Juan Pablo García. Foto: Iván Valencia/Semana.

TEDX BOGOTÁ

La idea que salva vidas en el conflicto armado

‘En Navidad todo es posible’ es el slogan con el que Juan Pablo García y su equipo de publicidad promueven la desmovilización de guerrilleros cada diciembre.

24 de diciembre de 2014

Colombia lleva más de cinco décadas celebrando la Navidad en medio de las balas. Según cifras del Centro de Memoria Histórica, esta guerra ha apagado 220.000 vidas y ha desplazado a seis millones de personas. La tragedia es transversal en todas las zonas del país y los actores armados imponen a sangre y fuego su ley y su orden. Con este panorama en mente, el publicista Juan Pablo García y su equipo llevan cuatro años invitando a los guerrilleros a desmovilizarse. Cada Navidad se toman la selva para entregarles un mensaje que los motive a dejar las armas. El éxito de sus campañas permitió que 17.000 miembros de este grupo armado pudieran volver a sentir el abrazo de sus familias en esta época.

“Desde un principio, nosotros quisimos hablarle a la persona que está detrás del fusil, no al guerrillero. El propósito de este proyecto siempre ha sido salvar vidas, esa es una naturaleza. Nuestras campañas no se tratan de vender más y ahí está la clave para cambiar positivamente ciertos comportamientos”, explicó Juan Pablo García en conversación con Semana Educación. Su experiencia y los proyectos que ha realizado fueron expuestos en el evento TEDx Bogotá, que reunió a distintos emprendedores e intelectuales para que compartieran sus ideas. Allí, Juan Pablo afirmó sin titubear que se enamoró de esta campaña que cada año les dice a los alzados en armas: “En Navidad, todo es posible”.

Para el publicista, lo más revelador de estos cuatro años es saber que “estamos solucionando un problema real que tiene víctimas reales”, conclusión a la que llegó cuando iba en un helicóptero del Ejército en uno de los sobrevuelos que se hacen en el marco de la campaña. “Llamaron al piloto y le dijeron que debíamos desviarnos para hacer un rescate. Yo no tenía ni idea de que eso iba a pasar. Cuando llegamos, recogimos al soldado herido y me impactó que dejamos a otro en su reemplazo. La cara de ese personaje, que es el que se da la bendición antes de bajarse, te da la sensación de que lo que hacemos acá realmente no es jugar, ni convencer de que el té es mejor que la gaseosa. Tratamos un problema real que nos toca a todos y no sabemos si ese soldado va a volver o no”.

La propuesta para crear una campaña publicitaria que promoviera la desmovilización llegó en el 2010. El primer reto fue romper el esquema y mantener el mismo mensaje de la desmovilización, pero de una manera diferente. Tocar el alma de los guerrilleros. El enfoque principal de la iniciativa es entregar (ya sea vía aérea, marítima o terrestre) objetos que fomenten una reflexión sobre la vida civil y que lo inviten a concluir su vida de insurgente.

Así nació la idea de que la decoración decembrina pudiera llegar hasta las montañas. Les pusieron luces a los árboles. Juan Pablo y su equipo solo necesitaron 17 palabras para consolidar su idea: “Si pudimos llevar la Navidad hasta la selva, podemos ayudarle a llegar hasta su casa. Guerrillero, desmovilícese”. El siguiente año fue el turno de los balones de fútbol firmados por jugadores de la selección Colombia. El mensaje fue igual de contundente: “Desmovilícese, vuelva a jugar. Lo esperan para ser un solo equipo”.

En el 2013, la campaña se centró en las madres de los guerrilleros, esas mujeres que los vieron partir para convertirse en parte activa del drama de este país. Juan Pablo y todo su equipo se contactaron con algunas de ellas para que les proporcionaran fotos de sus hijos antes de irse a la guerrilla. Retratos en los que solo ellos se reconocieran y no los pusieran en peligro. El objetivo era llevar estas imágenes a zonas de combate con el lema: “Antes de ser guerrillero, eres mi hijo. Esta Navidad te espero en casa”. Las fotos llegaron hasta Tres Esquinas, Putumayo; Comuna 7, San Vicente del Caguán; Vista Hermosa, Meta; Puerto Amor, Caquetá; y Saravena, Arauca. Hace un año, 196 combatientes de la guerrilla volvieron a ver a sus madres. “Te quiero junto a mí, no solo tu foto junto a mí”, es la primera estrofa de la canción que se inspiró en esta experiencia.

Recorrer todo este camino le ha enseñado a Juan Pablo que las ideas transforman realidades tan complejas como la guerra en Colombia y que la publicidad va más allá de generar ventas y consumo. Además, le ha permitido conocer un país que nunca imaginó: “Es caer en la cuenta de dónde estás y la realidad de esta guerra. Los viajes han sido a zonas en las que tú dices '¡esto es otro país!'. Ahí está la importancia de que estemos haciendo algo tan positivo que puede ayudar a tanta gente”. En parte, también porque él y su equipo creen, como el slogan que crearon, que todo es posible.

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