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| Foto: Leon Dario Pelaez

ENTREVISTA

“Todo linchamiento es perverso”

El exmagistrado y rector del Externado, Juan Carlos Henao, habla de los 600 actos de justicia propia que la Policía registra este año en Bogotá.

6 de junio de 2015

Semana: ¿Por qué los casos de linchamientos son cada vez más frecuentes en el país?

Juan Carlos Henao: Ahí hay dos factores. Por una lado, la falta de creencia en el sistema judicial y por otro, la pasión popular dicta que frente a situaciones que se consideran irregulares o reprochables eso es lo más propio que se puede hacer. Esa lógica es perversa en una sociedad por eso no se debe aceptar.

Semana: Pero al parecer esas acciones son permitidas por la sociedad.

J. C. H.: Yo reprocho ese tipo de reacciones y creo que se deben condenar, admitir esas situaciones supone el quebrantamiento total del Estado. Guardando las proporciones, esos linchamientos son lo mismo que el paramilitarismo y eso, en un Estado, nunca puede permitirse.

Semana: Entonces, ¿qué dicen esas reacciones de la cultura colombiana?

J. C. H.:
La cultura colombiana es violenta aunque los casos no se dan solo acá. Desde que nacimos como país hemos sido violentos, sólo en el siglo XIX hubo 142 guerras civiles, pero ese factor se debe transformar poco a poco con la creencia en las instituciones. Yo no creo que el estado bélico sea el estado natural del ser humano.

Semana: ¿Y qué pueden hacer las personas si ven que la justicia es ineficiente?

J. C. H.:
En vez de coger y matar a alguien, pues esas son actuaciones de los países bárbaros, los ciudadanos podrían capturar al delincuente, llevarlo ante las instituciones, hacer presencia allí y, si se quiere, manifestarse públicamente para presionar y verificar que sí se haga justicia. Pero permitir el linchamiento es acabar con todo.

Semana: Si los linchamientos se hacen con personas que cometen delitos menores. ¿Qué reacción se puede esperar del país frente a una eventual desmovilización?


J. C. H.: Lo peor que podemos hacer es pensar que en Colombia lo único se que hace y hará es esto. Debemos ser optimistas con el futuro de la sociedad, mal haría esta al seguir estigmatizando a las personas. Toda la lógica del posconflicto es de pluralismo, tolerancia, perdón y aceptación del otro, ese debe ser el discurso.

Semana: ¿Cómo hacer que la gente deje de tomarse la justicia por sus propias manos?


J. C. H.: Hay que mezclar dos políticas: la pedagógica, la cual debe ser la más importante y por eso convertirse en política pública del Estado; y otra sancionatoria por parte del código penal, quien comete un linchamiento está delinquiendo y esta persona también tiene que ir a la cárcel.

Semana: ¿Cómo llevar el mensaje de pluralismo y aceptación si hasta las canciones populares promueven estos comportamientos?


J. C. H.: Nunca sobrará pedagogía en un país violento como Colombia, acá hemos sido muy guerreristas y aunque soy defensor de la libertad de expresión, le puedo decir que esta no es absoluta. Uno de los límites, en materia de tratados internacionales, es la censura en manifestaciones que inciten a la violencia y a la discriminación.

Semana: ¿Y cómo controlar esto en las redes sociales donde la normatividad no es muy clara?


J. C. H.:
Ya hay casos donde se limita en los grandes buscadores el tipo de información que pueda circular. Por ejemplo, en Francia fallaron que un sitio que promovía el discurso discriminatorio del fascismo debía ser sacado de la red. Además, se debe cambiar el chip desde los medios de comunicación porque una sociedad en guerra no progresa.