El cometa 3I/Atlas, reconocido como el tercer objeto interestelar que ingresa al sistema solar, volvió a captar la atención de la comunidad científica tras un inesperado comportamiento. En los últimos días, astrónomos de distintos países —tanto expertos como entusiastas— quedaron sorprendidos tras la revelación de una serie de imágenes por parte de la NASA.
En la imagen del objeto interestelar —descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio Atlas en Chile y desplazándose a unos 60 km/s desde un antiguo sistema estelar— se aprecia un aumento repentino en la longitud de su cola, que dejó atrás su apariencia inusual para adoptar una estructura más convencional, extendida por decenas de miles de kilómetros.
Esta anomalía no es nueva: desde su hallazgo, el objeto mostró una inusual “anti-cola”, un chorro de material dirigido hacia el Sol en lugar de alejarse de él. Según reportó DW, este comportamiento contradice lo observado en los cometas habituales y fue la primera señal de que se trataba de un cuerpo excepcional.
El análisis químico de esa estructura reveló una mezcla inesperada de dióxido de carbono, agua, rastros de cianuro y una aleación de níquel que solo se ha identificado en procesos industriales humanos.
Esta combinación desconcertó a los investigadores, y observaciones realizadas en septiembre de 2025 con el Telescopio Óptico Nórdico, en las Islas Canarias, confirmaron la peculiar formación. Algunos investigadores incluso llegaron a describir su orientación como una posible “maniobra deliberada”, debido a lo atípica que resultaba.
La verdadera sorpresa, sin embargo, surgió en noviembre. Imágenes revisadas posteriormente por la NASA, mostraron que la anti-cola había desaparecido para dar paso a una cola tradicional, extendida abruptamente en dirección contraria al Sol.
Según mediciones del Hubble y del telescopio James Webb, esta nueva cola alcanza decenas de miles de kilómetros, impulsada por una pérdida de masa cercana al 13 % después del perihelio y una aceleración anómala no explicada por la desgasificación habitual.
También, detectaron un cambio notable en el color del cometa, que adquirió tonos azulados asociados con monóxido de carbono ionizado, además de una polarización extrema de la luz, un rasgo sin precedentes en cuerpos de este tipo.
Pese a sus inusuales características, el cometa 3I/Atlas no supone ninguna amenaza de colisión con la Tierra. Según los datos revelados por los expertos de la NASA el 19 de noviembre, el cometa interestelar “pasará a unos 274 millones de kilómetros de distancia” —equivalentes a 170 millones de millas—, casi el doble de la separación habitual entre la Tierra y el Sol.