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"Quise trabajar con actores naturales"

Llegó a Colombia 'Ciudad de Dios', una de las mejores películas brasileñas de las últimas décadas. SEMANA habló con su director.

30 de marzo de 2003

Fernando Meirelles es el director de Ciudad de Dios, el largometraje más exitoso de los últimos 20 años en Brasil. Allí narra la violencia que se ha vivido en Ciudad de Dios, una de las favelas más grandes de Rio de Janeiro, que se convirtió desde los años 80 en un semillero de violencia y traficantes de droga. La película, que utiliza a más de 200 actores, no sólo ha trascendido en taquilla sino también en la realidad.

SEMANA: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Kátia Lund, codirectora de actores?

Fernando Meirelles: Kátia me ayudó en el trabajo con los actores. No tuvo nada que ver con la cámara, el guión o los escenarios. Yo quería trabajar con actores naturales, que jamás hubieran estudiado el oficio, para contribuir al realismo de la historia. Así que, 10 meses antes de comenzar la filmación, abrimos una academia en el centro de Rio de Janeiro y entrevistamos a cerca de 200 niños de las favelas y nos dedicamos a elegir a quienes harían los papeles principales en una especie de taller actoral. Después ensayamos durante cuatro meses más escenas específicas de la película.

SEMANA: ¿Cómo decirles a tantas personas que saldrán en una película de ficción pero que saldrán muy poco?

F.M.: El gran truco, creo, fue no entregarles el guión completo: sólo conocían las intenciones de cada secuencia y así, porque dentro de ese marco les di todas las libertades, pudieron reescribir varios diálogos desde sus experiencias.

SEMANA: ¿Cómo manejó el tema con los niños actores?

F.M.: Para nosotros esto era muy importante, muy delicado, pero para ellos, que viven en las favelas y que hoy son mucho más violentas de lo que fueron en los 80, no era nada extraordinario. Era, incluso, un alivio.

SEMANA: ¿Rodaron en la verdadera Ciudad de Dios?

F.M.: Sí, hicimos algunas escenas en Ciudad de Dios, pero unas más las hicimos en otras favelas. Sólo pudimos estar 10 días allí. Es aún hoy un lugar muy violento. Como los líderes de las pandillas son mucho más jóvenes de lo que podríamos imaginar (tienen 18, 19, 20 años), resultaba muy difícil pedirles permisos para filmar. Así que decidimos trabajar en otros lugares.

SEMANA: ¿Es hoy un lugar más duro que el que vemos en la película?

F.M.: Rio está dividida entre tres grupos criminales. Y cada pandilla de esas controla 60 ó 70 favelas. Se vive una guerra terrible porque, como imaginará, 60 favelas contra 60 favelas trae peores resultados. Se ha vuelto imposible entrar a esos lugares. Estas personas en verdad los controlan. Si usted entra y avanza unos 20 metros pronto aparecerá una persona que le preguntará "¿Puedo ayudarlo?" o "¿Está buscando a alguien?". Incluso el alcalde de Rio, cuando tiene que hacer algo en los barrios, por ejemplo cambiar un bombillo en un poste de luz, debe llamar a estos traficantes y pedirles permiso.

SEMANA: ¿Es cierto que ya ha comenzado a influir en la realidad política del país?

F.M.: Sí, ha sido increíble. Es la película brasileña más exitosa de los últimos 20 años. Ya la han visto mucho más de tres millones de personas en el país. Lula, el presidente, la usó durante su campaña. Y ahora su gobierno se ha empeñado en reconstruir las favelas y ha elegido a Ciudad de Dios como el lugar piloto para este proyecto. Siete ministros y tres secretarios de Estado están involucrados en trabajos que incluyen polideportivos, parques y estaciones de bus.

SEMANA: ¿La gente de Ciudad de Dios ya vio la película?

F.M.: Sí, la han visto en teatros populares cercanos a las favelas y hemos hecho una proyección especial para 2.000 personas, y, para decir verdad, han sido ellas quienes en enero de este año, al ver que ganaba premios y reunía dinero por todo el mundo, han ido a donde el ministro de Cultura y le han dicho: "Esta película triunfa y todos la aplauden pero Ciudad de Dios sigue exactamente igual", y así ha comenzado todo el proceso que les he contado.