María Camila Osorio ganó este año el US Open juvenil. | Foto: David Amado

PERSONAJE

De tenista a tenista. Palabras de Fabiola Zuluaga para María Camila Osorio

Nuestra invitada hace fuerza para que la joven deportista la supere. Así otra cucuteña, formada por Édgar Muñoz, estaría en los ojos del mundo del tenis. Aquí encontrará razones más que suficientes para soñar.

Fabiola Zuluaga*.
1 de diciembre de 2019

La primera vez que la vi fue en Cúcuta, en la academia de Édgar Muñoz, el entrenador que nos descubrió y formó a ambas. Recuerdo que ella, que tendría unos 8 años, me pidió una foto. Recuerdo también que Édgar, al referirse a la niña, me dijo: “Va a jugar como usted”.

Él siempre ha sido prudente con esas proyecciones. Además, unas amigas de la ciudad ya me habían advertido: “Hay una niña que juega muy bien”. Era María Camila Osorio y todos tuvieron razón en sus pronósticos.

Hace dos años, cuando ella tenía unos 15, peloteamos un rato en Cúcuta. Me impresionó mucho la velocidad de su pelota. A mitad de este año volvimos a pelotear, cuando se preparaba para una gira. Su potencia se mantenía. Quedé sorprendida al ver sus piernas más musculosas que antes. Su forma física ya se parecía más a la de una profesional.

Y hablamos de muchas cosas. En cuanto al juego, le dije que podía animarse a buscar ángulos, a tirar bolas altas, slices, drop shots. Cosas que sacan de la zona de confort a las tenistas de hoy. Y ella tiene mano y talento. Sé que puede hacerlo.

Recuerdo que me preguntó sobre el manejo de la presión, los medios y las redes sociales. Le respondí algo que me tocó deducir sola: “No se preocupe por los demás, haga lo suyo y no preste atención a lo que digan”. En mi época no había redes sociales, pero sí periodistas que a veces tenían el cuchillo bien afiladito. Y uno sentía que todo el mundo estaba encima. Pero no era así.

María Camila debe saberlo y apoyarse mucho en su equipo y en sus papás (Adriana y Juan Carlos), que por fortuna nunca han ejercido presión sobre ella. Con tal de que deje la piel en la cancha, todo estará bien. Tarde que temprano los resultados van a venir. Desde la experiencia también puedo decirle que su paso definitivo al circuito profesional en 2020 será un salto al abismo. El ambiente, las jugadoras, cómo te tratan en los torneos: todo cambia del cielo a la tierra en comparación con el circuito juvenil.

Debe estar preparada para encontrarse con envidias, hipocresías y mucha competitividad. Debe saber que cuando yo estaba ubicada cerca del puesto 100 del ranking WTA, muchas jugadoras me buscaban para pelotear. Pero desde que me acerqué al 50 dejaron de buscarme para entrenar y sentarse conmigo. Empezaron a verme como competencia.

Otro aspecto difícil del circuito profesional es que te obliga a cambiar tu juego. Por fortuna, ahora está siendo entrenada por el español Ricardo Sánchez, quien me acompañó en mis últimos años de carrera (finalizada en 2005). Él le va a ayudar mucho. Le va a hacer mejorar su saque y le dará un plan de juego. Un patrón. Es que solo pegar y pegar puede funcionar en el circuito juvenil, pero en el profesional las mujeres son muy mañosas: saben cómo incomodar y sacar de casillas a la que viene de ser junior. Con un patrón, eso no ocurre.

No va a ser fácil. Es posible que pierda muchos partidos mientras se adapta. Pero es importante que desde ya aprenda a estar firme, sin decaerse. María Camila es muy tomadora de pelo y desparpajada. Ojalá eso lo utilice a favor para momentos de tensión y presión. Además, es mujer cucuteña: con garra y ‘berraquera’. Lo va a necesitar. Este es un deporte en el que puedes perder todos los partidos de un mes. Y no dejarse tumbar por las derrotas es también ser una buena profesional. Si ella encuentra un buen balance entre aceptar adversidades y tener los pies en la tierra ante los buenos momentos, va a llegar muy lejos.

Creo que tiene potencial de pertenecer, como mínimo, al Top-100 del ranking. Y con un buen trabajo y una buena formación puede soñar incluso con más. Ojalá con el grupo de las diez mejores del mundo. Sabiendo que este deporte es un cara y sello y que todo puede pasar, yo sí quisiera que ella me supere y que llegue a estar mucho mejor ubicada de lo que yo estuve (16 en 2005).

Hace poco, un señor me dijo en referencia a María Camila: “Por fin va a llegar alguien que va a mejorar su ‘ranking”’. Le respondí: “Señor, ojalá que sí. Porque amenazan y amenazan con que me van a pasar, y por ahora nada”. Y yo soy la primera que hace fuerza para que alguien lo haga igual o mejor que yo. Con María Camila, incluso, hago mucha más fuerza. Por la afinidad, por ser de la misma ciudad, por haber sido formadas por el mismo entrenador. Me pondría muchísimo más contenta si es ella quien supera ese número 16 que anda por ahí rondando hace tiempo como el mejor puesto en la historia del tenis femenino en Colombia.

*Tenista colombiana.

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