para estimar probabilidades genera resultados engañosos.
  • La presencia de una anticola: Aunque llama la atención, Wright recuerda que este fenómeno ya se ha visto en otros cometas y que sus causas naturales están descritas desde hace décadas.
  • La masa estimada del núcleo: El experto afirma que Loeb usa un nivel de precisión irreal en la medición de la aceleración del objeto, lo que distorsiona los resultados.
  • Los acercamientos a determinados planetas: Según Wright, no hay nada extraordinario en que un objeto que recorre la eclíptica pase relativamente cerca de algunos cuerpos y lejos de otros.

El astrónomo también abordó fenómenos que sí lucen inusuales como la composición química del gas que arroja el cometa, la baja presencia de agua o una polarización más extrema de la luz, pero insistió en que todos esos rasgos siguen siendo compatibles con su naturaleza helada.

Muchos cometas del propio Sistema Solar, recordó que: “la cuestión no es si 3I/ATLAS es anómalo: proviene de otro Sistema Solar, ¡así que por supuesto que es anómalo! La cuestión es si es tan anómalo que existe alguna razón para pensar que es algo distinto a un cometa."

En cuanto a la aceleración que no encaja del todo con la gravedad solar, Wright señaló que las mediciones aún son inciertas debido a la dificultad de pinpointar con exactitud la posición de un objeto difuso. Y aun si el valor fuese correcto, agregó, no sería algo incompatible con la pérdida natural de material al acercarse al Sol.

Al final de su repaso, el científico fue contundente: ninguna de estas características apunta hacia una máquina construida por otra civilización, “No hay razón para que una nave espacial haga esas cosas. En cambio, hay muchas razones por las que un cometa de otro sistema solar sí lo haría” señaló.