Santiago Forero. Foto por Valentina Pérez | Foto: Santiago Forero

ARTE

Santiago Forero, el fotógrafo que sacude los estereotipos

Santiago Forero es fotógrafo, tiene 38 años y mide 1,44 metros. A través del humor de sus autorretratos, en los que a veces es un soldado de Vietnam o un tipo que orina en Harvard, invita al espectador a reflexionar sobre los estereotipos de belleza y éxito del siglo XXI.

Diego Garzón*
20 de septiembre de 2018

Desde que era estudiante en el colegio Los Nogales, Santiago Forero ya sentía una afinidad por la fotografía y el diseño. Estudió artes en la Javeriana y desde entonces ha hecho de todo en este oficio: desde cubrir una gira de Fonseca hasta fotografía de producto. Pero su trabajo artístico se caracteriza por sus autorretratos, por su cuestionamiento a estereotipos universales, con una mirada humorística donde el protagonista reivindica a quienes no encajan en el imaginario “ideal” del mundo. 

DIEGO GARZÓN: Cuéntenos un poco sobre Sureño Americano, su tesis de grado…

SANTIAGO FORERO: Siempre estuve obsesionado con Estados Unidos como lugar, como creador de imaginarios, de entretenimiento. La primera vez que me llevaron a Disney, me llamó mucho la atención ver carteles que decían “Se habla español”, por todo el tema de los inmigrantes. Pero en otro viaje, después, vi otro letrero que decía “We speak English” y me impresionó la idea de que hasta el mismo americano se sentía desplazado en su país. Me fui seis meses para allá a entrevistar personas que hubieran pasado la frontera de manera ilegal y las retraté.

D.G.: ¿En qué momento decide hacer puestas en escena?

S.F.: Tuve la oportunidad de hacer una maestría en la Universidad de Texas en Austin donde comencé a producir un trabajo distinto; ahí nació “I want to live in America”. Esta serie era una puesta en escena donde controlaba todo, la luz, el vestuario, y empecé a jugar con los secretos de la cultura americana. Hay una foto que construí de un asesino de colegio que le dispara a sus compañeros. Hice una escena de un Ku Klux Klan afroamericano que estaba linchando a un vaquero blanco mientras un inmigrante filmaba. Comencé a jugar con el imaginario de sus películas, les ponía títulos como Broadway o Hollywood, porque es todo lo que uno no vería en una escena de un musical, pero que existe. Me gustaban esas contraposiciones.

D.G.: ¿Y cómo empezaron los autorretratos?

S.F.: El primero fue un autorretrato como un nadador porque Michael Phelps era el deportista de moda en ese entonces. Luego hice toda una serie que se llama “Héroes de acción”. Me pregunté qué pasaba si me metía en el imaginario de películas de Hollywood. Construí fotos como si fuera un inmigrante ilegal, un obrero latino, tenía el atuendo, los elementos y conseguí un sitio de construcción. Después hice una imagen de un soldado de Vietnam, todo era como de bajo presupuesto, pero intencional: en vez de río, tenía de fondo un caño, eran como imágenes que se vuelven tontas, pero donde mi cuerpo se imponía. Me gusta comunicarme con el sentido del humor. Mi figura siempre ha sido usada como chiste, para ridiculizarla y hacer reír a la gente, es un estereotipo amplificado por Hollywood. ¿Por qué esas reglas establecidas y quién las ha establecido? ¿Por qué el galán tiene que ser mono, grande, o por qué el héroe tiene que ser musculoso?  En esta serie el antihéroe, yo, intenta alejarse del estereotipo, pero sigue teniendo algo de héroe y señala que los prejuicios siguen ahí.

D.G.: ¿Cómo ha sido el proceso de la obra que hizo con su sobrina donde también está usted presente?

S.F.: Se llama “Historia de amigos”, que es la continuación de “Historias de Gnomos”. Todo nació cuando fui a visitar a mi hermana en Boston donde están algunas de las universidades más importantes de Estados Unidos. Quería hacer unos autorretratos, con la misma idea de contraposición, de romper las reglas, y decidí hacer pipí sobre los letreros de estas universidades. Las fotos me las tomaba de espaldas y lo que más me gustó fue verme de espaldas, nunca me había visto así, no sabía que me veía como un niño. Al mismo tiempo le tomé unas fotos a mi sobrina de 3 años, también de espaldas, y al revelar los rollos encontré muchas similitudes. Un estudiante al ver una foto de mi sobrina me dijo parece un gnomo y ahí nació “Historia de Gnomos”.

D.G.: ¿Y cómo se dio la segunda etapa?

S.F.: Hace como tres años, después de una entrevista que me hizo un amigo, surgió la idea de buscar de nuevo a mi sobrina que ya no tenía 3 sino 9 años. Le propuse una serie en que saliéramos los dos. Duramos año y medio tomando las fotos y al comienzo ella estaba casi igual que yo en estatura, pero al terminar las fotos ya me había pasado. No se ven nuestras caras, es un juego con la identidad y con la percepción del cuerpo. 

D.G.: ¿Desde Sureño Americano a hoy se puede decir que siempre hay temas en común en su obra?

S.F.: Sin duda. Todo comenzó con esa serie, pero todo se entrelaza. Ahí no solo hablaba de inmigración sino también de raza, cuerpo, color, identidad, fronteras, límites, de discriminación y de prejuicios.

D.G.: ¿Usted ha sentido discriminación?

S.F.: Aunque no me veo como parte de un grupo en específico, considero que cada vez que salgo a la calle, entro en un tipo de arena política, donde se generan algunas tensiones en relación a lo que está bien y lo que está mal cuando alguien está confrontado con mi figura. 

Santiago Forero actualmente es profesor de fotografía en el Departamento de Arte de la Universidad de los Andes. Para conocer más sobre su trabajo entrar a www.santiagoforero.com.

Director de la Feria del Millón