ENTREVISTA

“La vida es amarilla”

Tras 48 años de existencia, el diario ‘El Espacio’ deja de circular. SEMANA habló con Ricardo Rondón, quien fue editor general y trabajó en este popular periódico durante un cuarto de siglo.

28 de septiembre de 2013

SEMANA: ¿Por qué cierran?

RICARDO RONDÓN: Estábamos compitiendo con dos periódicos gratuitos: Publimetro y ADN, además de tres tabloides más baratos que el nuestro. Hoy el lector prefiere leer la misma noticia en el diario más barato. El Espacio habría podido sobrevivir si hubiéramos decidido volverlo gratuito o financiarlo con pauta, pero duramos cuarenta y tantos años vendiendo periódicos a punta de noticias. Ese modelo ya no existe.

SEMANA: ¿A usted ya lo despidieron?

R.R.: El periódico está en liquidación. El 13 de septiembre salimos 14 empleados antiguos, incluyendo el jefe de fotomecánica, Daniel Romero, que llevaba 48 años. Modestia aparte, yo salí por la puerta grande: el gerente me dio una despedida entrañable. Me dijo que le dolía estar en la posición de verdugo, pero que en algún momento a él también le tocaría. Esta semana saldrá otro grupo de empleados y así sucesivamente hasta que se liquide totalmente la empresa. El cierre total se dará al finalizar algunos compromisos comerciales.

SEMANA: ¿Cuánto tiempo llevaba en El Espacio?

R.R.: Veintisiete años. Empecé como colaborador del periódico en la sección cultural, hacía artículos y entrevistas, pero eso no los pagaban. Después de un año, el entonces editor Alberto Uribe me ofreció una vacante para crónica roja y ese fue mi debut.

SEMANA: ¿Y qué hacía antes?

R.R.: Eso es novelesco. Soy empírico. En mi juventud fui ayudante de la empresa de flotas Bolivariano. Más adelante fui vendedor de ferretería, afilador de cuchillos y sembrador de helechos ornamentales. En Bogotá vendí chance, declamé poemas y canté tangos en tascas, pero nunca olvidé mi verdadera vocación: la narración y la lectura. Entré a El Espacio porque me gustaba esa ‘espectacularidad’ de la noticia. Un día llamé al editor (desde una cabina telefónica porque en esos días estaba mal económicamente) y le ofrecí crónicas y relatos íntimos. Él me abrió las puertas. 

SEMANA: ¿Cuál era su función?

R.R.: Fui editor general, pero pasé por todas las secciones. Cubrí crónica roja, farándula, cultura, deportes, política y economía. Fui redactor y editor encargado de la noche en la época dura del narcoterrorismo.

SEMANA: Después de tanto tiempo, ¿qué sintió cuando tuvo que empacar?

R.R.: Nostalgia. Yo estuve desde la época de la máquina de escribir, quedé desestabilizado hasta en mi rutina. Por lo pronto estoy despejándome un poco, porque fue mucho trabajo. Yo creé Mundo Loco, una sección donde hice más de 6.000 entrevistas; hice el horóscopo sexual y escribí la página de Juan sin miedo. También hacía el cuento erótico de los sábados bajo el seudónimo de Paco Apóstol, algo que yo llamé erótica popular, hecha para un mecánico, una cajera, un busetero… Me gustaría dedicarme a la docencia, o fundar un periódico virtual, pero solo son proyectos.

SEMANA: ¿Qué valor tenía El Espacio para usted?

R.R.: Fue mi escuela y mi segundo hogar y estoy agradecido porque pude hacer todo tipo de periodismo. La práctica y la gran aventura de la reportería me formaron en la profesión. Tratábamos la noticia de manera distinta, y quizá por eso la gente nos encasilló siempre como amarillistas. Pero no se dan cuenta de que la vida, como tal, es amarilla.

SEMANA: ¿El cierre es definitivo?

R.R.: Hay muchas conjeturas al respecto. Se dijo, incluso, que una petrolera estaba interesada en comprarlo. Ahora, no creo que la página web se mantenga, pues no tiene publicidad. Sin el periódico no hay insumos para pagarle al equipo web. Lo único cierto es que el cierre es inminente.

SEMANA: El Espacio es el bastión de la prensa sensacionalista. ¿Qué pasará con este género?

R.R.: Quedan otros medios, pero fuimos únicos y polémicos y dejamos un legado grande.

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