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PREMIO GORDO

"En diciembre llegaban las brisas" de Marvel Moreno, gana en Italia el premio Grizane Cavour.

6 de marzo de 1989

Al final de su novela "En diciembre llegaban las brisas", Marvel Moreno (su nombre completo es nombre de reina, Marvel Luz), habla de su encuentro en París con la nueva generación de muchachas de Barranquilla, liberadas y un poco indulgentes con la escritora porque sabían vagamente que alguna vez publicó un libro denunciando la opresión que sufrían sus madres. Ellas, dice Moreno, ignoraban la sumisión: no se maquillaban, en sus polveras había casi siempre unos gramos de cocaina y hacian el amor con desenvoltura para tormento de sus amantes, que se sentían como cerezas tomadas con distracción de un plato.
Sólo Marvel Moreno comprendía que ese frenético consumo de hombres elegidos y devorados sin ternura ni compasión, era simplemente la venganza que una generación de mujeres ejercía, sin saberlo, en nombre de muchas otras.

Esa novela, publicada originalmente por Plaza & Janes en febrero de 1987, es el cuadro feroz, humoristico, despiadado y nostálgico que una excelente narradora logra sobre las salvajes e injustas relaciones que han existido entre hombres y mujeres en la Costa Atlántica colombiana, pero especialmente en su ciudad, Barranquilla, una ciudad donde ella estudió, fue reina de belleza, se casó con el periodista Plinio Apuleyo Mendoza, tuvo dos hijas a quienes está dedicado este libro y más tarde abandonó para instalarse en París. Esa novela de 284 páginas, acaba de ganarse uno de los premios literarios más importantes, el Grizane Cavour, compartido con Doris Lessing, con "El quinto hijo" y un escritor soviético, Leónid Borodine por su novela "La separación".

A los 47 años de edad y en plena redacción de otro libro, Marvel Moreno puede sentirse satisfecha porque esta novela, no sólo se gana ese premio en su traducción italiana, sino que la versión Francesa se ha vendido bien.
Mientras tanto su otro libro de cuentos titulado "Algo tan feo en la vida de una señora bien", en su edición francesa, apareció con un prologo entusiasta de Juan Goytisolo y uno de sus cuentos, "Oriana", le sirvió a otra loca adorable, Fina Torres, para filmar su primera película que ganaría el premio Cámara de Oro en el Festival de Cannes.

"En diciembre llegaban las brisas" es un retrato despiadado, cruel y descarnado del machismo que padres, hermanos, maridos, cuñados, tíos y todos los varones barranquilleros ejercen sobre sus mujeres, sin ternura, sin respeto, sin consideración, sometiéndolas, humillándolas. La abuela, Lina, Dora, Catalina, Beatriz, Annie, doña Giovanna, Divina Arriaga, doña Eulalia pertenecen a tres generaciones y en cada una de ellas se va repitiendo, insistiendo ese trágico destino de sumision que será quebrantado por la rebeldía de Lina, la muchacha que al final del relato entiende y expresa que la situación ya no sigue siendo la misma. Pero el daño es irreparable, porque las mujeres barranquilleras han quedado marcadas por ese despotismo conyugal, por esa violencia doméstica, por ese asalto sexual en que se convierte una simple caricia.

Barranquilla con sus barrios, sus campos de golf, sus playas, Puerto Colombia, su clima, sus comidas, sus modas, sus costumbres son el escenario de estas historias amargas que giran alrededor de personajes que están ahí, que existen en la vida real: Dora, la mejor amiga de Lina, una muchacha que tiene un magnetismo sexual tremendo, que provoca reacciones insólitas en hombres y animales, para quienes el espectáculo de esa hembra costeña es insoportable; doña Eulalia, la madre de Dora, inquisidora y dominante, producto de una relación frustrante porque su padre a los 30 años se casó con una niña de 12 a quien viola durante la noche de bodas y le produce un trauma de tal magnitud que odia a todos los hombres, incluyendo las imágenes de los santos que colgaban de las paredes. Esa niña convertida en madre a la fuerza y de la peor manera, transmitirá a doña Eulalia su fobia al sexo. Esta peleará con Dora cuando descubre su fogosidad sexual, irreprimible. Y es que el marido de doña Eulalia será lan torpe como su mismo padre: Juan Palos Pérez, un pediatra tosco que se la pasa acosando sirvientas y morirá un mediodía, en una playa mientras copula con una mujer desconocida después de un almuerzo con arroz de pescado. Asi, de generación en generación, las mujeres barranquilleras van heredando esa actitud de rechazo al sexo, de odio hacia los hombres en quienes sólo encuentran problemas y violencia. El sexo es sucio y los hombres innobles, desprecian a las mujeres después de poseerlas. Esa es la ley y hay que seguirla. Así van funcionado las relaciones conyugales, sociales, familiares y sexuales entre hombres y mujeres en Barranquilla hasta cuando los estudios universitarios, los viajes, las nuevas amistades, la vida misma se encarga de ir cambiando la mentalidad de las mujeres y las prepara para ese combate que servira para educar a los machos castigadores .

Marvel Moreno es una feminista furibunda. Seguramente Gloria Steinem, Betty Friedam y Cristina Peri Rossi se sentirán felices con estas historias de una ciudad tropical y caliente sacudida por los golpes que los maridos propinan a sus mujeres, por las infidelidades cometidas en asientos traseros de automóviles larguisimos y también por la rebeldía de una mujer como Lina, para quien no regresar a Barranquilla es una cura mental, un corte de cuentas con un pasado oprobioso.

Este premio italiano a una escritora colombiana como Marvel Moreno confirma cómo las historias más locales y domésticas pueden, cuando están bien escritas, trascender e interesar a otros lectores en otros idiomas, divertidos con este espectáculo de machos vapuleadores y orgullosos de sus dotes corporales. -