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Después de 5 años de existencia, Focine enfrenta su primer gran debate

10 de octubre de 1983

EL CINE COLOMBIANO
Esta semana se estrena en el país una película colombiana llamada "La virgen y el fotógrafo". Se trata de un largometraje sin pretensiones que, a primera vista, contiene muchos de los elementos con los que nos ha venido familiarizando el cine colombiano: una historia localista (las vicisitudes de un fotógrafo en un pequeño pueblo), con las inevitables dosis de sexo, violencia y humor, protagonizada por nuestro símbolo sexual, Amparo Grisales, y uno de los ya galanes de la pantalla, Franky Linero.
El estreno de esta película no debería constituir más que un evento rutinario.
Sin embargo, para quienes han seguido de cerca la trayectoria del cine colombiano, la suerte que corra este largometraje reflejaría en cierta medida el estado y las posibilidades que tiene, a corto plazo, el cine nacional, después de cinco años de apoyo estatal.
El papel que juega en todo eso "La vírgen y el fotógrafo" es accidental y en gran parte simbólico. Obedece a que en momentos en los que el cine colombiano atraviesa por una gran crisis de credibilidad, es la primera de una tanda de películas de cuyo éxito o fracaso comercial podría depender la supervivencia de un experimento de fomento estatal a la cinematografía.
El experimento comenzó en 1978, cuando fue creada la Compañía de Fomento Cinematográfico, Focine, con un propósito fundamental: otorgar créditos para incentivar el desarrollo de la industria cinematográfica colombiana. Se cumplía en esta forma un anhelo que tenían de tiempo atrás los poquísimos realizadores de cine que se habían atrevido a adoptar esa profesión sin apoyo de ninguna naturaleza. El argumento entonces era el de que si existía cine mexicano, brasileño, argentino e inclusive venezolano, ¿por qué no podía haber cine colombiano?
El mecanismo que se creó para llevar a cabo esta meta parecía ingenioso. Se haría obligatoria la exhibición en todos los teatros de un cortometraje nacional que sería pasado antes de la película. Este cortometraje tenía la doble función de permitir a los interesados en hacer cine la oportunidad de dar sus primeros pasos, garantizándoles la compra casi automática de su producto si cumplían con unos requisitos básicos de calidad y contenido Al mismo tiempo, se cobraría un sobreprecio por la exhibición de estos cortometrajes, del cual se destinaría un porcentaje para financiar el fondo que otorgaría los créditos para la realización de largometrajes Como mecanismo financiero, Focine fue, sin duda alguna, un gran éxito.
Rápidamente se recaudaron recursos que hasta la fecha ascienden a cientos de millones de pesos, lo cual le ha ha otorgado a la compañía una capacidad financiera poco común. Aunque es cierto que el cortometraje resultó como mecanismo financiero, sin embargo no es claro el resultado como escuela de cinematografía. Centenares de tediosas y mediocres realizaciones se le han impuesto al público colombiano sin que hasta ahora se haya registrado un progreso tangible en la calidad de las mismas. Los realizadores de cortometrajes culpan en parte a las distribuidoras que, en lugar de otorgarles un porcentaje sobre la taquilla recaudada, como era el propósito original, los están comprando a precio fijo, a niveles que escasamente pagan el costo de la producción. Si el resultado de los cortometrajes como escuela no es muy alentador hasta la fecha, tampoco lo es el de los largometrajes. Según estadisticas de Focine, se han financiado hasta ahora 34 largometrajes y dos cortos desde 1978.
En ellos se han invertido cerca de 292 millones de pesos, de los cuales sólo se han recuperado hasta la fecha alrededor de 75 millones, que representa aproximadamente un 26%. Esta alarmante cifra de 217 millones de muy dudosa recuperación, es el origen de los ataques que se comienzan a hacer a Focine, que darán lugar a un debate tanto en el Congreso como en los medios de comunicación en las próximas semanas. La acusación central consiste en que una inversión de esta magnitud no ha estado acompañada por un desarrollo cinematográfico que la justifique. Según los impugnadores, la calidad del cine colombiano es mala, y no se ha producido hasta ahora ni una sola realización que saque la cara por Colombia en la forma como lo han hecho países como Venezuela con "El pez que fuma", o inclusive Bolivia con "La muerte del cóndor", para no mencionar éxitos internacionales como "Bye-Bye Brasil " y "Doña Flor y dos maridos", producciones brasileras que compiten con cualquier producción europea o norteamericana.
Esta acusación es en parte injusta. Aún cuando en realidad no se ha producido una sola película colombiana con proyecciones internacionales, sí se ha registrado una notable mejoría en la calidad técnica de los largometrajes en los ultimos cinco años.
LA FORMULA DEL EXITO
El nacimiento del cine colombiano en su etapa contemporánea, tiene un nombre propio: Gustavo Nieto Roa. Y la evolución que han tenido sus peliculas desde "Aura o las violetas" (1975) hasta "El inmigrante latino" (1980), refleja el desarrollo técnico del cine colombiano en ese mismo periodo.
Haciendo películas con escasos recursos y a nivel artesanal, Nieto Roa demostró que existía un potencial gigantesco de taquilla para las películas nacionales. Fuera de "Aura o las violetas" que fracasó, casi todas sus realizaciones registran asistencias superiores a las de los grandes éxitos internacionales, lo cual lo convierte en el "Spielberg colombiano". Sus películas "El taxista millonario" y "El inmigrante latino" son en Colombia lo que "E. T." y "Tiburón" en Estados Unidos. Es inverosímil como puede parecer, las dos comedias del Gordo Benjumea han superado en taquilla en Colombia a las dos superproducciones del genio cinematográfico norteamericano.
No obstante su éxito, las películas de Nieto Roa han sido intensamente criticadas. Además de una calidad deficiente, se le acusa de tratar temas elementales, estrictamente localistas, invocando fórmulas y clichés comerciales seguros, que no exigen ningún talento especial y que poco avance le reportan al cine colombiano en su conjunto. Lo que ninguna de estas críticas ha logrado negarle a Nieto Roa es su intuición, hasta ahora insuperada en el país, para determinar exactamente cuál es común denominador del gusto de la audiencia colombiana. También se olvidan sus detractores que la primera etapa de una industria cinematográfica tan cimentada en la actualidad como la mexicana tuvo su origen en películas tan elementales como las del binomio cómico "Viruta y Capulina" , de estilo semejante a las que han constituido los mayores éxitos de Nieto Roa. "Opino que el cine colombiano refleja lo que es, dentro de un conjunto, el grado de desarrollo socioeconómico, politico y cultural del país", afirma el productor. "Y dado que el cine es una industria que mejor refleja el grado de desarrollo, solamente los grandes países cuentan con una industria cinematográfica consolidada. Si Colombia no ha tenido mejor cine, es porque el país no ha podido financiar y mantener".
En cuanto a su propia superación cinematográfica, Nieto afirma que "por simple lógica" existe una gran diferencia entre mi primera pelicula, "Aura o las violetas", y la última "El inmigrante latino". Es una diferencia de cinco años. La última se filmó a nível internacional. Hay evolución en la técnica y en el estilo. La gente me ha criticado por hacer cine de humor porque en general se desprecia el cine trivial. Pero precisamente su éxito radica en que hace reir, porque los colombiaros logran identificarse con lassituaciones que estas plantean. Con "Caín", mi próxima película, espero en todo caso demostraresa calidad ".
El éxito populachero de las películas de Nieto Roa y el hecho de que hubieran podido recuperar su inversión en Colombia llevó a muchos a pensar que el cine colombiano había logrado superar esa barrera, infranqueable hasta entonces, de la no existencia de un mercado para el producto nacional, que permitiera que esta actividad fuera rentable. ¿Si las películas de un nivel tan elemental funcionaban, cómo serían las "buenas", que además tendrían abierta la posibilidad de una aceptación internacional? Esta expectativa, sin embargo, nunca se cumplió. Se produjeron, por el contrario fenómenos inesperados como que en la medida en que una película se apartaba del tono estrictamente localista, y pretendía convertirse en un producto más universal, se encontraba en un limbo en el que no satisfacía ni los requisitos del mercado nacional ni los del internacional.
NEGOCIO ARRIESGADO
Las taquillas, que en el caso de Nieto Roa se acercaban en algunos casos al millón de espectadores, no lograban, en muchos casos, llegar a los 200 mil espectadores. Esto llegó a convertir el cine colombiano en el más arriesgado de los negocios, y los márgenes de pérdida se volvieron escandalosos. Un cálculo elemental ilustra la magnitud del problema. El costo de una película en la actualidad es de alrededor de 20 millones de pesos. De los 60 pesos que paga un espectador por el precio de la boleta sólo le corresponden alrededor de 20 al productor. Esto significa que solamente una película que recoja un mínimo de un millón de espectadores recupera su inversión, y que una taquilla promedio de 200 mil espectadores arrojaría pérdidas de 16 millones de pesos. Esta proporción, lejos de ser la excepción, se está volviendo la regla general. Varias de las últimas películas que se han exhibido en el país como "Pura sangre" y "La agoníá del difunto" no superaron los 100 mil espectadores, lo cual implica que la perdida de la inversión es casi total. Aún peliculas que, como "Canaguaro" de Dunav Kusmanitch son consideradas superiores al nivel nacional, han logrado superar la barrera de los 100 mil espectadores, después de varios intentos de exhibición.
Como Focine está autorizada para financiar hasta el 70% del costo de un cortometraje, realidades como las arriba descritas son las que han llevado a la acumulación de una multimillonaria cartera prácticamente irrecuperable. Lo que en una empresa comercial cualquiera parecería un simple problema de hacer efectivas las garantías de las deudas, no opera en el caso de Focine, puesto que muchos de estos préstamos tienen como única garantía la pignoración del negativo de la película financiada que, en el fondo, no constituye respaldo alguno si la película fracasa. Y aún en los casos en los que se han otorgado garantías reales, muchas veces constituyen el único patrimonio del deudor y existen consideraciones de muchos órdenes que impiden a Focine hacerlas efectivas.
TRISTE BALANCE
Teóricamente, las limitaciones del mercado interno deberían estar compensadas por los mercados internacionales. Lamentablemente estos se han mostrado hasta el momento más difíciles de conquistar que el mercado nacional. El cine mudial es un club cerrado dominado por superproducciones en su gran mayoría norteamericanas, y es mínimo el acceso que tienen países sin tradición cinematográficas. De por sí, el cine en idioma español no ha logrado hasta el momento ninguna proyección internacional, salvo México, que ejerce casi un monopolio en el ámbito latinoamericano, pero que no tiene ninguna aceptación ni en Europa ni en América Latina. La única excepción es el caso del Brasil, que ha logrado una penetración internacional, no sólo por la calidad de sus largometrajes, sino porque el país ejerce un atractivo sobre el público en cualquier parte del mundo. De ahí que las posibilidades de exportación de una película colombiana en la actualidad están limitadas a algunos pocos países latinoamericanos y al público hispano en los EE. UU., lo que con buena suerte puede representar una utilidad de cerca de 100 mil dólares, en un plazo de tres años. Aún cuando frecuentemente se culpa a Focine de que las películas colombianas no hayan logrado trascender las fronteras nacionales, el campo de acción en este sentido es relativo, por los obstáculos estructurales mencionados. Todo este panorama ha llevado a algunos críticos a la conclusión de que el cine colombiano simplemente no es viable y de que Focine es una entidad sin futuro.
A este respecto, el principal argumento a favor de la entidad es que el crédito de fomento artístico se constituyó para asumir riesgos de esta naturaleza, teniendo en cuenta que se trataba de una inversión a largo plazo y que se edificaba sobre bases prácticamente inexistentes. De acuerdo con esta teoría, el cine colombiano no ha llegado aún a su madurez, pero está años luz más avanzado de lo que estaba cuando se creó Focine, y frenar ahora sería suspender un proceso a mitad de camino. Sobre esto anota Isadora de Norden, la primera directora que tuvo la compañía: "Con Focine se ha hecho un gran esfuerzo para tratar de arrancar con una industria comercial y culturalmente importante. Lleva apenas poco más de cuatro años, y por consiguiente es aún prematuro hacer cualquier balance".
Por su parte, Gustavo Nieto Roa considera que "Focine está apenas aprendiendo a hacer cine, al igual que los cinematografistas colombianos. Si ha perdido sumas astronómicas es porque todos empezamos de cero, y todos estamos aprendiendo al tiempo". Luis Alfredo Sánchez, director de "La vírgen y el fotógrafo", compara la industria cinematográfica con un conservatorio de música: "En un conservatorio, si de 500 alumnos salen dos o tres músicos consagrados, puede considerarse un magnífico resultado. Lo mismo puede decirse del cine: si todo este esfuerzo lleva a que por lo menos uno de nosotros se destaque internacionalmente, se habrá justificado la inversión ".
Una interpretación distinta del problema tiene José María de Guzmán, presidente de Cine Colombia. "Focine debería financiar empresas dedicadas a la realización de cine, más que películas individuales.
Facilitarle capital de trabajo a una empresa con capacidad técnica, administrativa y financiera, con una trayectoria en la actividad cinematográfica, tiene más lógica que la ruleta de una película individual." Y agrega que "los recursos de Focine deberían invertirse en mejorar la calidad de la exhibición, subsidiaria, así como importar equipos y otros materiales necesarios para la realización cinematográfica".
Cine Colombia ha estado estrechamente vinculado al desarrollo de la industria cinematográfiea eolombiana, en aspectos que han sido con frecuencia objeto de controversias. Se le ha criticado el poder que ejerce sobre la distribución del cine nacional, alegando que va en detrimento de los intereses de los productores colombianos.
La empresa señala que es el mercado el que determina la viabilidad comercial de una película y no la modalidad de distribución. Si una película tiene demanda y se distribuye en un circuito inferior a esta demanda, no es sólo el productor el que deja de ganar sino también el distribuidor. Hasta hace poco, la participación de Cine Colombia en la realización de cerca de diez largometrajes había sido el único apoyo institucional del sector privado al cine colombiano. Sin embargo, la no rentabilidad de este esfuerzo y el hecho de que nuevas disposiciones no le permitan en adelante el acceso al crédito de Focine, han determinado un cambio de enfoque de la empresa frente a la industria del cine colombiano.
El triste balance que hasta ahora arroja la industria cinematográfica nacional ha llevado a pensar que es necesario un replanteamiento de los mecanismos utilizados por Focine en el cumplimiento de sus propósitos.
Este se comenzó a hacer durante la administración interina de Alberto Forero, y se está consolidando bajo la nueva administración de Luis Enrique Nieto. Uno de los nuevos elementos consiste en que Focine, además de prestamista, pasara a ser productor, convirtiéndose así en socio de los proyectos. El primer experimento de esta naturaleza será la película "Cain", producción de Focine en compañía de Nieto Roa, quien será el director, y alrededor de siete cortometrajes. Se ha pensado que una de las ventajas de esta fórmula es que Focine queda armado de una mayor fuerza de negociación para una distribución, tanto nacional como internacional, frente a la que tendría un productor independiente. También se han puesto en práctica medidas correctivas para evitar la desviación de los recursos. En el pasado, cuatro de los préstamos no fueron utilizados para la elaboración de los proyectos cinematográficos a los que se destinaban, sino para otros fines incluyendo simples depósitos en cuentas de ahorro donde se obtenían intereses que duplicaban los que los beneficiarios pagaban a Focine, y esto constituía piedra angular de las críticas contra la entidad. Hoy, nuevos sistemas de auditoría impiden que esto pueda repetirse.
En realidad, son muchas más las opciones que tiene Focine para jugarse antes de que se le dicte una partida de defunción definitiva, y el nuevo viraje que se le está dando puede interpretarse solamente como un comienzo. Por ahora, a corto plazo, es necesario esperar el resultado de la media docena de películas que serán estrenadas en los próximos meses, que según los conocedores representan el tránsito de la niñez a la adolescencia del cine colombiano . "La virgen y el fotógrafo " tienen la primera palabra.
Las más taquilleras,
Padre por accidente (1981) 970.000 Taxista millonario (1978) 820.000 Tiempo para amar(1980) 390.000
Las menos taquilleras,
La muerte es un buen negocio (1978)500 La agonía del difunto (1980) 4.000 Arrieros semos (1980)9.929 Tigre (1979)40 Canaguaro(1979)82.000
SE ABRE EL DEBATE
Altonso Renteria, representante por el departamento del Valle a la Cámara de Representantes, es el príncipal impugnador del desempeño logrado por Focine desde su fundación. Para el mes de octubre próximo tiene citado en la Cámara al ministro de Comunicaciones, ante quien denunciará ciertas irregularidades de la compañía de las que sostiene que posee una amplia documentación.
Interrogado por SEMANA, el representante dio las siguientes declaraciones.
S.: ¿Qué logros cree usted que ha alcanzado Focine en su función de fomentar la industria cinematográfica colombiana?
A. R.: Focine se ha convertido en una entidad de beneficencia con plata ajena para el aprendizaje del cine.
Igual política no se ejecuta en Colombia con las demás profesiones. La compañía pone más empeño a sobrevivir como ente burocrático que en fomentar el cine. Esto se demuestra a través de su falta de interés por penetrar en los terrenos de la distribución cinematográfica, que es la única forma de que el pueblo colombiano vea su cine, aunque al final destroce las silletas, como sucede cada vez que se exhibe uno de esos abominables cortometrajes nacionales.
S.: ¿Concretamente, cuáles son los cargos que piensa usted hacerle a Focine?
A. R. Ante todo, el de que es una república independiente con mucho dinero y pobres realizaciones. De los 500 o 600 millones que ha recaudado, un elevadísimo porcentaje se ha destinado a promocionar aprendices cinematográficos, con bodrios de películas que no llegan a las 72 horas en pantalla por la protesta del público. Focine ha sido un cómodo fortín para darse publicidad cientos de burócratas, viajar a exóticos festivales en Europa, con buenos viáticos, repartir becas millonarias, (dos cocteles en el sofisticado festival de Cannes le costaron al contribuyente 1'400.000 pesos) contratos de mucho compadrazgo, y engañar al país con un tal festival de Cartagena que no es otra cosa que una espectacular rumba con cocteles, mariscos, vino blanco, invitados especiales y una gran mentira: el cine colombiano. (En ello lleva ya gastado Focine 17 millones de pesos...) Básicamente acusó a Focine de una alegre irresponsabilidad en los millonarios prestamos para películas que nadie ve. Y de un desgreño administrativo que conduce a prestar 300 millones sin hacer auditoría de la inversión, llegándose al escandaloso caso de prestar una docena de millones para películas que jamás se realizaron.
S.: ¿Podría usted precisar con algunas cífras lo que llama "desgreño administrativo"?
A.R.: En primer lugar, es inaudito que varios préstamos de Focine a un interés del 12 por ciento no se hayan invertido en producir películas sino colocado en corporaciones financieras al 34 por ciento, llegándose a la cómica situación de que hay un préstamo de 8 millones de pesos que ahora está avalado con un cheque de Félix Correa, el señor de Furatena que ahora pasa vacaciones en la carcel Modelo... Podría contarle también que la sola existencia administrativa de Focine, incluyendo el valor de sus prestaciones sociales vale 60 millones de pesos anuales. Y lo más escandaloso es que Focine ha prestado hasta la actualidad más de 300 millones de pesos, de los cuales ha recuperado apenas doce, gracias a las vías judiciales, que le han permitido expropiar un lote desértico en el Meta y otro pantanoso en San Andrés.
S.: ¿A quién señalaría usted como el principal responsable de estas irregularidades?
A. R.: Por lo pronto a nadie. El debate que adeiantaré en la Cámara de Representantes no va dirigido contra el Ministro ni contra la actual administración de Focine, porque la cadena de la felicidad que se montó en la compañía viene de administraciones anteriores.
S.:¿Qué información le solicitará ustedalministro de Comunicaciones?
A. R.: El ministro debe contarnos en la Cámara qué planes tiene Focine para invertir los 230 millones que debe ser el recaudo de este año, y los 500 o 600 que debe tener en caja.
También deberá explicar porqué Focine no le hace auditoría ni control de ninguna clase a los millonarios préstamos que otorga. Denunciaré ante el ministro, concretamente, la siguiente verdad de puño: que el esfuerzo económico del pueblo colombiano para fomentar su cine ha sido maibaratado. O falta talento, o Focine ha sido inferior a la oportunidad que se le concedió. Y rogaré al ministro que Focine pase a ser una dependencia más de Colcultura, para evitarnos los 60 millones de pesos anuales de administración que le cuesta al Estado sostener un instituto cuya única función es la de prestar sumas millonarias que jamás se recuperan.-
FOCINE DEBE VIVIR
Como primera directora de Focine, Isadora de Norden es en gran parte responsable de la forma como la compañía ha venido adelantando sus diversos cometidos. Por esta razón quiso SEMANA entrevistarla, con el objeto de que respondiera a algunos de los cargos que se le hacen a Focice en la actualidad.
S.: ¿Qué piensa usted de la afirmación de que "Focine se ha comportado como una república independiente con mucho dinero y pobres realizaciones, caracterizada por una alegre irresponsabilidad en el otorgamiento de millonarios préstamos para películas que nadie ve?
I. de N.: Focine, como su nombre lo indica, es una entidad de crédito y de fomento, y en este sentido cumple una función fundamental. El índice de dudoso recaudo que registra no es superior al de cualquiera otra entidad de crédito o fomento. El cine es una industria muy difícil de sacar adelante; nadie puede asegurar que tendrá éxito. Sucede en la industria cinematográfica de todos los países.
Es difícil calcular cual será la calidad o el éxito comercial de un proyecto cinematográfico.
S.: ¿Es cierto que Focine no le hace auditoría ni control de ninguna clase a los millonarios préstamos que otorga?
I. de N.: Focine tiene una división de créditos encargada de estudiar las solicitudes de financiación, cuando previamente una junta asesora ha leído y aprobado los guiones que se someten a su consideración. Pero es la junta directiva la que finalmente aprueba el préstamo. No el gerente.
Además, Focine tiene un representante de la Contraloría. No puede hacerse un cheque de 200 pesos sin su aprobación.
S.: ¿Qué utilidad tiene el festival de Cartagena?
I. de N.: Focine tiene que realizar lo más pronto posible una conquista de los mercados internacionales. En los dos festivales de Cartagena que ha dirigido hubo un interés por el cine colombiano y latinoamericano. Esto es muy importante, porque en latinoamérica están nuestras posibilidades más inmediatas de mercadeo.
S.: ¿Qué otras alternativas cree usted que tenga Focine?
I. de N.: La compañía debe meterse en la distribución de las películas, función para la cual podria comenzar a pensar en tener sus propios teatros.
S.: ¿Qué opina usted de la propuesta de convertir a Focine en una dependencia de Colcultura?
I. de N.: Imposible. Focine es una empresa industrial y comercial del Estado, y Colcultura un establecimiento público: de ahí su problema burocrático. Pero básicamente, esta diferencia indica que tienen objetivos distintísimos.
S.: ¿Qué podría usted comentar de las críticas que se le hacen a su administración?
I. de N.: Me criticaron básicamente las becas que otorgué. Pero la única posibilidad que tienen los aspirantes a cineastas en Colombia es la de estudiar en el exterior. Durante mi administración se aprobaron préstamos para cursos de técnicos, ninguno para director. Crear escuelas de cine en Colombia es insensato.
S.: ¿Justifica entonces usted la existencia de Focine?
I. de N.: Desde luego. Ha hecho un gran esfuerzo para tratar de arrancar con una industria cultural y comercialmente importante. Pero no hay que olvidar que lleva apenas cuatro años de existencia, por lo que puede ser aún prematuro para hacer un balance.