Home

Cultura

Artículo

Un niño, interpretado por Teo Gutiérrez, debe vivir en la clandestinidad, pues sus padres son perseguidos por la dictadura argentina.

CINE

Infancia clandestina

Esta película argentina recrea los años más oscuros de la dictadura militar a través de la historia de un niño hijo de guerrilleros en la clandestinidad. ** ½

Manuel Kalmanovitz G.
21 de septiembre de 2013

País: Argentina
Año: 2011
Director: Benjamín Ávila
Guion: Benjamín Ávila y Marcelo Müller
Actores: Natalia Oreiro, Ernesto Alteiro, Teo Gutiérrez
Duración: 112 min

En el centro de esta película sobre una infancia clandestina hay un niño, obviamente. Comienza, como tantas otras, advirtiéndonos que se trata de una historia real y, como tantas otras, no está del todo claro qué esperan ganar con el aviso. ¿Así nos conmoveremos más? ¿Ignoraremos cosas que no tengan sentido porque está basada en una “historia real” y la realidad a veces no tiene tanto sentido?

El niño de la infancia clandestina se llama Juan y Ernesto. Juan cuando tenía una infancia normal y Ernesto cuando la tuvo clandestina. En ambos casos el nombre se debe a otras personas, a Juan Domingo Perón y a Ernesto ‘Ché’ Guevara, entonces es como si el niño no fuera una persona sino un símbolo de algo.

Los padres del niño, que homenajearon en él al caudillo argentino, eran guerrilleros de un grupo llamado Montoneros, una disidencia armada del peronismo que surgió en 1970 y se acabó en 1979. Son datos de utilidad que se encuentran en Wikipedia, porque la película no contextualiza el movimiento armado al que pertenecen más allá de un par de letreros al comienzo. 

No se explica ni importa contra qué se rebelaba esta gente, ni su visión del país o de la política, ni nada sustancial. Infancia clandestina termina con un aviso; está dedicada a “todos aquellos que han conservado la fe” aunque tampoco deja claro de qué fe está hablando. 

Teo Gutiérrez, el actor que encarna a Juan/Ernesto, es un niño cachetón de pestañas largas pero extrañamente inerte. Ante su falta de emotividad, el trabajo de crear una conexión recae en la banda sonora, en los personajes que lo rodean y en la dirección de arte con sus camisas de poliéster sicodélicas, sus marcos de gafas exagerados, sus bigotes y patillas. Pero no es suficiente.

Puede ser que la inexpresividad del niño sea una respuesta a esa infancia traumática de vivirse escondiendo con armas y panfletos, pero eso haría innecesaria –para no decir absurda– una historia de amor con una compañerita del colegio.

En contraste con la parquedad de Juan/Ernesto, su madre (Natalia Oreiro) es excesivamente emotiva. Llora, grita, se pelea. Pero el núcleo familiar no es creíble. Las corrientes emocionales que nutren la vida familiar no terminan de cobrar forma y la ausencia de algo tan básico hace que la historia, por más basada en la realidad que esté, no se siente verdadera. La única relación creíble del niño es con Beto (Ernesto Alteiro), un tío bigotudo que encuentra un punto medio entre la paternidad remota y la maternidad asfixiante.

Infancia clandestina filtra todo lo que sucede a través de los ojos del niño, negándose la oportunidad de examinar los dilemas morales y existenciales de los adultos que, en su opción por un compromiso revolucionario, se ponen en peligro a sí mismos y a sus seres queridos. 

¿Cómo puede haber gente que sea al mismo tiempo tan egoísta y tan generosa? Es como si la película, en su esfuerzo de explorar una “historia real”, se le olvidara que no basta con mostrar esa realidad; tendría que ayudarnos a entenderla mejor. 

CARTELERA

**** Excelente   ***1/2 Muy buena   *** Buena   **1/2 Aceptable  ** Regular   * Mala   

Don Ca ***½
Conmovedor documental colombiano sobre un personaje singular que construyó su vida en Guapi. 

Tú eres el siguiente ***
Cine de terror que pasa sorpresivamente de ejercicio sanguinario a melodrama y a comedia negrísima.

El ataque ***
La segunda película del año en la que acaban con la Casa Blanca tiene más matices y algunas pinceladas de humor.

El conjuro **
Efectiva película de terror con muchos saltos y sobresaltos, pero con un guion de muy poca sustancia.