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EL ARTE DE COLECCIONAR

En su último libro, Italo Calvino llega al fondo de la existencia de las cosas

7 de marzo de 1988

Conocido sobretodo por su trilogía "Nuestros Antepasados" ("El vizconde demediado", "El barón rampante", y "El caballero inexistente"), Italo Calvino fue uno de los intelectuales italianos más importantes del siglo XX. Hombre lúcido y exquisito, bibliófilo febril, apasionado por las fuentes de donde brota lo artístico en el espíritu humano, atraído por lo curioso y lo bizarro de los seres y sus ocurrencias, Calvino fue, lo que se llama, un "hombre de letras" .

Víctima de la ruptura de un aneurisma, a los 62 años, murió como había vivido, escribiendo. Dejando atrás un largo período parisino, se retiró a una pequeña villa entre Roma y Toscana y allí, alejado del tremolar de las grandes ciudades, escribió lo que fueran sus últimas páginas. A pocos meses de su muerte, la Editorial Garzanti, de Milan, publicó un libro inesperado de Calvino: Collezione di sabbia que Alianza Editorial de Madrid nos lo presenta ahora en su exigente colección "Alianza Tres".
El título, "Colección de arena" que es ya un acierto, es el mismo que lleva uno de los textos que integra el libro, pero sobre todo lo es porque alude a un rasgo característico de Calvino: el del coleccionista de observaciones minuciosas, que fue una actividad suya, desplegada a lo largo de su vida y en donde la búsqueda casi siempre fue recompensada con los encuentros. Si Calvino relata en este texto los avatares de un hombre que viaja por el mundo coleccionando arena en pequeños frascos, que luego, lejos de su lugax de origen, ordenará.en largas estanterías, es también para hablar acaso involuntariamente de sí mismo.
El escritor ¿no es un coleccionista de sensaciones que devuelve a la memoria una cualidad, un sabor, o una imagen especial? El coleccionista de arena y el escritor se encuentran: "...el que ha tenido la constancia -escribe Calvino-de llevar durante años esa colección sabía lo que hacía, sabía a donde quería llegar: tal vez justamente a alejar de su persona el estrépito de las sensaciones deformantes y agresivas, el viento confuso de lo vivido y a guardar finalmente la sustancia arenosa de todas las cosas, tocar la estructura silicea de la existencia". Pareciera que esta idea fuera el principio bajo el cual Italo Calvino produjo su admirable literatura. Y no sólo su literatura, también sus ensayos, pues este libro con la apariencia de "reunión de artículos periodísticos" no es otra cosa que una colección variada de ensayos breves, precisos, incisivos, en donde toca la estructura íntima de la existencia de las cosas. La observación de diversas exposiciones-sin la pretensión de la crítica de arte-sirve a Calvino para desplegar sus reflexiones y su erudicción en busca de lo que hay detrás de los fait divers. En "Que nuevo era el nuevo Mundo", vé con nitida claridad como con el descubrimiento de América, la relación con lo nuevo, cambia la conciencia humana. Si reconoce en ello el hecho histórico que introduce al mundo en la modernidad, también se interroga acerca de la posibilidad futura en la que descubriésemos un mundo nuevo-diferente al de los esquemas de la cienciaficción-, y se pregunta si acaso sabríamos verlo. A través de los 480 cuadros que componen la exposición "América vista desde Europa", Calvino prolonga, en nuevas tentativas de interpretación, el descubrimiento.
Luego, otras exposiciones son otros puntos de abordaje en su viaje intelectual. En "Una novela dentro de un cuadro", sigue el itinerario de la exposición dossier, que el Museo del Louvre organizó en torno de uno de los cuadros más famosos del siglo XIX, "La libertad guiando al pueblo" de Delacroix, a través de los documentos necesarios para iluminar su origen. "Las maravillas de la crónica negra" recrea los casos excepcionales en la historia criminal, recogidos, buena parte de ellos, en las páginas ilustradas del Petit Journal donde la primacia de la visualización anticipa el filme de actualidad y la televisión. En "Exploración de lo fantástico" recoge aquellas iluminaciones y fantasías que en la historia de la humanidad, aparecen como un reto a la naturaleza, como supremo artificio: autómatas, hadas, lugares utópicos, países inexistentes, enciclopedias ficticias, etc. El libro, cambiante como la obra de Calvino, a lo largo de sus páginas guarda nuevas interpretaciones. Su último capítulo, "Viajes", nos introduce en el placer de su litera tura y de sus iluminaciones. Calvino el viajero, se adentra en culturas arcaícas para llevarnos, a través de ellas, en un recorrido apasionante: Japón, México e Irán, en un juego elegante de revelaciones y sugerencias. Una vez más Italo Calvino nos ha hecho soñar, como con su literatura, con un mundo que quizás sea éste, o tal vez ya no lo sea. Borges, Carrol Voltaire Furier, animan la prosa de Italo Caivino desde el fondo de su literatura.--