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EL ARTE NO PINTA MAL

La recesión no ha sido del todo mala para el mercado del arte en Colombia. La próxima subasta <BR>de Christie's en octubre medirá su verdadero estado.

4 de octubre de 1999

Desde que se dio inicio hace unas tres décadas al fenómeno del mercado del arte en
Colombia la compra-venta de pinturas y esculturas ha sufrido muchos altibajos. En los 70 la ausencia de
expertos en el tema generó unaincertidumbre sobre la valoración real de las obras, la cual se incrementó con
la circulación de dineros del narcotráfico. Esta situación, que se vivió con mayor frecuencia en la década
pasada, generó la compra indiscriminada de obras de todo tipo de artistas que lograron vender sin mayor
dificultad a precios astronómicos.
El exceso fue tal que los estimados superaban, de lejos, a artistas extranjeros de trayectoria como el chileno
Roberto Matta o el uruguayo Joaquín Torres-García, que vendían en 1986 sus cuadros a un promedio de
20.000 dólares (cuatro millones de pesos en ese momento) mientras que las obras de Enrique Grau,
Alejandro Obregón, Luis Caballero y Edgar Negret oscilaban entre los tres millones de pesos y los 20
millones, sin contar con obras de Fernando Botero, como Los músicos, que fue vendida un año antes en
528.000 dólares.
La recesión que actualmente vive el país ha servido para frenar la especulación que venía sufriendo un
mercado que, lentamente, se ha logrado estabilizar. Consecuencia de ello es que, a simple vista, se
adviertan precios más cómodos por una aparente desvalorización de las obras.
Pero esto no es así. "La crisis está poniendo el mercado en su punto real", asegura Alvaro Medina, curador
del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Por esta razón muchos creen positiva la actual situación, amén de la
reciente imposición del IVA a la venta de obras de arte. "Es evidente que la demanda ha disminuido por este
hecho pero las ventas no han parado en ningún momento", sostiene Luis Fernando Pradilla, director de
Galería El Museo, en Bogotá.
La mala racha, que tuvo su auge hace tres años y que obligó a la clausura de varias galerías del país, como
Alfred Wild o Garcés Velásquez, en Bogotá, y Elida Lara, en Barranquilla, ha quedado atrás para dar paso a
nuevos espacios como la Galería Carlos Alberto González, en Bogotá, y La Quinta Galería, en Cartagena.
Sin embargo hay males que siguen aquejando el mercado y que parecen lejos de desaparecer. "La escasez
de verdaderos coleccionistas en el país genera la compra de obras más por moda que por verdadero gusto",
asegura Efraín Bernal, consultor de Christie's en Colombia. Tal como sucedía en la década pasada, los
compradores todavía se inclinan más por la popularidad de quien firma la obra que por el criterio que puedan
tener sobre las mismas.
Es por esto que la demanda de artistas jóvenes, quienes copan las principales galerías del país, no es la
de-seada. "El público es temeroso a la hora de comprar arte que apenas se está dando a conocer",
comenta al respecto Marta Matiz, de la Galería Diners. En este sentido los precios de las obras de maestros
como Enrique Grau, Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar o Edgar Negret permanecen estables.

Nuevos horizontes
A nivel internacional la recesión ha traído algunas consecuencias. "El arte colombiano es pequeño e
inestable, muchas veces su comportamiento corresponde al de la economía del país y todos sabemos que
Colombia no está en su mejor momento", asegura Ana Sokoloff, representante de Christie's para América
Latina. Para ella el principal problema sigue siendo la no expansión del mercado a otros países para generar
un flujo comercial como los hay en México, Brasil y Venezuela.
En procura de internacionalizar el arte la primera subasta que realizó Christie's en Colombia, en
noviembre pasado, se constituyó en un importante punto de referencia. La próxima semana se abrirá al público
en Londres una exposición de 92 obras colombianas como antesala a la que será la más grande subasta en el
exterior, la cual se celebrará el 12 de octubre en Christie's South Kensington.
El evento servirá para contrastar la cotización real de los artistas respecto a otros países y también como
vitrina para quienes sólo han gozado de demanda local. La incursión en los últimos años en el exterior de
artistas como Luis Luna, Carlos Salas, Jaime Franco y Luis Fernando Roldán, con aceptable acogida,
promete una ampliación de la tradicional muestra de maestros como Botero, Grau o Negret. La artista que
más fuerza ha tomado es Doris Salcedo, gracias al éxito de sus exposiciones en el Art Institute de Chicago y
en la Tate Gallery de Londres, que ya la consolidan como una de las más importantes de América. Su única
obra ofrecida a través de Christie's en junio pasado se vendió por el doble de su estimado.
Lo cierto es que, en medio de la recesión, quienes se desenvuelven en el mundo del arte no están tan
pesimistas como se pudiera pensar y, por el contrario, ven con buenos ojos la estabilización de los precios y
las nuevas perspectivas que se comienzan a percibir en el mercado internacional.