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En octubre de 2020, el Banco de la República compró la instalación "Delito y ornamento" (2019) de Juan Sebastián Munera. Imagen cortesía del Banco.
En octubre de 2020, el Banco de la República compró la instalación "Delito y ornamento" (2019) de Juan Sebastián Munera. Imagen cortesía del Banco. | Foto: En octubre de 2020 el Banco de la República compró "Delito y ornamento" de Juan Sebastián Munera. Imagen cortesía del Banco.

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En 2020, el Banco de la República se dedica a comprar e investigar arte colombiano

El Banco de la República es dueño de una de las colecciones de arte más importantes del país, y tiene una vocación permanente de coleccionismo. Arcadia habló con María Wills, directora de la Unidad de artes y otras colecciones del Banco de la República, sobre su actual estrategia.

Cristina Esguerra
24 de noviembre de 2020

¿Cómo comienza la colección de arte del Banco de la República y cuáles son sus lineamientos?

El Banco comienza a coleccionar arte en 1957, cuando realiza un salón de arte moderno. Se decide que el arte moderno entre a formar parte del eje de promoción cultural de la institución, que busca impulsar, promover y proteger el patrimonio cultural de los colombianos.

Al principio la colección estaba ligada a la Biblioteca Luis Ángel Arango, y sus proyectos iniciales tuvieron que ver con la modernidad en el país. Se quería hacer una promoción de lo local, pero anclada en lo latinoamericano y en lo global para situar el arte colombiano en contexto.

El Comité asesor de artes plásticas del Banco es el que aprueba las nuevas adquisiciones de la colección. ¿Cómo funciona y cómo se toman las decisiones?

El Comité es un ente asesor externo que se crea para garantizar la neutralidad de la colección. Es la modalidad con la que funcionan todos los museos del mundo. Se busca la asesoría de expertos, y se abre un espacio para la reflexión, el debate y el análisis sobre los lineamientos de la colección, y los artistas y las obras que deberían formar parte de ella.

El Banco de la República es la única institución del país que tiene una vocación de coleccionismo permanente.

A los miembros del comité los nombran el gerente y la subgerente cultural de banco. Son 10 personas que se reúnen varias veces al año para estudiar las propuestas recibidas, y establecer las posibles líneas de trabajo para la colección. Como directora de Unidad de artes y otras colecciones del Banco de la República, hago parte del comité.

Si alguien renuncia, se busca un nuevo miembro. En este momento tenemos personas como la maestra Beatriz González y el maestro Santiago Cárdenas que llevan 25 años asesorando al banco. Ellos traen consigo la memoria de la colección, que tiene más de 6.000 piezas. Pero también hay personas que llevan menos tiempo en el comité. Hay coleccionistas, expertos en arte...

Actualmente las nuevas adquisiciones van de la mano de las investigaciones artísticas y culturales que realiza la institución. ¿Cómo les ha ido con esta metodología?

Eso ha sido reciente. Consolidamos un área de curaduría y de exposiciones temporales muy fuerte, con investigadores que conocen bien la colección, y que pueden hacer varias exposiciones temporales que se muestren en Bogotá y que circulen por la red cultural regional. Eso es clave para el banco.

Nuestras líneas curatoriales plantean revisiones históricas que entran en diálogo con lo que está pasando actualmente. La exposición Tierra de por medio, por ejemplo, hablaba sobre la tenencia de la tierra en Colombia a través de obras de arte contemporáneo y de cruces históricos con el siglo XVIII y XIX. Y Habitación compartida planteaba bellísimas ideas sobre el arte y la decoración, y su relación con cuestiones de género.

En este momento centramos las investigaciones en el tema de la identidad del arte en Colombia. Trabajando de la mano con todas las colecciones del banco -la del Museo del Oro, la de la Biblioteca Luis Ángel Arango...etc-, estamos proponiendo narrativas amplias que abarcan otros tipos de pensamiento y otras estéticas, como son, por ejemplo, el arte popular y el indígena.

Colombia es un país diverso, y es importante explorar e investigar esa diversidad y esa multiplicidad de maneras de entender lo que quiere decir arte, cuestionando así los cánones estéticos que suele determinar la voz cantante de una época, o la tradicional narrativa de la historia del arte nacional.

En estos meses de pandemia, el Banco decidió apostarle a coleccionar la obra de artistas locales. ¿Cómo se llegó a esa decisión y cómo la están implementando?

El Comité decidió que este año se iba a comprar arte colombiano a galerías colombianas, y que la investigación curatorial iba a centrarse en la escena local. Eso no quiere decir que se hayan cancelado las adquisiciones ni las exposiciones de arte internacional. Están aplazadas porque en este momento la prioridad es apoyar a los artistas y a las galerías locales.

Esa decisión también tuvo que ver con temas prácticos porque, por ejemplo, montar una exposición internacional en este momento implicaría gastar toda la energía del equipo, mientras que enfocarnos en lo local nos permite hacer más cosas.

¿Cambiará la pandemia la posición de coleccionismo del Banco a largo plazo?

La política no cambia, de hecho sigue igual. Mirar e investigar lo local siempre ha estado de primero en el orden del día. No es que sea consecuencia de la pandemia. Simplemente se pusieron de lado las ofertas internacionales porque sí creo que es un momento de solidaridad nacional.

Esa solidaridad nacional no sólo se ve reflejada en la decisión de aplazar las adquisiciones internacionales, sino también en la creación de proyectos como Interior/Exterior: Intercambios artísticos en época de pandemia, con los que buscamos apoyar a los artistas para que puedan seguir creando en estos tiempos de crisis. En Interior/Exterior quisimos, además, que hubiera un diálogo entre artistas. Cada uno de ellos escribía las instrucciones para crear una obra, e interpretaba las de un colega.

El banco ya venía trabajando con artistas en proyectos enfocados en promover la creatividad. Tenemos uno que se llama Obra viva, en el que un artista de trayectoria colabora con una comunidad para producir una obra de arte colectiva.

Con la pandemia hemos tenido más tiempo -tanto a nosotros como a nuestro público- de revisar esos proyectos al detalle y divulgarlos con mucha más fuerza.


En ArtBo Temporada, María Wills habló con Claudia Segura, curadora del Museu d’Art Contemporani de Barcelona, sobre cómo se han adaptado ambas instituciones para responder a los tiempos de pandemia, y el impacto que ello ha tenido en sus estrategias de coleccionismo. La charla se titula: “Coleccionar en 2020: ¿Un punto de giro para las colecciones institucionales?” Vale la pena.


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