Seguramente, al navegar por alguna página de internet, se ha encontrado con el aviso que solicita aceptar las cookies. Aunque puede resultar molesto, las cookies son pequeños archivos que se almacenan en el navegador y permiten recordar información relevante, como preferencias de navegación, idioma, productos añadidos al carrito en una tienda en línea o datos para personalizar anuncios. Gracias a esto, cada sesión puede adaptarse a los intereses del usuario.
No obstante, con el paso del tiempo, estas cookies se acumulan y pueden afectar la experiencia. El navegador llega a almacenar cientos o incluso miles de ellas provenientes de diferentes sitios web. Esta saturación puede hacerlo más lento e incluso causar errores al cargar determinadas páginas.
Más allá del desempeño del navegador, su acumulación también puede representar un riesgo de seguridad. Algunas cookies almacenan información relacionada con sesiones abiertas en páginas web, como redes sociales o servicios bancarios. Si un ciberdelincuente logra interceptar una de estas cookies, podría acceder a la cuenta sin necesidad de ingresar la contraseña.
“El secuestro de sesión (a veces llamado secuestro de cookies, secuestro lateral de cookies o secuestro de sesión en TCP) ocurre cuando un atacante se apodera de su sesión de Internet. Esto puede ocurrir cuando compra en Internet, paga una factura o consulta su saldo bancario. Los secuestradores de sesiones suelen tener como objetivo navegadores o aplicaciones web, y su propósito es tomar el control de su sesión de navegación para acceder a su información personal y contraseñas”, explican desde Kaspersky.
Es importante aclarar que las cookies no son algo negativo en sí mismas; cumplen funciones necesarias para mejorar la navegación. Sin embargo, cuando se almacenan de manera masiva, incrementan los riesgos de seguridad que existen en internet y pueden ser aprovechadas por ciberdelincuentes.
De acuerdo con Computer Hoy, es recomendable eliminarlas al menos cada dos semanas para mantener la seguridad del navegador, especialmente aquellas que provienen de sitios que no generan confianza.
Además, expertos en ciberseguridad aconsejan evitar el uso de redes wifi públicas. Aunque pueden resultar convenientes, muchas no cuentan con los estándares de protección adecuados, lo que permite que piratas informáticos puedan interceptar cookies de sesión y utilizarlas de forma maliciosa.
Por último, es fundamental revisar cuidadosamente los sitios que se visitan. Las páginas confiables, como bancos, proveedores de correo electrónico o comercios en línea, cuentan con medidas de seguridad avanzadas, entre ellas que la URL comience con “https”, donde la letra “s” indica conexión segura.