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La familia de Gareth Williams cree que la escena del crimen, donde apareció una peluca naranja y ropa de mujer, fue manipulada por el MI6 para mostrarlo como un pervertido.

ENIGMA

El espía de la maleta

El misterioso caso de un agente del servicio secreto británico que apareció muerto en una valija tiene desconcertado al Reino Unido. Nadie sabe si se suicidó o fue asesinado.

12 de mayo de 2012

El matemático inglés Gareth Williams siempre fue el mejor de su clase. Se graduó de la universidad cuando apenas tenía 17 años y a los 22 no solo había obtenido un doctorado, sino que ya trabajaba para el MI6, el servicio secreto británico, como especialista en descifrar códigos y resolver enigmas. Por eso no deja de ser extraño que su muerte desafíe toda lógica.

El cadáver de Williams apareció el 23 de agosto de 2010 en una maleta deportiva en el baño de su casa de Londres. Aunque han pasado casi dos años, nadie ha podido entender cómo llegó ahí, pues la valija tenía el candado cerrado y la llave estaba adentro. Como no hay suficiente evidencia para determinar si fue un asesinato o un suicidio, ni siquiera la juez que lleva el caso ha podido emitir un veredicto. La historia es tan misteriosa que incluso algunos medios la han comparado con una película de James Bond.  

Por ahora lo único que parece claro es que Williams no pudo haber actuado solo. Scotland Yard contrató a un oficial experto en técnicas de escape y a un profesor de yoga para que intentaran meterse en una maleta de 80 por 50 centímetros. Si bien ambos lo lograron, con las rodillas dobladas y los brazos cruzados sobre el pecho, ninguno consiguió ponerle candado. Concluyeron que es físicamente imposible y que ni el propio Houdini lo habría hecho sin que un tercero le ayudara. Por eso, la mayoría supone que fue un homicidio, pero no se explican por qué no había huellas en la tina ni signos visibles de forcejeo.

De hecho, al principio los investigadores creyeron que el hombre de 31 años había sido víctima de un juego erótico, basados en varios indicios. Al revisar su computador encontraron, entre sus búsquedas recientes en internet, sitios sobre sadomasoquismo, drag queens y claustrofilia -el deseo compulsivo por permanecer en espacios cerrados-, así como un video casero donde salía bailando desnudo con botas de cuero. Y eso no fue lo único sospechoso, pues también hallaron en su habitación una peluca naranja, ropa de mujer nueva y tacones de diseñador estimados en más de 30.000 dólares.

A esos indicios se sumó el testimonio de una pareja que le había alquilado un apartamento en 2007. Según esta, una vez lo sorprendieron atado a los postes de la cama, en calzoncillos, pidiendo auxilio. Williams le explicó que estaba probando su capacidad para superar situaciones extremas, pero todo indicaba que se trataba de una práctica sexual. Entonces, empezaron las especulaciones. La prensa sugirió que era gay, pero su familia siempre lo negó. Para sus padres y hermanos, Gareth era un hijo ejemplar: aparte de ser un genio con los números, era un ciclista consumado que rara vez salía con sus compañeros de oficina a tomarse un trago.

Los más de 40 testigos que participaron en el interrogatorio admitieron que era muy tímido y reservado. De allí que algunos consideren la teoría del suicidio, pues además, la Policía encontró en la sala un recorte de un artículo de The Observer sobre las cinco cosas de las que la gente se arrepiente antes de morir. Jim Fetherstonhaugh, un militar retirado que ha seguido de cerca el caso, asegura que es posible que el joven haya cerrado la cremallera sin ayuda. Él lo probó en un nuevo video, donde su hija de 16 años logra la hazaña. No en vano, dice el oficial, hay ladrones entrenados para robar en los aeropuertos camuflados en las maletas.

Pero la familia del espía no cree en esa hipótesis. Para ella, detrás de su muerte se esconde un complot fraguado por el propio servicio secreto. Sus allegados suponen que el MI6 manipuló la escena, es decir, puso a propósito los artículos de mujer en su cuarto y se inventó el historial de búsqueda del computador portatil para mostrarlo como un pervertido. Alegan, además, que resulta muy sospechoso que ninguno de sus colegas se haya preocupado por su suerte después de una semana de ausencia. Los peritos calculan que Williams falleció el 16 de agosto, siete días antes de que sus padres reportaron su desaparición a las autoridades.

Su cuerpo estaba en un avanzado estado de descomposición, no solo por el tiempo transcurrido, sino porque extrañamente la calefacción del apartamento estaba encendida a pesar de que era pleno verano. Por eso, los forenses que examinaron los restos no están seguros de si murió asfixiado o envenenado. Quizás Gareth Williams sabía más de la cuenta y se convirtió en lça víctima del crimen perfecto, pues nadie ha podido dar con el responsable. O quizás era tan inteligente que él mismo, antes de quitarse la vida, dejó deliberadamente un enigma imposible de resolver.