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ZANCADILLAS AL ACUERDO CAFETERO

Misterioso aumento en el consumo de países no miembros puede tener graves consecuencias.

14 de marzo de 1983

El extraño crecimiento de las exportaciones de café por parte de los países productores miembros del acuerdo cafetero hacia los países no miembros del mismo, está causando graves traumatismos en el mercado del grano. Los especialistas en café le dan el calificativo de "extraño" a este crecimiento, pues consideran que no hay razón lógica que explique un incremento de consumo del 98% por parte de los países no miembros del acuerdo; en el período comprendido entre el año cafetero 76-77 y el año cafetero 1981-1982.
Lo que parece estar ocurriendo es que algunos países productores firmantes del acuerdo han estado vendiendo con descuentos hasta del 50% a los países consumidores no miembros pese a la existencia de la siguiente claúsula: "Los miembros exportadores se comprometen a no adoptar ni mantener ninguna medida gubernamental que permita vender café a países no miembros en condiciones de comercialización más favorables que las que estarían dispuestos a ofrecer al mismo tiempo a miembros importadores".
Esto de por sí, constituye una violación del acuerdo, pero a esta le sigue otra, que explica los fabulosos incrementos en consumo de los países no firmantes: se cree que una buena parte de este café no está entrando a los citados paises, sino a aquellos países, consumidores, incluidos en el acuerdo. Por otra parte también parece que ha entrado directamente una cantidad considerable de café por métodos fraudulentos a los países miembros.
Este fenómeno tiene varias repercusiones negativas. La primera consiste en que si los países cafeteros se dedican a tratar de aumentar ilicitamente sus cuotas vigentes, se creará una sobreoferta con la consecuente baja en los precios que esto implica. Esta tendencia a la baja ya se ha hecho sentir en las últimas cotizaciones del café.
Una segunda repercusión es el caos que se presenta en los mercados internos de los paises compradores ya que simultáneamente hay tostadores comprando café a US$ 1.30 y otros comprándolo a US$ 0.60.Estas irregularidades ya han provocado airados reclamos en la Organización Mundial del Café. La mayoría de los consumidores ofrecen ayuda para detectar los ilicitos de tal manera que se pueda sancionar a los países que los hayan cometido. Algunos países como Hungría, Israel y la isla de Hong Kong decidieron simplemente retirarse del acuerdo.
La tercera repercusión, y tal vez la más grave, es la disminución de la cuota establecida para los países productores. Si la capacidad total de compra de los países consumidores es de 56 millones de sacos al año, la participación del productor en el mercado se fija de acuerdo con esta cifra, pero si por medios ilícitos entran a los países consumidores 4 millones de sacos, la cuota de los productores tendrá que repartirse con base en la nueva capacidad de demanda que son US$52 millones de sacos. Obviamente los países más afectados con este problema son aquellos que no están llevando a cabo exportaciones ilícitas.
Hay seguridad absoluta respecto a que los mayores productores, o sea Brasil, Colombia y Costa de Marfil, no son los causantes del problema. En el caso concreto de Colombia existe un precio de sustentación interna, pagado por la Federación Nacional de Cafeteros, lo cual implica que ningún productor tiene interés en vender a los bajísimos precios que se han observado en el mercado internacional. Por otra parte, en Colombia la única entidad autorizada para venderle a los países no miembros del acuerdo es la Federación.
Por el contrario, paises que tienen un manejo de existencias muy deficiente, particularmente en Centroamérica y Africa ofrecen, por ejemplo a los productores que, por cada bulto que vendan a un país no miembro, se les permite exportar dos a los países miembros. Incentivos de esta naturaleza son los probables causantes de toda la serie de irregularidades que se han presentado.
Actualmente, con una acción conjunta de consumidores y productores se está buscando darle solución a un problema que por una actitud irresponsable de algunos miembros está afectando al único acuerdo de productos básicos en el cual los países desarrollados se han comprometido a comprar una determinada cuota por un precio fijado razonablemente.