EMPRENDIMIENTO
El negocio de desinfectar
Dos casos de empresarios que se reinventaron y ven oportunidades en la comercialización de productos que permiten limpiar o que son bactericidas, en una nueva era en la que la higiene es vital.
Juan Felipe Martínez y Sebastián Rincón crearon Kangoo Solutions, una empresa de soluciones logísticas para el manejo de carga, que como muchas otras en el país se vio obligada a entrar en cuarentena. Los negocios de importación en los que ellos participaban se fueron a pique y estos dos emprendedores tuvieron la necesidad de buscar otra alternativa para seguir produciendo.
La idea provino de la novia de Martínez, que es arquitecta y, ante las recomendaciones de limpiar los zapatos al regresar a las casas debido a la pandemia, vio una oportunidad en la creación de un tapete que permitiera la desinfección y que además se pudiera fabricar en el país, dadas las dificultades actuales para el comercio exterior.
Así llegaron a un fabricante local de tapetes, el cual desarrolló uno que permite dos áreas, una para ponerle un líquido desinfectante, que cada usuario puede preparar, y otra para secado. Estos dos empresarios, que usaron sus redes sociales y las de su empresa para comercializar sus tapetes, en dos semanas lograron vender 120 y lo que inicialmente pensaban para hogares, se convirtió en un artículo clave para muchas empresas que están retomando labores.
“La aceptación ha sido muy buena por la calidad del producto y porque damos garantía de un año, además tenemos tapete para zonas de alto tráfico. Las entregas las hacemos a domicilio y ya estamos en contactos para exportar a Costa Rica, Panamá y España”, comenta Martínez.
No son los únicos en el negocio de los tapetes desinfectantes, pero están mejorando su capacidad de producción a 500 semanales y la meta es llegar a 1.500, anticipando la demanda. Mientras definen una marca, los venden con el nombre de su empresa Kangoo Solutions.
Luces con nuevo uso
Una experiencia similar vivieron los franceses Benoit De Champs y Antoine Riquier, quienes desde 2016 montaron una empresa en el país para proveer luces ultravioletas en diferentes tipos de eventos. El negocio iba muy bien y ya estaban buscando sede en Santa Marta y Cartagena, pero llegó el aislamiento y con él la cancelación de todos los eventos.
En lugar de regresar a su país de origen como lo han hecho muchos extranjeros, De Champs y Riquier vieron que podían seguir en el negocio de las luces, pero esta vez en el área de la desinfección. Están importando unas lámparas que son germicidas, que usan la tecnología UV-C + Ozono.
Dichas lámparas producen luz a una longitud de onda de 253,7 nanómetros, que daña el RNA de las células matando los virus y los gérmenes. Esta tecnología se ha utilizado durante 20 años en hospitales para desinfectar y esterilizar áreas sensibles. Así mismo, son lámparas que producen ozono, lo que sirve para purificar el aire y destruir las bacterias sin el uso de productos químicos, lo que es ambientalmente positivo.
En este proyecto, en el que se asociaron con el colombiano Camilo Zuluaga, comenzaron por ofrecer desinfecciones gratuitas para que sus posibles clientes conozcan cómo funciona y como un tema de responsabilidad social.
Tendencias
Básicamente, su negocio implica dos fases: la venta de la lámpara y el servicio de desinfección, pues este debe ser provisto por profesionales. La desinfección tarda 15 minutos (para una superficie menor de 50 M2) y 30 minutos para una superficie de 51 a 250 M2. A eso se deben sumar 30 minutos para la aireación del espacio y que el ozono se disperse.
Al igual que con los tapetes, no son los únicos del mercado vendiendo esta tecnología, pero advierten que algunos de sus competidores se aprovechan para vender productos no certificados o que no funcionan, mientras ellos le han puesto especial atención a ese tema.
Ya ha desinfectado restaurantes que hacen comidas para llevar (Flambee Bistró & Café, Mistral, Mesa Salvaje) y el laboratorio Boiron.