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UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO

No obstante las penurias del Grupo Colombia, su peso en el sistema financiero nacional es reducido.

9 de agosto de 1982

Cuando el Banco Nacional cerró sus puertas, y después, cuando fue intervenido por la Superintendencia Bancaria, hubo serios temores sobre la suerte que habría de correr el sistema bancario colombiano. Cuando fueron devueltos los primeros canjes del Banco Nacional, hubo temores de que se afectara la totalidad del canje, cercano a los 60.000 millones de pesos diarios, con las consiguientes consecuencias para el sector real de la economía del país. El sistema, sin embargo, parece haber soportado el golpe y asimilado el problema del Banco Nacional sin que se afectara el sistema bancario ni el sector real.
La explicación la encuentran los analistas en la poca importancia que desde el punto de vista del tamaño tenía el Banco Nacional dentro de la totalidad del sistema bancario colombiano. En efecto, los activos del Banco sumaban, a diciembre 31 de 1981 8.601 millones de pesos, mientras el sistema en su conjunto tenía activos por valor de 563.879 millones. Es decir, el Banco Nacional representaba tan sólo el 1.5% de los activos totales. En un estudio reciente de la Asociación Bancaria se hizo una clasificación de las 24 instituciones bancarias del país (distintas a la Caja Agraria, el Banco Central Hipotecario y la Caja Social de Ahorros), de acuerdo con su tamaño relativo, y se las agrupó en 5 categorías: bancos de mayor tamaño, bancos grandes, bancos medianos bancos en desarrollo y bancos "mixtos". Dentro de esta clasificación, el Banco Nacional estaba situado (en diciembre del 81) en la categoría de bancos en desarrollo, grupo cuyos activos eran, en promedio, diez veces inferiores a los de los bancos incluidos en el grupo de los de mayor tamaño.
Malos indicadores
Considerando los depósitos en cuenta corriente, mientras los depósitos del Banco Nacional sumaban en la misma fecha un total de 2.112 millones de pesos, el banco con mayores captaciones por este concepto tenía un total de 18.881 millones, cifra apenas superior al promedio de los bancos de mayor tamaño en 2.000 millones. El total de depósitos del sistema bancario en su conjunto era de 147.171 millones. Es decir, las captaciones del Nacional representaban el 1.4 por ciento del total.
En el mismo estudio de la Asobancaria, se elaboraron dos indicadores con el fin de recoger los resultados del manejo estrictamente financiero de las entidades bancarias consideradas durante el segundo semestre del año 81. Tales indicadores (rentabilidad sobre activos productivos y margen de intermediación) se referían a tendencias de corto plazo y en ambos el Banco Nacional ocupaba, al finalizar el segundo semestre del año pasado, el puesto 22 entre los 24 bancos estudiados.
Mayor importancia relativa tenían, en cambio, las otras dos instituciones intervenidas. De las 39 compañías de financiamiento comercial existentes en la misma fecha, Furatena, primera ficha del dominó que ahora se derrumba, era una de las 6 compañías que tenían activos superiores a los 3.000 millones de pesos. Con relación a los activos de todas las compañías (51.284 millones), los activos de Furatena constituían el 7.1%. Pero a su vez, el 80 por ciento de los activos de Furatena estaban representados en "préstamos y descuentos". Como se recordará, la concentración de estos últimos y el carácter irregular de muchos de ellos fueron la causa de la intervención realizada por la Superintendencia Bancaria.
Buenos Intereses
La última de las entidades en ser intervenida (sin que al cierre de esta revista se hubiera descartado la posibilidad de nuevas intervenciones) fue la Corporación Financiera Antioqueña Corfiantioquia. Al terminar el año 81 ésta tenía activos por valor de 3.870 millones de pesos, suma que era la décima parte de los activos de cada una de las dos mayores corporaciones. No obstante, superaba el total de activos individuales de 21 de las 30 corporaciones existentes, lo cual indica la dispersión que hay en este sector. La participación de los activos de Corfiantioquia en el total llegaba al 2.4 por ciento.
Desde el punto de vista de las captaciones, particularmente las correspondientes a Certificados de Depósito a Término, que se han constituido en la principal fuente de recursos de estas entidades (desvirtuándose de paso el objetivo que la ley les había asignado), la Corporación Financiera Antioqueña fue la que presentó un mayor crecimiento en el segundo semestre del año pasado, alcanzando la cifra del 217 por ciento. Algún analista sostuvo que este crecimiento estaría relacionado con la práctica utilizada por algunas de las compañías del Grupo Colombia (especialmente por Furatena) de ofrecer intereses superiores a los vigentes en el mercado.
Ahora bien, consideradas en forma conjunta, las tres instituciones intervenidas por la Superintendencia Bancaria (el Banco Nacional, Furatena y Corfiantioquia) tenían al finalizar 1981, activos por valor de 16.158 millones de pesos. Comparados con los activos conjuntos de bancos, corporaciones y compañías de financiamiento comercial, que llegaban a 773.047 millones, las compañías intervenidas representaban, entonces, el 2.1 por ciento del total.
Esta participación relativamente pequeña dentro del total del sistema sería una de las razones, según los expertos, de que las repercusiones de la intervención de las compañías del Grupo Colombia sobre el sistema en su conjunto no hayan sido mayores.-- *Y partió de cero
Cuando Félix Correa despega del aeropuerto de Medellín en su jet de ocho plazas, con destino a Miami, en donde tiene dos apartamentos y un banco propio, necesariamente pasa sobre la población de Caucasia, Monteria. Y entonces tal vez recuerde la época en que apenas era dueño de una pequeña estación de gasolina y una ferreteria. Detrás de sus permanentes gafas oscuras, Félix Correa oculta la historia de doce años excepcionales. Porque apenas en 1970 comenzó a usarlas, justo cuando salió de Caucasia. Había perdido el ojo derecho en un episodio violento que ha contribuido a su leyenda.
Llegó a Medellín sin un peso, pero fundó inmediatamente dos empresas, "Correa Acevedo Ltda." y "Correa y Cia": con un préstamo de quinientos mil pesos, que para él era "mucha plata". Funcionaron como negocios de usura, en donde se recibia dinero a intereses muy altos, y se prestaba a ratas aún mayores. En poco tiempo, Correa se había convertido en el rey del extrabancario.
Las dos firmas aún trabajaban en Medellín, y algunos analistas financieros creen que han captado un volumen de ahorro similar al de Furatena, es decir, del orden de tres mil millones.
"Correa Acevedo" fue intervenida el pasado tres de julio.
Ambas empresas trabajaron codo a codo hasta permitir, en 1974, la fundación de Financiera Furatena, compañía de financiamiento comercial, es decir, de crédito al pequeño negociante y captadora de ahorros con la debida licencia. La firma se ganó la confianza del público porque siempre daba intereses ligeramente más altos que sus competidoras. Otorgando créditos pequeños sin mayores dificultades. Fue entonces cuando recibió la segunda inyección de dinero, que proyectó a furatena, y con ella a Correa, a las más altas cimas del mundo financiero.
Según una versión ampliamente difundida, un ahorrador excepcional colocó doscientos millones de pesos a interés en Financiera Furatena. No se le preguntó el origen del dinero, pero los observadores financieros que vivieron el proceso de crecimiento del grupo, coinciden en afirmar que posiblemente se trataba de "dinero Caliente". Al respecto, Correa responde, en forma convincente, que en el mercado de captación nadie averigua el origen de los recursos. Hasta el Banco de la República, a través de la llamada "Ventanilla siniestra", recibió dólares sin hacer preguntas.
En todo caso, Félix Correa no las hizo. Rápidamente integró a sus activos una oficina de finca Raíz y fundó Corfiantioquia, que hasta la semana pasada pareció la más sólida de sus empresas. En agosto de 1978 dio un paso que lo habría convertido en un magnate del calibre de Ardila Lulle o Santodomingo, si no se hubiera presentado la intervención: gastó 600 millones, de un solo golpe, en comprar las 49 empresas del Grupo Colombia que entonces dirigía Ignacio Umaña de Brigard.
Ese hombre de cabellos blancos, no muy alto, robusto y eternamente sonriente entró entonces al diminuto circuló de financistas privados que pueden afectar al país con una simple decisión. Entre sus nuevas adquisiciones estaba el Banco Nacional, Seguros Colombia, Capitalizadora Colombia y Financiera Colombia, empresas todas con más de veinte años de prestigio. Y su ascenso pareció inatajable.
Pero entonces Correa empezó a hacer operaciones demasiado riesgosas. Su gran obsesión fue adquirir Fabricato. Consiguió la mayoría de las acciones de Vicuña. Y posteriormente, a través de la adquisición del 30% de Fabricato, obtuvo su control.
El grupo crecía: la torre "Furatena", de Junin con Oriental, en Medellín, y los 35 pisos del edificio "Seguros Colombia" en el centro internacional de Bogotá, parecían garantizar la solidez de sus casi cincuenta empresas Los hombres de Félix Correa --una legión de economistas y administradores-- invirtieron en publicidad, solamente en 1981, la mitad del dinero que gasta anualmente el Grupo Grancolombiano en ese mismo renglón, a pesar de que éste último es notablemente mayor. Se hablaba del resurgimiento de las finanzas antioqueñas.
Correa compró entonces la mayoría de acciones de uno de los dos bancos de Miami, el Florida Bank, para realizar más cómodamente sus transacciones. Simultáneamente adquirió unos terrenos en Puerto Triunfo, en la orilla antioqueña del río Magdalena, y levantó un aeropuerto, una represa y un pequeño pueblo, todo acompañado por un zoológico.
Pero entonces vino el derrumbe. En diciembre de 1981 se descubrió la primera irregularidad en Furatena, pero sólo hasta junio fue confirmada. Y todo empezó a derrumbarse como un castillo de naipes. Félix Correa estaba concentrando el crédito de sus propias entidades financieras en sí mismo, para ampliar al máximo su grupo empresarial. El 22 de junio fue intervenida la financiera madre del conglomerado, y el 27, el Banco Nacional.*