urbanismo
Antes del ‘Bogotazo’
La transformación acelerada de Bogotá comenzó mucho antes del 9 de abril. El 'Atlas Histórico de Bogotá 1911-1948' es un valioso testimonio.
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Uno de los grandes mitos que se transmiten de generación en generación es que el 8 de abril de 1948 Bogotá era una aldea apacible y que, a raíz del 'Bogotazo', en muy pocos años se transformó en una metrópolis caótica. Que aquella vieja Bogotá que tanto añoran los cachacos de antes desapareció de un plumazo tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
Sin embargo, la realidad no es tan simple. A partir de los años 20, la ciudad comenzó a sufrir una transformación que cambió su fisonomía. De hecho, la demolición del convento de Santo Domingo se llevó a cabo en 1939. Desde comienzos del siglo XX se comenzó a pasar de manera rápida de la austeridad colonial y republicana a los estilos franceses, italianos y el llamado estilo inglés de barrios como La Merced y Teusaquillo. Incluso los primeros edificios de estilo moderno que se construyeron en Bogotá son anteriores al 9 de abril.
El Atlas Histórico de Bogotá 1911-1948, editado por la Corporación La Candelaria y Editorial Planeta, intenta llenar ese vacío. Esta obra es el resultado de una investigación que dirigió el arquitecto e historiador Alberto Escovar. Con esta obra continúa un trabajo que comenzó en 2001 y que se plasmó en el tomo dedicado al período comprendido entre 1538 y 1910.
Los autores del segundo tomo escogieron un período enmarcado por dos grandes hitos que marcaron la transformación de Bogotá: el centenario de la Independencia, cuya celebración trajo como consecuencia una serie de obras que cambiaron el estilo de la ciudad, y el 9 de abril de 1948, que provocó serios destrozos en el patrimonio arquitectónico de la ciudad, en particular alrededor de la carrera séptima y San Victorino, pero que marcó un antes y un después muy hondos en el imaginario de la ciudad.
Pero la "vieja Bogotá", la "Bogotá de antes que había desaparecido", ya era un lamento recurrente en los años 30. Ya en ese entonces diversas notas de prensa dan fe de "la desaparición del verdadero cachaco". En 1933 apareció la noticia, cargada de nostalgia, del fin de la última casa colonial que quedaba sobre la carrera séptima . Como señala Escovar, "el 9 de abril dio pie para tumbar lo poco que quedaba". Una devastación que se prolongó hasta comienzos de los años 70, cuando se comenzaron a tener en cuenta criterios de conservación.
El libro, ilustrado con fotografías de la época y gran cantidad de planos de la ciudad, se divide en varios capítulos, que enmarcan temas tan diversos como educación, comercio, prensa, radio, salud, recreación y planificación urbana.
Como lo advierten los autores en la presentación, resulta poco menos que imposible hacer un compendio exhaustivo de este período. De hecho, para ilustrar la ciudad de 1948 tuvieron que utilizar planos de 1953 porque no había cartografía confiable del año en cuestión.
Estas dificultades, que retrasaron el cronograma previsto, explican su gran lunar: el atlas quedó incompleto. Por razones de orden jurídico era imperativo entregar la obra en un plazo concreto y por ese motivo quedaron por fuera obras tan trascendentales de aquel período como la construcción de la Ciudad Universitaria, sede de la Universidad Nacional de Colombia, donde no sólo se levantaron varios de los mejores edificios con los que cuenta Bogotá, sino que marcó un hito fundamental en el desarrollo urbanístico de la ciudad.
A pesar de esta falla, el Atlas Histórico de Bogotá 1911-1948 es un documento de gran valor para revivir la historia, siempre apasionante, del desarrollo de la ciudad.