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"NO HE TENIDO CRISIS DE CREACION"

JESUS RAFAEL SOTO

11 de marzo de 1985

En Venezuela es tan popular como el joropo, y en el mundo entero es conocido como la cabeza visible del cinetismo. Pero a Jesús Rafael Soto, el único latinoamericano vivo que ha entrado por la puerta grande del Museo Guggenheim de Nueva York, le molesta eso del cinestismo, que para él es sólo un rótulo que por aquello del "ismo" da la sensación de algo ya acabado. Actualmente visita a Colombia con motivo de la exposición de su obra más reciente en la galería Garcés y Velásquez de Bogotá. Alto, mesurado, de hablar pausado -como que va midiendo cada una de las palabras que pronuncia-, detrás de unas espesas gafas de miope, su mirada escrutadora parece confirmar esa convicción suya de que el arte es creación, aporte y... ciencia, y de que para hacerlo es necesaria una profunda capacidad de observación. SEMANA lo entrevistó y éstos son apartes de la larga conversación que sostuvo con él.
SEMANA: ¿Cómo explica esa vocación suya por el arte abstracto?
JESUS RAFAEL SOTO: Desde que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes, donde entre otras cosas nos enseñaban a pintar paisajes, sentí la necesidad espiritual de ir más lejos. Desde muy joven quería crear un arte de vanguardia.
S.: Pero... ¿por qué la necesidad de salir para hacerlo?
J.S.: En la Escuela me decían: "no te podemos enseñar sino hasta el cubismo. Tienes que irte si quieres realizar tu proyecto". Yo sabía que haciendo cubismo estaba haciendo obra que ya había sido realizada antes. Sabía que en París podía encontrar algo. Tenía que saber qué había pasado después del cubismo, qué estaba pasando... tenía un vacío que tenía que llenar... para partir de ahí.
S.: ¿Qué pasó después?
J.S.: Inmediatamente llegué a París encontré el arte abstracto. Me informé, lo estudié hasta donde las posibilidades lo permitían y vi que había dos vertientes, una expresionista y otra constructivista. Me senti más cerca de esta última y comencé a explorar en esa dirección. En poco tiempo, en el año 51, estaba exponiendo mis primeras obras abstractas en el Salón Realité Nouvelle.
S.: ¿Qué importancia tenía ese Salón?
J.S.: Se había creado en 1947 precisamente para que los abstractos tuvieran un espacio dónde exponer. Todo lo demás estaba cerrado para ellos. Inclusive, me llamaron más tarde para que ayudara a reorientarlo porque había olvidado su propósito inicial y se había vuelto figurativo.
S.: Quienes se afanan por establecer relaciones entre el artista y su medio podrían sostener que Ud no tiene nada de latinoamericano...
J.S.: Hay arte y hay artistas, no importa de dónde sean. Hay grandes creadores de la historia del arte, no importa su nacionalidad. Esa posición que intenta ver arte latinoamericano o europeo o lo que sea es una posición extra-artística, se enmarca dentro de referencias socio-políticas y no estéticas. Yo rechazo ser un escalón en esa marcha. Creo que alguien debe exponer la posibilidad que tiene un latinoamericano de demostrar que también es capaz de ser desarrollado y de aportar algo a la historia del arte.
S.: ¿Se puede inferir de lo que ha dicho que el arte abstracto es más desarrollado que el figurativo?
J.S.: Parto de la base de la evolución y desarrollo del arte. Si miramos hacia atrás, podemos afirmar que en materia de arte visual el hombre parece haber sido claro desde los comienzos de la historia. Creo que el arte latinoamericano tiene raíces mucho más cerca de la abstracción que de la figuración y estoy más seguro de ello cuando veo lo que hacen nuestros aborígenes del alto y bajo Orinoco. Son abstractos, de una geometría impecable, sin tener que recurrir a la figuración, a las formas llamadas realistas. En este punto soy taxativo: el arte abstracto es más puro que el figurativo. Si no lo creyera, yo no sería abstracto.
S.: ¿Con esto no se está protegiendo en el fondo y está tácitamente afirmando que Ud. es latinoamericano, incluso más puro que cualquier otro, porque hace abstracción como nuestros primitivos habitantes?
J.S.: No estoy tratando de protegerme con esa idea del latinoamericanismo, porque me parece demagógica.
S.: ¿Cuando está empezando dentro del arte abstracto qué está buscando?
J.S.: Trataba de comprender el fenómeno estructural. Pensaba que lo temporal no es estático, que la realidad espacio-temporal es cambiante, que no se puede fijar. Estaba seguro de que el arte debia avanzar hacia una dimensión espacio-temporal que ya asomaba en los impresionistas con sus experiencias sobre la luz.
S.: ¿Cómo se relaciona su obra con la de Vassarely?
J.S.: Somos producto del mismo momento, pero no somos los únicos.
Había otros explorando en la misma dirección.
S.: ¿Cómo se explica el hecho de que Ud. sea entonces el abanderado del cinetismo?
J.S.: Soy abanderado en una dirección, en esa dirección que se orientó hacia la creación del movimiento sin motor, utilizando el espectador como motor; otros han utilizado el motor para ridiculizarlo; otros han buscado mover la imagen en en el plano bidimensional. Cada uno iba buscando sus propias soluciones. Y a eso se llamó cinetismo. Pero me molesta ese rótulo.
S.: ¿Por gué?
J.S.: Esas búsquedas es difícil resumirlas en un título. Esa actitud las encajona, las encierra en una categoría y eso no era lo que pretendíamos, porque en el arte cinético hay desde aproximaciones al dadaismo hasta un estructuralismo puro. El ismo me molesta, porque anquilosa, acartona, estatiza y lo que buscábamos era el movimiento, lo cambiante. Lamentablemente siempre se ponen rótulos, generalmente equivocados como en el caso del cubismo: los cubistas pretendían romper el cubo y no construirlo.
S.: Hablando de cosas más concretas, ¿no cree que Ud. es uno, si no el más grande, artista venezolano en parte porque en su momento hubo toda una política cultural que lo impuso desde arriba?
J.S.: No, lo que pasa es que mi vigencia en Europa les hizo abrir los ojos.
S.: ¿Cómo interpreta su poderosa influencia, casi apabullante, en el arte venezolano? ¿Ha creado escuela?
J.S.: He visto mis influencias, pero insisto que eso debe ser un punto de partida, no un reflejo. No he creado escuela. Los que me han imitado se han quedado ahí. Sin embargo, algunos de los que han estado cerca de mi con lenguaje propio son los que han tenido más éxito. Uno de ellos me decía: "somos tan pocos, pero hacemos tanto escándalo que parecemos un ejército".
S.: ¿Por qué el auge de la nueva figuración y un relativo repliegue de lo abstracto?
J.S.: Siempre ha habido figuración. Es un ciclo de siempre. Parece que el hombre defendiera la figuración como una herencia cultural de la cual teme desprenderse. Pero los figurativos de hoy saben muy bien que no pueden pintar como los del pasado. ¿Será por eso que se llaman "nueva figuración"?
S.: ¿ Qué es el arte para Ud. ?
J.S.: El arte es creación, es aporte y ojalá nos llegáramos a convencer de que es una ciencia. Otra.
S.: ¿ Y la sensibilidad ?
J.S.: Todo el mundo siente, come, ama, pero no todo el mundo es artista. Hay diferencias y si las hay tenemos que saber por qué. Hay algo especial que es la capacidad para aportar al desarrollo del arte.
S.: ¿En su caso cuál es esa capacidad?
J.S.: Tengo una enorme facilidad para la plástica, lo que no me sucede con los idiomas, por ejemplo. Nunca he tenido crisis de creación.
S.: Cualquier artista puede creer que tiene esas facilidades y sin embargo no aportar nada al desarrollo de la plástica...
J.S.: Entonces no es artista.
S.: ¿Los artistas, entonces, se cuentan en los dedos de la mano?
J S.: Sí.
S: Según Ud., ¿qué artistas han aportado más recientemente al desarrollo de la plástica?
J.S.: En los Estados Unidos, Walter de María y Kelly. En Europa, Fontana y Klein. En América Latina, Lam, Tamayo, Torres García.
S.: ¿Y usted?
J.S.: Ojalá mi aporte sea positivo.
S.: ¿Cuáles son los grandes enemigos del desarrollo del arte?
J.S.: Los críticos. Son ellos los que no creen que los latinoamericanos somos capaces de crear un arte universal. No son estudiosos del arte, ven la creación a través de otras disciplinas: filosofía, política, sociología... No he conocido más de dos críticos que se mantengan en permanente contacto con los artistas, que se acerquen a sus talleres. En líneas generales, si uno no refleja lo que ellos dicen o no "ilustra" lo que ellos piensan, uno no es importante. Los historiadores del arte, en cambio, si son gente seria.
S.: ¿Entonces quién orienta a los legos?
J.S.: Los artistas son los que crean las pautas, no los que están en otras disciplinas. Además, la crítica es un fenómeno moderno. Velázquez no conoció la crítica. La crítica no es necesaria. La historia del arte sí.