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AL ENCUENTRO DE JOVENES TALENTOS

Un programa especial para apoyar a los músicos que empiezan

14 de octubre de 1985

Es consenso general, entre los aficionados, que uno de los males que sufre el país en materia de música, tiene que ver con todos los vericuetos de la formación y preparación de intérpretes. Los conservatorios, con la honrosa excepción de Ibagué, Tunja y pocos más, al parecer han perdido de vista sus objetivos, en lo que respecta a pensums y exigencias académicas, están muy por debajo de los altos niveles internacionales. Con frecuencia se da la paradoja de que un graduado de alguna institución colombiana, se presenta a examen en escuelas del exterior, y es catalogado apenas como principiante, lo cual implica un evidente retraso de carrera y cuando menos una frustración de esperanzas. Por su puesto existen mecanismos de preparación en el país, pero la mayoría de ellos por razones de disponibilidad de cupos y de costos, no están al alcance de numerosos estudiantes.
Otro aspecto limitado en esta exigente formación, es la posibilidad de exposición ante el público, exposición que tiene que ser parte integral de la preparación de un músico profesional. No se llevan a cabo suficientes conciertos estudiantiles, como ocurre en otros lugares, ni hay dentro de la mayoría de los centros educativos, agrupaciones que le permitan al estudiante enfrentarse, con auditorios o foguearse en el escenario, donde tendrá que desarrollar su vida profesional.
Por fortuna El Banco de la República, institución que ha tomado la vanguardia en lo que a difusión cultural se refiere, diseñó un mecanismo cuyos objetivos intentan subsanar la carencia de oportunidades para jóvenes intérpretes, y llenar así un evidente vacío.
El programa, denominado "Lunes de los jóvenes talentos", se inició el pasado 4 de marzo, y ha tenido un éxito sin precedentes en lo que a presentaciones de nuevos valores musicales se refiere. Como pocas actividades, en el apretado calendario musical de Bogotá, las presentaciones de los lunes, en la Sala de Música de la Biblioteca Luis Angel Arango, constituyen un éxito de público, y tienen el valor adicional de atraer espectadores nuevos y en su mayoría jóvenes, que estimulados por la presentación de nuevos valores, entran en contacto con la música viva, en muchos casos por primera vez.
La actividad, como todas las del Banco en el campo de la cultura, no tiene por sede únicamente a Bogotá. Por el contrario, la infraestructura con la que cuenta la división de música de la institución, también ha sido puesta al servicio de los valores jóvenes de otras regiones, quienes encuentran así acceso, al escenario y la posibilidad de ser juzgados por su propio público.
El país, a efectos de este programa, se halla dividido en 8 zonas en las cuales representantes del Banco y profesores de música, seleccionan aspirantes a participar en presentaciones en las diversas salas de música. También es posible conseguir ser incluido dentro del programa, mediante la exhibición de un curriculum particularmente brillante, en cuyo caso no es necesario pasar por el requisito de la previa audición.
La edad límite para participar en los conciertos de los lunes es de 32 años, y la edad mínima es de 14. Por lo general los intérpretes son acompañados por instrumentistas de reconocido renombre y de trayectoria en el país, y por su presentación reciben unos honorarios que a muchos de ellos les significan una importante yuda en la continuación de sus estudios, bien con profesores nacionales, bien --como ya ha ocurrido-- en instituciones de renombre mundial, en otros lugares.
Un joven talento de calidad excepcional, además de presentarse en su ciudad, es por lo general invitado a otras salas del Banco, naturalmente con todos los gastos pagados, a fin de que, mediante una continuidad en la experiencia de mostrarse ante públicos diferentes, obtenga más seguridad y en últirnas una más firme formación en una profesión ardua y espinosa como pocas.
Hasta el momento se han presentado en los "Lunes de los jóvenes talentos", varios pianistas, violinistas, chelistas, fláutistas, guitarristas y un solista vocal. Todos ellos han podido evaluar a través del programa, no sólo la aceptación por parte de los espectadores, sino su propia seguridad y aunque parezca dramático, su vocación para continuar con una carrera, en la cual lo que importa finalmente es la comunicación que pueda conseguirse con una audiencia.
Es importantísimo que una institución como el Banco de la República haya tenido la clarividencia de no sólo crear una demanda de músicos sino además de colaborar de manera efectiva y activa, en la preparación de intérpretes nacionales, quienes a la postre serán los verdaderos soportes de una vida musical colombiana, retroalimentada principalmente por profesionales colombianos. Es de desear que el éxito de este pragrama estimule la imaginación de otras instituciones y entidades, en la creación de herramientas similares que garanticen la formación de músicos, de aficionados, y ojalá de comentaristas en las nuevas generaciones.--
Fernando Toledo