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EL PRECIO DEL DEPORTE

Negocio ante todo, parece ser la consigna de los próximos Juegos Olímpicos en Los Angeles

13 de agosto de 1984

Los Angeles, que recibe el próximo mes los XXIII Juegos Olímpicos, no ha construido, contrariamente a Montreal, Tokio o Munich, ninguna gran muestra de arquitectura deportiva, dejando al Festival de Arte el trabajo de mostrar la ambición cultural de la gran ciudad.
Los Angeles tiene miedo del rojo. Conscientes de los graves riesgos que un envento mundial como los Juegos Olímpicos representa, la ciudad ha tenido la precaución de cuidarse de tres tipos de "rojo": Red faces in Moscow, red line in Montreal, red blood in Munich: el rojo de la verguenza de Moscú en 1980; el rojo del balance financiero de Montreal en 1976 y el rojo de la sangre vertida en Munich en 1972.
Pero nadie puede estar seguro si las medidas de seguridad, por severas que ellas sean, serán completamente eficaces. El demonio del boicotaje envenena el ambiente de lo que debería ser la fiesta universal del deporte. Pero quizás el único aspecto de los Juegos Olímpicos que no representa ningún riesgo es el financiero. "Los Angeles quiere hacer la fiesta sin pagar nada" señala el diario francés Le Monde, en un artículo publicado recientemente en su edición dominical acerca de las inversiones hechas para los próximos Juegos Olímpicos .
Por primera vez en la historia de este evento cultural, un comité especial fue creado para ocuparse de toda la organización, y la municipalidad no toma a su cargo ninguna responsabilidad respecto a los juegos. El comité, por su parte, reunió los fondos con base en aportes de grandes inversionistas: 50 sociedades privadas la compraron los derechos publicitarios para los productos que venden (cerveza, teléfonos, gasolina o los blue jeans oficiales) o para ser "el banco de los juegos" o "la película de los juegos" (que curiosamente este año será Fuji y no Kodak, en una muestra más de la combatividad comercial de los japoneses).Y sobre todo la venta de la transmisión de televisión a la cadena A.B.C. que pagó la suma de 225 millónes de dolares. Fabulosa cuando se compara con la cobertura de Moscú que fue facturada en 87 millónes de dólares, la de Montreal 32 millónes y la de Munich que fue de sólo 12 millónes.
Por primera vez la operación financiera con las imágenes de televisión aparece como parte esencial del presupuesto. En esta ocasión los espectadores no representan una entrada importante. Ellos sólo servirán para llenar los estadios y lo que pagarán por boleta sólo es un quinto de los ingresos.
NEGOCIO ANTE TODO
Se trata sin duda de hacer un buen negocio y los organizadores han buscado en primer lugar vender el producto "Juegos Olímpicos" y luego gastar lo menos posible, incluyendo construir lo menos posible. Contrariamente a una costumbre establecida, la "gran naranja" de California no aprovecha la ocasión para embellecerse o para mostrar de qué son capaces sus arquitectos y sus ingenieros.
Desde luego que se han hecho obras: un inversionista restauró con esmero (40 millones de dólares) el Biltmore Hotel en su estilo rococó tardío de 1926 para recibir allí las delegaciones oficiales; el aeropuerto fue ampliado pero sin dotarlo de un carácter o un estilo particular que pudieran convertirlo en el símbolo que falta en la gran ciudad "sin corazón". "Los Angeles no tiene más personalidad que un vaso de cartón", cita Le Monde, y añade: "La ciudad recibe como un ama de casa de clase media sin arreglarse".
Si fuera el gobierno municipal el que tuviera a cargo los Juegos, la organización no sería muy diferente, ya que en Los Angeles no es la administración la que controla la forma de la ciudad sino los mecenas privados y los potentados que toman a su cargo la construcción y explotación de parques, museos o salas de conciertos. Se espera por ejemplo la construcción del Museo de Arte Contemporáneo que esta a cargo de Arata Isozaki y se confió a Frank O. Gehry el arreglo de una instalación provisional mientras termina el Museo del Arte y del Espacio. Pero tales obras no están directamente ligadas al evento deportivo.
NO HABRA SORPRESAS
Respecto a los monumentos dedicados al deporte no hay ninguna novedad destacable. No se vera en California el equivalente de los estadios olimpicos construidos por Roger Taillibert en Montreal ni las sorprendentes pagodas de hormigón de Kenzo Tange para Tokio en 1964. No se debe esperar ninguna sorpresa poética como las velas de nylon suspendidas al azar del movimiento sobre los espectadores de Munich, obra maestra de estructura que dio su fama a Frei Otto. Sin remontarse a las demostraciones de poder deportivo del Reich en Berlin en 1936, orquestadas por Albert Speer para Hitler y tan conocidas a través de las filmaciones, los ejemplos arquitectónicos construidos para los Juegos Olímpicos son muchos y siguen la tradición histórica comenzada en su pais de origen: Grecia. Esta vez la eficacia y el pragmatismo están por encima de la tradición que resultaria tan costosa.
Recoge Le Monde la opinión de Barclay F. Gordon, autor del libro "Arquitectura Olimpica", quien señala que aparte de los grandes estadios descubiertos que son rentables a la larga, las instalaciones cubiertas y especializadas son mucho más difíciles de utilizar una vez finalizados los Juegos.
ECONOMIZAR CEMENTO
Por eso en Los Angeles se utilizará lo que ya existe: el Memorial Coliseum construido en 1932 con diez años de avance, para convencer al comité olimpico de la época, que fue renovado y reemprende su servicio; las competencias por especialidades serán distribuidas entre los centros de las dos más importantes universidades separadas por más de 20 kilómetros la una de la otra. Los Angeles, que habia inaugurado la noción de villa olimpica en 1932 para reagrupar los deportistas, no construyó ninguna esta vez y utilizará en cambio las residencias universitarias. Las dos únicas instalaciones completamente nuevas que no tienen nada remarcable arquitectónicamente son el velódromo, financiado por una cadena de supermercados de barrio (Seven Eleven), y el estadio naútico de Mc Donald's. La piscina olimpica, de los colores de la famosa hamburguesa, es puramente funcional. La clemencia del clima ayuda a hacer economias de cemento: la piscina es al aire libre. Nada de monumentos, nada de equipos urbanos revolucionarios. El transporte oficial se hará sólo en autobús (para atravesar la ciudad de Venice a Long Peach se necesitan dos horas) ya que el famoso proyecto Down-Town People Mover (metro aéreo) fue victima del rigor reaganiano. Se cuenta con las vacaciones y la televisión para evita los embotellamientos durante los Juegos.
A todo esto, el Presidente Reagan ha afirmado: "este país ha encontrado el espiritu de equipo que hace que las cosas se hagan". Pero la idea que a la gente le va quedando es que nun ca el deporte y la publicidad habian estado tan estrechamente ligados. -