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La mirada romántica

El paso de viajeros ingleses por Colombia durante el siglo XIX no sólo fue fundamental por las exploraciones y descubrimientos sino también por sus aportes artísticos. ¿Cómo nos vieron?

16 de diciembre de 2002

Despues de que Colombia se liberara de los españoles, después de que proclamara su independencia y de que llegara el momento de saber qué era realmente el país, como se lo preguntó alguna vez Francisco José de Caldas, no había más remedio que descubrirlo: conocer sus riquezas, naturaleza, sus ríos, sus cordilleras, sus costumbres. Fue así como nació, según comenta el sociólogo Efraín Sánchez, la Comisión Corográfica que dirigió Agustín Codazzi y que dio a luz el primer mapa sistemático de Colombia y sus provincias.

Pero no sólo en este campo se notó un cambio pues la pintura también sintió una transformación después de decenas de años en que sólo se hacía alusión al tema religioso, una de las principales características de la pintura colonial. Estos cambios coincidieron con la aparición de navegantes, comerciantes e investigadores de varios países, en especial ingleses, quienes empezaron a dar fe de todo lo que vivían a través de diarios de viajes, de dibujos y acuarelas. Ellos se encargaron de ofrecer una mirada romántica de un nuevo mundo por descubrir y que llamó la atención de muchos europeos, hastiados de guerras imperiales que sólo llevaron a los fracasos continuos, el hambre y la pobreza que caracterizaron a la Europa posterior a Napoleón. Según Sánchez los ingleses llevaron a cabo exploraciones en la Costa colombiana durante todo el siglo XIX y las cartas de navegación del mar Caribe colombiano estuvieron a cargo del Almirantazgo británico, cuya compra sería una de las prioridades del presidente Tomás Cipriano de Mosquera.

En el campo del arte los ingleses también fueron determinantes. Se dice que el comerciante londinense Joseph Brown no sólo fue el primero en dibujar temas sociales, costumbres y paisajes sino también en incentivar a personalidades como José Manuel Groot para que también lo hicieran. Al igual que Brown hubo otros ingleses que también inmortalizaron sus puntos de vista tras su paso por Colombia. Dos de ellos fueron Edward W. Mark y Henry Price, este último uno de los mejores paisajistas de la Comisión Corográfica. Brown fue dibujante ante todo y con la colaboración de Groot y de los hermanos Castillo le pudo dar color a sus pinturas.

Esta visión de los ingleses que estuvieron de paso por Colombia durante el siglo XIX compone la muestra Ojos británicos, que se exhibe por estos días en el Museo Nacional de Colombia. Allí, en 126 obras, se pueden ver costumbres, desde esa particular visión, como la de tomar chicha, las visitas en las más elegantes casas de Bogotá, los matrimonios en Guaduas, la vida cotidiana en un almacén cualquiera, o las plazas de Barichara, Socorro o San Gil y los testimonios del progreso que iban dejando huella en el río Magdalena. Así nos veían los ingleses, una muestra que cierra un año de grandes exposiciones en el Museo Nacional.