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“Todo conocimiento es interdependiente”: Cristina Fuentes La Roche, sobre el Hay Festival Colombia en sus 20 años

La edición 2025 de ese evento inigualable se celebrará escalonadamente, entre el 24 de enero y el 3 de febrero, en Jericó, Medellín, Cartagena de Indias y Barranquilla, con Salman Rushdie, María Negroni, Anne Applebaum y Colson Whitehead, entre otros grandes invitados. Charlamos con su directora internacional al respecto de lo vivido y aprendido en dos décadas de camino.

Alejandro Pérez Echeverry
30 de noviembre de 2024
Cristina Fuentes La Roche (Directora Internacional del Hay Festival), y Constanza Escobar (Directora del Hay Festival en Colombia). Bogotá Noviembre 21 de 2024.
Cristina Fuentes La Roche (Directora Internacional del Hay Festival) y Constanza Escobar (Directora del Hay Festival en Colombia), retratadas en SEMANA el 21 de noviembre de 2024. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival, y Constanza Escobar, directora del Hay Festival en Colombia, pasaron por SEMANA para hablar sobre los 20 años en el país de este evento como ninguno en el panorama del pensamiento y la cultura a nivel mundial, que ofrecerá su edición 2025 en cuatro ciudades: Jericó (del 24 al 26 de enero), Medellín (28 y 29 de enero), Cartagena de Indias (del 30 de enero al 2 de febrero) y Barranquilla (3 de febrero). En ese paso, esto nos contó Fuentes La Roche sobre esta edición de aniversario que mira hacia el legado, pero también hacia el futuro.

SEMANA: ¿Cómo dimensionan el poder transformador del Hay?

Cristina Fuentes La Roche: Nosotros evaluamos el festival de forma cuantitativa y cualitativa. La evaluación cuantitativa se refiere a los números de asistencia del festival general y de las programaciones de Hay Festival Joven y Hay Festival Comunitario. Así mismo el impacto económico y mediático que se genera. La evaluación cualitativa la realizamos con encuestas y comentarios de participantes y público.

Hace un par de años, la Universidad de los Andes nos hizo una evaluación del impacto social y cultural del festival con entrevistas a fondo a todos los grupos a los que llega el festival y el resultado fue muy positivo y sorprendente. Realmente, el festival contribuye a aumentar lecturas y a generar conciencia crítica, pero el impacto principal es sembrar semillas de conocimiento, de dudas y de aspiración. Estamos convencidos del poder transformador de las ideas y de la posibilidad de generar conciencia crítica, y como dice la famosa frase, “cuando una mente se ensancha con nuevas ideas, nunca vuelve al tamaño original”, y esto es muy poderoso.

SEMANA: En un mundo peor al de un año atrás, con el racismo como bandera que gana elecciones, ¿se hace más importante el Hay?

C.F.: La verdad es que el mundo se ha vuelto cada vez más polarizado social y políticamente, y se hace más importante no solo crear, pero mantener espacios como el Hay Festival, que muestren la multitud de gamas que tiene la realidad (lejos de ser un tema entre blanco y negro, y espacios que combatan la narrativa única). También es importante mantener espacios para generar optimismo y espacios seguros en donde reflexionar y que de forma colectiva podamos imaginar futuros más equitativos y sostenibles. Espacios también de esperanza donde se reúne gente que piensa diferente para escuchar y participar de forma tolerante.

Cristina Fuentes La Roche (Directora Internacional del Hay Festival). Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.
Cristina Fuentes La Roche comparte que, en esta celebración de 20 años, se va a presentar "un documental con multitud de entrevistas y material de archivo que no solo cuenta los 20 años del festival, también del país, y una exposición de fotos de Daniel Mordzinski, el gran fotógrafo de escritores, que ha sido testigo de primera fila del festival y sus invitados". | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

SEMANA: ¿Qué separa esta edición 2025 de las demás? ¿Cómo se celebra?

C.F.: Llegar a los 20 años sirve para mirar atrás y celebrar lo logrado. Vamos a presentar un documental con multitud de entrevistas y material de archivo que no solo cuenta los 20 años del festival, también del país, y una exposición de fotos de Daniel Mordzinski, el gran fotógrafo de escritores, que ha sido testigo de primera fila del festival y sus invitados. Pero este aniversario también sirve para mirar al futuro. Para esto hemos creado un proyecto colaborativo en el que la sociedad colombiana tiene un papel primordial: hemos pedido a los ciudadanos que nos ayuden a definir las 20 preguntas claves para nuestro tiempo. En esa conversación colectiva para seleccionar estas 20 preguntas hemos recibido más de 600 dudas de colombianos de todas las edades y de todas las regiones del país, y eso refleja una sociedad diversa y comprometida, que quiere debatir sobre lo que de verdad importa. Se piensa en temas fundamentales como democracia, inteligencia artificial, emergencia climática, igualdades, literatura, ciencia o cultura. Las 20 preguntas seleccionadas serán respondidas por los participantes y el público del Hay Festival Colombia 2025 a través de una serie de mesas (se pueden consultar en https://www.hayfestival.com/colombia-preguntas).

Hemos creado un proyecto colaborativo en el que la sociedad colombiana tiene un papel primordial: hemos pedido a los ciudadanos que nos ayuden a definir las 20 preguntas claves para nuestro tiempo. En esa conversación colectiva para seleccionar estas 20 preguntas hemos recibido más de 600 dudas de colombianos de todas las edades y de todas las regiones del país

SEMANA: En 20 años, ¿qué lecciones han asumido y qué caminos han redirigido?

C.F.: Hemos aprendido muchísimo de Colombia, de nuestros socios e individuos. El festival ha ido creciendo y diversificando su temática, reflejando el cambio de la sociedad. De sus inicios puramente literarios se ha pasado a hablar de temas necesarios como medioambiente, feminismos, igualdades, periodismo y más. Y esto se ha dado con momentos tan icónicos como la participación de numerosos premios nobel, la creación del proyecto Bogotá 39 (cuando los miembros de la Comisión de la Verdad hablaron por primera vez de las negociaciones de La Habana) o la visita de Chimamanda Ngozi Adichie al barrio Nelson Mandela. Hemos llegado no solo al centro histórico de Cartagena, sino a las diferentes comunidades de la ciudad y a todo el departamento del Bolívar, gracias a sus proyectos educativos. También tocamos lugares como Riohacha, Medellín, Jericó, Barranquilla y Bogotá, creyendo en el poder de las palabras y en la importancia de la conversación entre diferentes para imaginar otro mundo posible.

El festival ha ido creciendo y diversificando su temática, reflejando el cambio de la sociedad. De sus inicios puramente literarios se ha pasado a hablar de temas necesarios como medioambiente, feminismos, igualdades, periodismo y más

Cuando empezamos el festival, en 2006, se nos hacía importante que Colombia conversara con el mundo y el mundo con Colombia, pues era una sociedad que se consideraba muy aislada. Hoy en día nos parece igualmente importante que conversen las diferentes Colombias y sentar a la diversidad del país en las mesas del Hay Festival. Otra prioridad es que no solo se reúnan en Cartagena autores latinoamericanos y del norte global, sino traer a autores del sur global, de África, Asia, del mundo árabe, para entablar conversaciones urgentes entre el sur global.

SEMANA: ¿Cómo se confecciona una parrilla tan impresionante de invitados y qué retos plantea?

C.F.: El festival no responde únicamente a novedades literarias, como quizás sea la lógica de las ferias del libro; nos interesan miradas, temas diversos y no tenemos prisa: hay autores que tardan años en confirmar y otros que lo hacen enseguida. Trabajamos con el sector del libro, con socios, con formadores de opinión, siempre en control de nuestra curaduría, pero sabiendo que la creamos con apoyo colectivo. Los retos son lograr un balance entre autores, temas, generaciones; incluir miradas no hegemónicas, ángulos nuevos, temas tratados desde otra mirada, llegar a más públicos, mantener un espacio seguro para debatir, generar ideas novedosas sin dejar de cuestionarnos todo el tiempo... Es un aprendizaje continuo y vibrante.

SEMANA: Entre cientos de invitados de lujo, ¿cuáles quizá no tan conocidos considera imperdibles?

C.F.: Yo siempre animo a ir a escuchar las voces consagradas de la literatura, que en esta edición pueden ser Salman Rushdie, Colm Tóibín, Leila Guerriero, Cristina Rivera Garza, Colson Whitehead o María Negroni; también a las voces desde la ciencia, como Rafael Yuste o Mariano Sigman, y desde la música como Carlos Vives… Pero invito a animarse a escuchar a nombres menos conocidos. Entre estos, me resultan muy interesantes Isabella Hammad, la autora palestino-británica de Los parisinos, y Virginia Mendoza, con su fabuloso libro La sed, una historia antropológica (y personal) de la vida en tierra de agua escasa. También menciono La ciudad de los vivos, el relato de Nicola Lagioia, la historia real de un crimen que conmocionó a Italia, y destaco la visita de Amitav Ghosh y Viet Thanh Nguyen, que además de grandes favoritos son oradores sorprendentes.

Este año vienen muchos autores afrolatinos para hablar tanto de justicia social como de sus libros. Entre ellos recomiendo a Yuliana Ortiz Ruano, del Ecuador, con su libro Fiebre de carnaval; a Mayra Santos-Febres, de Puerto Rico, con su libro La otra Julia, y al autor haitiano Lyonel Trouillot, con su libro Bicentenario, solo por mencionar algunos.

SEMANA: Vivimos tiempos de descreimiento en lo intelectual y en lo científico, ¿es solo culpa de las redes?

C.F.: Estamos en un momento de cambio de paradigma. La democracia liberal y capitalista que sacó a millones de la pobreza necesita nuevo oxígeno. Las desigualdades crecen y el crecimiento económico no contempla lo finitos que son las materias primas y los recursos naturales, y estamos agotando el planeta. Tenemos que reinventar nuestra relación con la naturaleza, resignificar el concepto de crecimiento y lograr una sociedad más equitativa. Y este cambio genera miedos e inseguridades que potencian el populismo que se ceba en las redes sociales para la desinformación y la polarización con mucha eficiencia. Las redes nos igualan a la hora de opinar, y, por un lado, ese hecho democratiza la conversación, pero por otro hace que pierda rigor. El ruido a veces no nos deja escuchar a quienes están trabajando día a día con las ideas: escritores, pensadores y creadores.

La democracia liberal y capitalista que sacó a millones de la pobreza necesita nuevo oxígeno. Las desigualdades crecen y el crecimiento económico no contempla lo finitos que son las materias primas y los recursos naturales, y estamos agotando el planeta. Tenemos que reinventar nuestra relación con la naturaleza

Cristina Fuentes La Roche (Directora Internacional del Hay Festival).
"Hemos separado las áreas del conocimiento de forma artificial para facilitar la enseñanza y la repartición de roles en la sociedad, pero la realidad es más compleja y mucho más interesante, y todo conocimiento es interdependiente", nos dice Fuentes La Roche. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

SEMANA: ¿Es muy distinto lo que se vive en Jericó, Medellín, Cartagena y lo que sucederá en Barranquilla?

C.F.: Cada festival tiene su alma y su personalidad. El Hay Festival en Jericó nos permite una conversación que incide en la tensión entre lo rural y lo urbano. Es un festival con una mezcla fabulosa de público local y de cercanías y de público urbano de Medellín, y poco a poco otras ciudades de Colombia. Jericó ha adoptado el festival desde el primer día y el festival ha sido, en parte, catálisis para el desarrollo de su oferta hotelera, de librerías y otros proyectos alrededor del libro en el espacio público. El público del Hay Festival Fórum Medellín es joven, inquisitivo y participativo, con un gran porcentaje de menos de 35 años; el Hay Festival Cartagena, por su parte, es un festival destino donde se mezclan muchos públicos tanto locales como nacionales e internacionales. Es una ciudad mágica y maravillosa que también es muy compleja y tremendamente desigual, y eso hace que la conversación sea más urgente, difícil y necesaria. Barranquilla es parte del Hay Festival Joven y trabajamos muy bien con la Universidad del Norte y sus docentes y estudiantes. El hacer el festival año tras año nos hace generar raíces profundas en cada lugar e ir aprendiendo juntos.

Jericó ha adoptado el festival desde el primer día y el festival ha sido, en parte, catálisis para el desarrollo de su oferta hotelera, de librerías y otros proyectos alrededor del libro en el espacio público

SEMANA: Involucran ciencia, sociedad, literatura, periodismo… ¿qué decir sobre la intersección como fuerza vital del Hay?

C.F.: Hemos separado las áreas del conocimiento de forma artificial para facilitar la enseñanza y la repartición de roles en la sociedad, pero la realidad es más compleja y mucho más interesante, y todo conocimiento es interdependiente. No existen humanidades separadas de las ciencias. A veces vivimos en nuestras burbujas de saberes, y foros como el Hay Festival nos permiten volverlos a unir para ver el mundo desde diferentes ángulos. Por eso reunimos en una mesa a filósofos, científicos y poetas, algo que resulta increíblemente estimulante.

SEMANA: Háblenos de sus libros favoritos de 2024, y si harán presencia en el festival…

C.F.: Voy a comentar algunos libros que he disfrutado mucho este 2024 y cuyos autores además vienen al festival. A parte de los mencionados ya arriba, menciono a la filósofa Susan Neiman, con su libro Izquierda no es Woke, pues me pareció un aguda defensa necesaria de que woke no significa izquierda. He disfrutado de las letras de autoras colombianas, como Huérfanas de Melba Escobar y La mujer incierta de Piedad Bonnett, dos libros extremadamente personales que tocan temas universales, como lo hace siempre la buena literatura.

SEMANA: Sus momentos de mayor orgullo (y mayor angustia) al frente de este evento…

C.F.: Momentos de orgullo hay muchos: ser parte del excepcional equipo humano (internacional y colombiano) detrás del festival; trabajar año tras año con socios del sector privado y público para crear algo increíble de forma colectiva; conocer a tantos jóvenes que crecieron con el Hay Festival y les ha marcado su vida (muchos eran niños cuando empezamos, y ya son adultos) y a algunos escritores participantes. Me producen orgullo las becas de excelencia para afro-descendientes cartageneros, para que trabajen y se formen con nosotros, porque los hemos ayudado en su crecimiento profesional pero también nos han enseñado tantísimo. Otro orgullo es el efecto catálisis del festival que ha inspirado a muchos otros espacios en el país y en la región.

Sobre la angustia, muchos momentos recuerdo: tomar riesgos financieros antes de confirmar toda la financiación; nevadas en Europa y Estados Unidos, o huelgas inesperadas que dificultan la llegada de autores; temas complejos con visas que no acaban de confirmarse, de autores que llegan pero sus libros de quedan en la aduana... Pero esto es nada comparado con lo afortunados que somos de hacer este trabajo.