José Miguel Santamaría Uribe

Opinión

Ni con plastilina entienden

La diferencia es que en esta ocasión no hay intereses ocultos en la oposición para generar el caos, ni recursos de la narcoguerrilla para financiar a los violentos.

José Miguel Santamaría
5 de septiembre de 2025

Cada día se queda uno más asombrado de las incongruencias del gobierno de Petro. Pensar que generando impuestos diferenciales para los “ricos”, no van a impactar a los menos favorecidos, es una utopía del mismo tamaño que el comunismo, que creía que en una sociedad todos podían ser iguales y tener lo mismo. La realidad de la igualdad es que, si la riqueza se repartiera de manera idéntica a todo el mundo en partes iguales un día, al siguiente ya no existiría, y cada uno habría hecho algo diferente con su fracción.

Aunque estoy totalmente seguro de que la ley de financiamiento no tiene posibilidades de sobrevivir en el Congreso, vale la pena hacer un análisis para entender la racionalidad tan equivocada que tienen.

Petro, en campaña, hablaba que solamente iba a cobrarles más impuestos a los cuatro mil más ricos del país, cosa que nunca hizo. Pero, al parecer, tampoco entendió que por transitividad, cuando cobra determinados impuestos a un grupo específico de personas, el costo termina transfiriéndose a toda la población.

El ejemplo más claro es el aumento del impuesto a la gasolina que en principio solo impacta a quienes tienen la posibilidad de tener un vehículo propio, o el incremento en el impuesto de renta a empresas de determinado valor de activos o patrimonio que también van dirigidas a altos patrimonios. Supongamos que al arroz, por ser un producto de la canasta familiar, no se le cobran impuestos, ni IVA ni nada, pero termina subiendo de precio al consumidor final por cuenta del aumento del transporte por el impuesto a la gasolina y al impuesto de renta a la compañía que lo produce y comercializa.

Es muy complicado en una sociedad cobrar el impuesto diferencial entre ricos y pobres. Por ejemplo, la sobretasa al impuesto de renta a las instituciones financieras hará que estas aumenten el margen de su negocio para poder pagarla.

El principal problema de Colombia, en términos impositivos, es totalmente lo contrario a lo que quiere hacer la izquierda. Se necesita crecer la base de los que pagan impuestos, así paguen poco. En países como España, con una población parecida a la nuestra, declaran renta más de veinte millones de personas, mientras que en Colombia apenas llegamos a los cinco millones.

La formalización empresarial es otro tema muy importante. Mientras se siga fomentando la informalidad a base de trabas y trámites pendejos para la creación de empresas y dejando que operen tranquilas, seguiremos teniendo una base demasiado grande de empleados que no cotizan a seguridad social, ni a salud ni a riesgos profesionales. Colombia es de los países con mayor informalidad.

Aunque a simple vista las cifras de desempleo han disminuido en este gobierno, no ha sido con la creación de empleos de calidad, ha sido en la informalidad. Hoy en día, la minería ilegal genera más recursos que el mismo narcotráfico.

El estallido social de 2021 se gestó por un proyecto de reforma tributaria mucho menos fuerte que esta ley de financiamiento. La diferencia es que en esta ocasión no hay intereses ocultos en la oposición para generar el caos, ni recursos de la narcoguerrilla para financiar a los violentos.

Desafortunadamente, terminaremos con un presupuesto desfinanciado para 2026 por cuenta de la codicia alcabalera del gobierno del cambio.