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El futuro de Hidroituango, Electricaribe, los sistemas de transporte masivo, el sistema de salud y las concesiones 4G serán algunos de los temas económicos más álgidos.

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Los chicharrones para el nuevo gobierno

A pesar del fuerte ajuste para contrarrestar la caída en los precios del petróleo, la reactivación ya se siente. Pero el nuevo huésped de la Casa de Nariño deberá enfrentar desafíos económicos gigantescos.

19 de junio de 2018

Una noticia buena y varias regulares recibirá en materia económica el nuevo presidente de la república a partir del 7 de agosto. La buena es que la economía entró en pleno proceso de recuperación, luego de tres años de ‘la horrible noche’ que representó el ajuste fiscal al que tuvo que acudir para enfrentar el derrumbe de los precios internacionales del petróleo. Las regulares, que la reactivación sigue siendo débil, el país aún se encuentra muy lejos de un crecimiento potencial que le permita seguir mejorando su desarrollo social y que a su llegada tendrá que resolver problemas gordos que exigen medidas urgentes.

Luego de tres años de desaceleración, todo indica que la economía tocó fondo y hoy crece a tasas alrededor del 2 por ciento. Eso demuestra el exitoso ajuste realizado en los últimos, y para el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, lo mejor es que este proceso se hizo “sin interrumpir el progreso social”.

Entidades de estudios económicos como Anif y Fedesarrollo reconocen que el ajuste quedó bien realizado y que corrigió los desbalances macroeconómicos más pronto de lo esperado. Pero insisten en que persisten enormes retos para completar el ajuste en las finanzas públicas. Por eso, corrigieron a la baja sus perspectivas de crecimiento económico para este año y lo fijaron en 2,3 (Anif) y 2,4 por ciento (Fedesarrollo), ante el débil desempeño de sectores como la construcción, minería e industria. También coinciden en que la nueva administración tendrá la principal tarea de recuperar una senda de mayor crecimiento en medio de un mejor espacio fiscal.

Para volver a crecer a tasas elevadas y mantener la credibilidad en la política económica y fiscal, el nuevo gobierno tendrá que aplicar rápidamente reformas estructurales en los frentes tributario y pensional, así como tomar medidas para hacer más eficiente el gasto, reducir la informalidad y diversificar la economía. De no adoptar estas medidas, el déficit fiscal crecerá al 3,5 por ciento del PIB entre 2019 y 2021, muy por encima de lo que establece la regla fiscal, según Fedesarrollo. En este escenario, la deuda pública aumentaría considerablemente y las agencias internacionales de riesgo reducirían su calificación.

También resulta vital diversificar la economía para reducir la dependencia del sector minero-energético con nuevas fuentes de crecimiento en sectores como el turismo y la agroindustria, así como afianzar los temas de infraestructura y el desarrollo de las vías 4G. Para el economista Mauricio Reina, más que escoger a dedo algún sector, se requiere incrementar la disponibilidad y la productividad, que ha estado estancada. Eso pasa por trabajar temas como educación, infraestructura y logística, tecnología e innovación, y reducir los trámites para el comercio internacional y el acceso a la tierra.

Los chicharrones

Más allá de las grandes reformas estructurales que requiere la economía para que vuelva a crecer y esté preparada ante eventuales choques externos, cinco temas puntuales le demandarán la atención inmediata del nuevo inquilino de la Casa de Nariño:

hidroituango

Este es el proyecto de generación de energía más grande y ambicioso que se construye en Colombia. Su primera fase debía estar lista en diciembre de este año y su finalización estaba prevista para 2022. Una vez terminado generará alrededor de 2.400 megavatios (MW) de energía, es decir, el 17 por ciento de la demanda del país. Pero el fallo en la construcción y el retraso de la obra ha encendido las alarmas por el riesgo de desabastecimiento eléctrico a partir de 2022. Además, las autoridades de planeación energética prevén un eventual fenómeno de El Niño para 2021 o 2022, lo cual pondrá en aprietos a todo el sistema energético. Uno de los mayores desafíos consistirá en reemplazar esta capacidad de generación y sacar adelante rápidamente nuevos proyectos.

Socio para Electricaribe

El actual gobierno anunció que en julio arranca el proceso para conseguir un inversionista estratégico para Electricaribe, la compañía responsable de la distribución de energía en siete departamentos de la costa Caribe, con 23 por ciento del mercado colombiano y unos 10 millones de usuarios. La Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) y consultores contratados para este proceso recomendaron mantener un solo mercado y no subdividir a la compañía por regiones. No será fácil encontrar un inversionista con la capacidad financiera y la experiencia técnica para gestionar el plan de transformación que requiere la compañía. Se estima que para poner al día la infraestructura en esta región se requieren inversiones del orden de 7 billones de pesos. Además, no hay que olvidar el pasivo pensional y las fuertes deudas de Electricaribe con el sector financiero.

Medimás y otros más

Aunque lleva casi un año funcionando, las quejas contra Medimás no cesan, persisten los cuestionamientos al proceso de venta y ya los entes de control pidieron su intervernción forzosa. No es el único síntoma del mal estado del sistema: hay más entidades del sector en serios problemas operativos y financieros. Por ejemplo, la interpretación del derecho a la salud que garantiza todo para todos hace que el desequilibrio financiero crezca y se manifieste en los constantes problemas del sector, las altas deudas entre los actores del sistema y, sobre todo, en temas de acceso y baja calidad del servicio. De no tomar medidas de política pública, el gasto en salud podría casi duplicarse como porcentaje del PIB en los próximos 20 años, afirma el exministro de salud Mauricio Santamaría, en su estudio ‘La salud en Colombia avanza en terrenos difíciles’.

los sistemas de transporte

Los problemas del SITP en Bogotá son solo la muestra de los que enfrentan los sistemas de transporte masivo (STM) en las ciudades del país. Se estima que en estos hay comprometida una inversión pública cercana a los 15 billones de pesos y los operadores habrían invertido alrededor de 10 billones adicionales. No obstante, la ilegalidad, la informalidad, la falta de apropiación y la chatarrización, así como la falta de decisión política de las administraciones locales para tomar medidas como el ajuste de tarifas terminan por inviabilizar los sistemas. Se requiere una política integral que, sin acabar con la autonomía territorial, permita a la Nación intervenir con más fuerza.

Terminar las 4G

De los 30 proyectos del programa de autopistas de cuarta generación (4G), la mitad ya tiene garantizados los recursos necesarios para ejecutar sus obras y se espera que este año inviertan alrededor de 7 billones de pesos. El próximo gobierno deberá no solo mantener las condiciones para que el resto de proyectos alcance su cierre financiero, sino seguir fortaleciendo la gestión contractual en la Agencia Nacional de Infraestructura para administrar la larga vida de estos contratos. Esto es, seguir adelantando los temas de consultas previas, licencias ambientales y predios. Por ejemplo, habrá que ver cómo maneja el nuevo gobierno el tema de las consultas previas y las consultas populares, que ha generado incertidumbre en varios sectores.

El arranque del nuevo gobierno estará en la mira de los analistas y las calificadoras, atentos a las prioridades, a la agenda legislativa, al plan de gobierno y al nuevo gabinete. Sin duda, definir los nombres de los nuevos ministros de Educación, Salud, Minas y Hacienda será clave para solucionar estos cinco chicharrones y, sobre todo, para devolver la confianza en la economía.