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“June Carter me amó cuando no me sentía digno de ser amado”, escribió en su autobiografía

cine

Jenny y Jun: pasión y locura

Un hombre acostumbrado al sufrimiento fue salvado a tiempo por una conmovedora historia de amor.

Ricardo Silva Romero
5 de febrero de 2006

Título original: Walk the Line.
Año de producción: 2005.
Dirección: James Mangold.
Actores: Joaquin Phoenix, Reese Witherspoon, Ginnifer Goodwin, Robert Patrick, Dallas Roberts, Dan John Miller, Larry Bagby, Shelby Lynne.

El torpe título en español pretende convencernos de que esta biografía cinematográfica en verdad es una de esas turbulentas historias de amor que solemos ver en las telenovelas. El título original, en cambio, rinde homenaje a una de las más famosas canciones del biografiado, el músico Johnny Cash, y al final, cuando salimos del teatro, consigue sintetizarnos el drama estremecedor que acabamos de ver: aquel Walk the Line, tomado de los versos de Cash ("porque eres mía / camino por la línea"), nos recuerda que en realidad hemos visto el relato de cómo el amor condujo al protagonista por el camino recto y lo salvó de ser para siempre un hombre en duelo.

Johnny Cash nació en Arkansas, Estados Unidos, el 26 de septiembre de 1932, y murió el 12 de septiembre de 2003 en Nashville, Tennessee, por culpa de una diabetes inmanejable. Se podría decir (si se le cree todo a esta película tan buena) que su infancia, marcada por los himnos espirituales que cantaba su madre, terminó el día de la horrible muerte de su adorado hermano Jack. La culpa lo acorraló durante sus años en el Ejército, sus peores momentos dentro de un primer matrimonio que no lo hizo feliz y sus años de éxito en el recién descubierto mundo del rock. Siempre, hasta el último concierto, salió de negro al escenario. Y siempre, hasta el último disco, usó la gran música folclórica norteamericana (el country, el blues, el rockabilly) para asumir el dolor que lo acompañó hasta el final. Si no hubiera sido por el amor de la cantante June Carter, que lo salvó de perderse en su propia cabeza por cuenta de las drogas, su vida no habría sido más que un vía crucis. "June me amó cuando no me sentía digno de ser amado", escribió en su autobiografía.

Lo mejor de Walk the Line, aparte de que no ha sido planteada como un resumen de la vida de Johnny Cash, sino como la crónica de una redención, es el estupendo trabajo de sus dos protagonistas. Ha sido un gran acierto elegir al misterioso Joaquin Phoenix para interpretar a Cash: es fácil llegar a pensar que se trata del mejor actor de su generación cuando se recuerda que ha sido capaz de interpretar, sin repetir gestos ni manías, a personajes tan diferentes como el adolescente nervioso de Todo por un sueño, el escalofriante Cómodo de Gladiador y el cura temeroso de Letras prohibidas. La estupenda Reese Witherspoon encarna a June Carter hasta convencernos de que nadie más podría haberlo hecho: su éxito como actriz de comedias románticas nos había ayudado a olvidar que sólo ella podría haberse puesto en los zapatos de la niña curiosa de Pregúntale al señor luna, la ambiciosa estudiante de Election y la tonta brillante de Legalmente rubia, pero este nuevo papel, que tal vez la lleve a ganar el Oscar, le ha traído de vuelta desde el limbo al que van a dar esas estrellas que viven de ser ellas mismas. Todas son buenas noticias. n