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Pedro el grande fue uno de los zares más importantes de la dinastía Románov. Años más tarde, Catalina la Grande se encargó de continuar con su legado. Simon Sebag Montefiore cuenta este y otros sucesos del imperio en su más reciente libro. | Foto: A.F.P. / Richard Pearson

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Un verdadero "Juego de Tronos"

La historia de la dinastía Romanov está llena de sangre, ambición y sexo. Las cartas íntimas de los zares, y otros detalles sorprendentes, se revelan en un libro de Simon Sebag Montefiore, invitado al Hay Festival.

21 de enero de 2017

En ese recorrido de 1.000 páginas por los 304 años de la dinastía Románov –la última antes de la revolución de 1917– hasta la vida sexual de los zares queda al descubierto. Y la razón es clara. Según contó a SEMANA su autor, Simon Sebag Montefiore, Los Románov: 1613-1918 cuenta los secretos más íntimos porque “todo lo privado del monarca tiene un aspecto político”.

El interés de este historiador londinense en el tema se remonta a su madre y el legado de sus antepasados judíos asquenazis, provenientes de Rusia, Polonia y Lituania, que lo sumergieron en los temas de Europa oriental. Simultáneamente carga con la herencia sefardita de su familia paterna, originaria de Portugal y España. De ahí se explica que se especialice en Rusia y Medio Oriente, y que sus obras destacadas sean Stalin, la corte del zar rojo (2003) y Jerusalén: la biografía (2011).

Sebag Montefiore cuenta la historia del imperio Románov como si se tratara de una saga de ficción y por eso resulta entretenida. No faltan las excentricidades de la monarquía e incluye cartas de amor, explícitas y eróticas, todas sacadas de los archivos históricos. Pinta la cruda realidad de un pasado que persigue a Rusia hasta hoy, un siglo después de la masacre del zar Nicolás II y su familia, asesinados por los bolcheviques en Ekaterimburgo el 17 de julio de 1918.

A pesar de que la ambición y la sangre permearon todos los días de esa dinastía, para Sebag Montefiore fue difícil relatar algunas escenas, especialmente la última que, según cuenta, le costó lágrimas. A lo largo del libro hay historias sorprendentes como las fiestas salvajes de Pedro el Grande y el asesinato del zarévich Iván, cometido por su propio padre, Iván el Terrible. También cuenta las historias de otros personajes como Catalina la Grande, Anastasia y el propio Rasputín, con quien el autor simpatiza de alguna manera.

Las pasiones sin límite de los zares y su indiferencia social arrasaron el bienestar del pueblo ruso, por lo que a Sebag Montefiore no le interesa conocer a los miles de descendientes Románov que hay en el mundo. Sin embargo, el régimen que los reemplazó después de sus tres siglos de sangre significó una nueva tragedia: 20 millones de personas murieron bajo el sistema soviético y otros 2 millones terminaron en campos de trabajos forzados en Siberia. Para Sebag Montefiore, el comunismo no fue el mejor modelo de gobierno para reemplazar a la dinastía y la historia le dio la razón.

Tanto así, que Vladimir Putin, como dice Sebag Montefiore, no redimirá ese país donde la tradición política ha estado dominada por la autocracia. Por el contrario, no está muy lejos de querer revivir a los grandes de su pasado para consolidar “la autocracia más moderna de Rusia”. Algo que sin duda convierte a Los Románov: 1613-1918 en una lectura obligada para los que quieran comprender la Rusia actual.