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Pocos recuerdan a Brian Jones (adelante), pero el guitarrista y multiinstrumentista fue el fundador de los Rolling Stones y una pieza clave para el sonido de la banda londinense durante los años sesenta, cuando alcanzó la fama internacional. | Foto: STF

PERSONAJE

Brian Jones, El ‘Stone’ original

El fundador de los Rolling Stones no fue Mick Jagger sino Brian Jones. El talentoso músico murió ahogado en 1969, y su vida y muerte están marcados por el talento y el misterio.

19 de marzo de 2016

El sexo, las drogas y el rock and roll tuvieron que ver, pero es imposible asegurar que le causaron la muerte a Brian Jones en su piscina en la madrugada del 3 de julio de 1969. El músico se ahogó a los 27 años, y así dio inicio al trágico club de muertos a esa edad, que entre 1969 y 1971 sumó a talentos de la época como Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison.

Semanas antes del trágico desenlace, Mick Jagger y Keith Richards lo despidieron de The Rolling Stones, la banda que él fundó en 1962. Bill Wyman, bajista hasta 1992, relató que Jones “escogió a los miembros, el nombre, y consiguió los toques iniciales. También planteaba la música que iba a tocar la banda”. Para el nombre se inspiró en la canción Rollin’ Stone de Muddy Waters, un músico representativo del blues del Misisipi. No escogió al azar, pues los Stones digirieron ese género, le dieron su giro propio y triunfaron. Jones llevó la batuta de la banda hasta la llegada de Andrew Loog Oldham, el primer mánager del grupo, luego Jagger y Richards la tomaron con sus composiciones.

Entre 1962 y 1969, las contribuciones de Jones quedaron plasmadas en canciones como The Last Time, Paint It Black, Ruby Tuesday y otras piezas osadas como We Love You. Pero llevó al límite a sus compañeros. Su errático comportamiento, sus ausencias en las sesiones de grabación, sus gastos desaforados y su incapacidad de manejar su consumo de estupefacientes provocaron su salida. A la prensa se le dijo que Jones había decidido apartarse y seguiría su propio camino creativo. Y así lo tenía planeado. Había pactado grabar con Jimi Hendrix, quien en sus palabras fue lo más sorprendente que jamás vio en un escenario. Jones era impredecible, pero jamás expresó un deseo suicida. Tenía sueños por cumplir.

Lewis Brian Hopkin nació en 1942, y desde joven tuvo contacto con la música gracias a sus padres que sabían tocar instrumentos. Se desenvolvía con una versatilidad impresionante pues cantaba y dominaba la guitarra, la armónica, los teclados, la dulcinea, la trompeta, el bajo, la cítara, la marimba, el banjo, el clarinete, el xilófono, la flauta, el acordeón, el violoncelo y hasta el arpa. Musicalmente era de otro planeta.

El superdotado Jones aportaba desde sus arreglos a la identidad del grupo, también desde sus conquistas y su particular manera de vestir. Pero el éxito exacerbó su descontrol. Impredecible y explosivo, fue perdiendo a su grupo y a su fijación más fuerte: Anita Pallenberg. Sostuvo un romance tórrido con la hermosa actriz nacida en Italia, pero la hizo blanco de ataques verbales y físicos. Por eso, la rubia lo dejó en 1967 e hizo pareja con Keith Richards, con quien tuvo tres hijos. Jones nunca olvidó a Anita, así se rodeara de mujeres despampanantes como la sueca Anna Wohlin, que lo acompañó en sus últimos días.

Las autoridades decretaron su muerte como accidental. Pero un personaje como el ‘maestro’ de construcción Frank Thorogood, presente esa noche, dibujó otra posibilidad. Jones estableció una particular relación de amor y odio con Thorogood, mientras este y su equipo hacían refacciones a su mansión. En su lecho de muerte, en 1993, Thorogood confesó haber matado a Jones. Lo hizo para desquitarse de las humillaciones que le propinó el músico. Lo sumergió en el agua por periodos largos sin dejarlo tomar aire. Para el músico, que sufría de asma, resultó fatal. Pero ni esa confesión cierra el misterio. Se rumora aún sobre un asesinato premeditado y sobre como Thorogood cubría la espalda de alguien más con sus palabras. La investigación no se ha movido.

Tres días después de su partida, 500.000 personas atiborraron el Hyde Park de Londres para rendir tributo a su memoria y escuchar a sus excolegas Stones, quienes asumieron el concierto como una especie de entierro. No les fue fácil tocar con un dolor atragantado, pero siguieron su camino y estrenaron al guitarrista Mick Taylor. El show debía continuar y por fortuna para el mundo (y Colombia hace 10 días), así lo hizo.