Sara Trujillo, gerente general de Hernando Trujillo. | Foto: Santiago Gutiérrez Viana

Cambio de mando en Hernando Trujillo

Sara Trujillo, la hija menor de Hernando Trujillo, y nueva gerente de esa empresa de confecciones, le cambia de marcha al negocio. Sus planes para reposicionar la marca y expandir el negocio. Un caso interesante de sucesión en empresas familiares.

Santiago Gutiérrez Viana
25 de febrero de 2011

No es la regla general en las sucesiones de las empresas familiares. De hecho, casi nunca queda el manejo de la compañía en manos de la menor de siete hermanos. Menor y mujer parecería ser el obstáculo perfecto para impedir la llegada a la oficina de la presidencia. Pero eso ocurrió con Sara Trujillo, la gerente general desde hace seis meses, de la emblemática fabricante y distribuidora de confecciones Hernando Trujillo, que esta semana abre su nueva planta de producción.

 

Para ella, el nombramiento fue la culminación de un proceso. “Siempre soñé con ser la gerente general de la compañía. Me preparé para eso”, dice. Es una condición que está en su sangre desde el principio. “Crecí en la compañía, jugué en la compañía”, recuerda. Pero adicionalmente Hernando Trujillo, su padre y hoy consejero de la firma, le abrió espacios para que desarrollara sus habilidades gerenciales. Una de esas posibilidades fue la de haberle patrocinado un MBA de la Universidad Xavier en Cincinatti, Estados Unidos.

 

Pero no hubo nada regalado en su camino a la gerencia. No solo tuvo que compartir y competir con sus seis hermanos que también trabajaban en la empresa, sino que hizo la carrera desde el principio. Empezó en producción y una de sus tesis de estudios fue sobre sistemas de información para producción.

 

A pesar de lo extraño que hubiera parecido el nombramiento, no fue traumático porque la familia había comenzado en 2005 un proceso de ordenar su proyecto. Con expertos en empresas de familia establecieron un consejo de familia, un protocolo familiar, acordaron que era un buen momento para que la junta directiva tuviera miembros externos y consiguieron que las cuatro generaciones de Trujillos estuvieran listos para hacer una transición fácil de la gerencia. El trabajo terminó con que Hernando Trujillo nombrara a su hija Sara.

 

Lo que viene
Ahora la tarea de la nueva gerente no es sencilla. “Estamos en plena renovación y reinvención de la compañía”, dice. Lo más importante está en reposicionar la marca. “La marca quedó como en el limbo por un tiempo. No se renovó”, dijo.

 

Quiere participar de nuevo con fuerza en el negocio azaroso de la moda. Una actividad en la que hay que reinventarse continuamente para mantenerse vigente. “El mundo se ha casualizado y eso trae consecuencias importantes por ejemplo, para quienes fabrican corbatas”, menciona Sara Trujillo como ejemplo.

 

Pero aunque sea un sector en cambio permanente, hay que tener una definición clara del producto. No se puede ser todo para todos, sino trabajar productos de nicho. De allí que ella definan sus diseños como de vestuario formal-casual, para hombres y mujeres ejecutivas, de 30 a 35 años, contemporáneos, agresivos en lo profesional. “Son personas que necesitan hacer de su imagen una carta de presentación” señala.

 

Piensa modificar un poco sus diseños, pero no con grandes transformaciones, porque los ‘clásicos’ como los blazers, no se pueden cambiar radicalmente. “Se renuevan siluetas, textiles, insumos”, explica.

 

También es crucial tener una estrategia clara de mercadeo. Quiere enfocarse por ahora en Colombia donde tiene 20 almacenes y en Ecuador donde tiene cinco en Quito, Guayaquil y Cuenca. En esos países cambiará los formatos de sus tiendas. “No somos de grandes superficies, sino de formatos tipo boutique”, añade.

 

De hecho en pocos días estrenará dos almacenes con el nuevo concepto. Desde una decoración nueva, hasta personas distintas en la atención de los clientes. Aunque no revela detalles de la transformación, afirma que se trata de hacer las tiendas más contemporáneas.

 

No cree en el crecimiento acelerado sin rentabilidad, pero sus planes la ponen en el futuro cercano en otros lugares del mapamundi. “Me veo en cinco años en Centroamérica y América Latina. Ya tenemos alianzas de proveeduría con Perú”, añade.
Por lo pronto espera mantener la tasa de crecimiento en las ventas de los años anteriores, que ella estima en 10% a 15%. Espera que haya alzas de precios por los aumentos mundiales en los costos de la lana y el algodón, pero no cree que eso afecte su facturación en el futuro. Cree que los compradores estarán dispuestos a pagar un poco más siempre que las prendas sean creativas.

 

Con Sara Trujillo arranca una nueva etapa para esta empresa que fue fundada hace 45 años por un sastre de Angostura, Antioquia, que le prometió a su mamá velar por su familia y que sin duda, como lo muestran los resultados, hasta hoy lo ha hecho.