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El Juego y su relación con la estética contemporánea

17 de septiembre de 2001

Por: Juan Camilo Hernández Sánchez*



La música al igual que las demás artes durante el siglo XX indagó por una solidez conceptual que en otros períodos históricos -a pesar de que existía- no era explotada conscientemente mas sí intuitivamente; el siglo XX hizo una ruptura con el lenguaje musical utilizado durante los siglos tres siglos inmediatamente anteriores (particularmente en la llamada música erudita, ya que en la popular muchos de estos elementos del lenguaje siguen siendo manejados de manera eficaz); debido a esto la música erudita actual ha explorado diversas herramientas de creación yendo desde los sistemas matemáticos más estrictos hasta la improvisación absolutamente libre.

Sin embargo no se pretende decir que la música erudita ha desechado el gran legado histórico de la música occidental, sino que al contrario lo ha replanteado y reutilizado, apropiando además elementos multiculturales (gracias a la globalización) y tecnológicos. Toda esta implantación del nuevo pensamiento musical se ve reflejada en el tratamiento instrumental, no sólo en cuanto a la exploración de sonidos no convencionales en la tradición de cada instrumento sino que aun más allá, se ve reflejada en la función de cada instrumento dentro de un ensamble, la creación de agrupaciones instrumentales completamente novedosas, la forma en que los instrumentos interactúan en conjunto creando desde texturas uniformes y homogéneas hasta masas sonoras en las que no es posible reconocer la individualidad tímbrica.

Tal vez, impulsado por estas necesidades conceptuales en la generación de procesos de creación, el artista investigador e interdisciplinario es aquel quien obtiene mejores resultados; ya que aprender cómo los conceptos comunes a las diferentes artes llegan a ser utilizados en cada una de ellas, le permite conocer diversos métodos de organización de pensamiento y así desarrollar uno propio. También, el hecho de tener acceso a herramientas tecnológicas que le permitan tanto agilizar su trabajo como llegar a mayores niveles de experimentación, es actualmente un factor importante en la creación de arte. En la búsqueda de una estética propia los compositores han desarrollado infinidad de formas de aproximación al publico, investigando así en diversos campos, contando entre ellos la percepción. La pieza "El juego" explota la idea de percepción global y percepción analítica. Siendo la percepción global aquella en la cual el oyente no puede diferenciar las ideas musicales individualmente sino que sólo escucha la relación de simultaneidad que se crea entre ellas, y la percepción analítica en la que se percibe lo contrario, así el oyente reconoce cada elemento musical de manera independiente.

La pieza parte de una idea melódica que se reitera en diferentes timbres instrumentales, distribuyéndose a lo largo de todo el ensamble y que va siendo fragmentada y multiplicada gradualmente, hasta construir así una textura contrapuntística de gran actividad rítmica en la cual no se diferencian los elementos melódicos de forma aislada.

Estas texturas generadas por la relación instrumental descrita, encuentran puntos de reposo o estabilidad donde la unidad rítmica del ensamble sirve como un momento de articulación al discurso, creando así dos estancias musicales. Estos dos conceptos de contraposición de inestabilidad y estabilidad basados en el manejo rítmico, sirven de base para construir la forma global de la pieza y la forma interna de cada sección. La aumentación es el tratamiento de la proporción de las partes, este parámetro se convierte también en un cimiento de construcción de la pieza, ya que a medida que ella va evolucionando, las ideas que determinan las estructuras formales van siendo cada vez más grandes.

"El juego" es un estado descrito por Jean Cocteau en el libro "Los niños terribles". Un estado de introspección o ensimismamiento durante el cual la realidad se mezcla con el sueño, y aun más importante, bajo el cual la percepción del tiempo y del espacio llega a ser manipulada con el mayor grado de subjetividad. Este duermevela puede llegar a ser considerado por algunos como simple dispersión o la perdida de concentración durante alguna actividad cotidiana; pero es tal vez algo más, un espacio generador de ideas, una necesidad humana de entrar en contacto con las nociones más alejadas de su vida diaria y por lo tanto un momento propicio para la actividad creativa. La pieza no pretende hacer una descripción musical de dicho estado, sin embargo fue concebida pensando en el proceso gradual en que los sentidos van siendo afectados hasta verse absolutamente absorbidos por el estado del cual se habla.

En la obra este proceso se ve representado en cómo la idea de inestabilidad y de irregularidad rítmica va siendo gradualmente invadida por su opuesto, finalmente este opuesto llega a ser el tratamiento que predomina en la sección final de la pieza, durante el cual un ritmo continuo y regular evoluciona, partiendo de un proceso que llega a ser el punto en común con la primera parte que es el incremento gradual de instrumentación y la relación armónica de las líneas de cada instrumento.

Estas dos secciones que delimitan la construcción formal de la obra están enlazados por un solo de violín.

De manera contrastante a la escritura del resto de la pieza, este solo posee una escritura de carácter aleatorio en cuanto a la interpretación, da espacio a una intervención más personal del ejecutante.

Esta sección en la que elementos de las dos partes grandes se conjugan, participa entonces como una transición, conduce finalmente hacia la propuesta de regularidad rítmica descrita anteriormente y este momento funciona como el desenlace final de la pieza. En el ámbito de las propuestas artísticas actuales en Colombia ha habido un gran avance, generado muy probablemente por la participación de instituciones académicas que permiten elevar la producción creativa a un nivel profesional y la aparición de programas que dan espacio para la manifestación y propagación de dichas propuestas.

Dentro estos espacios aparecen los premios nacionales, las becas y las residencias artísticas internacionales otorgadas por el Ministerio de Cultura. El objetivo de estos programas es estimular a los artistas colombianos a producir obras de calidad, que permitan un mejor conocimiento de nuestro pensamiento actual, tanto en el ámbito artístico como investigativo. El tener acceso a este premio le permite al artista no solo difundir su trabajo, sino también seguir creando obras de mayor nivel al contar con un presupuesto que le permite ampliar sus campos de investigación, acceder a tecnologías superiores y por lo tanto mejorar sus procesos de creación .Por este motivo el premio no debe ser en ningún momento un objetivo final, pero sí un nuevo punto de partida en el aun extenso camino de formación, tanto a nivel personal como a nivel artístico; no es un motivo para llegar a creer que se llegó a una integridad artística, se debe seguir autocuestionando y evaluando los resultados, manteniéndose receptivo, dispuesto a aprender cada vez mas y con mente abierta a las opiniones y sugerencias sobre la producción realizada.



*Ganador en el área de Música. Subárea Composición.