Home

Gente

Artículo

¿FUE EL MAYORDOMO?

El heredero de la multimillonaria Doris Duke ha sido acusado por los otros sirvientes de haberla asesinado.

12 de junio de 1995

COMO EN LAS clásicas novelas policíacas, en este caso hay quienes creen que el asesino es el mayordomo. Se trata de la muerte, hace dos años, de la multimillonaria Doris Duke, quien dejó toda su fortuna a su mayordomo. Los parientes de la llamada 'reina del tabaco' han salido a reclamar sus derechos. Sin embargo, la semana anterior la actriz Elizabeth Taylor y otros 30 amigos de la Duke se unieron para decir en un tribunal que ella estaba en pleno uso de facultades al morir y que, por consiguiente, su testamento no debe ser cuestionado.
En el documento, Doris Duke dejó gran parte de su fortuna, estimada en 1.200 millones de dólares, a su mayordomo, Bernard Lafferty, y a instituciones de caridad bajo la administración de su fiel servidor y de la U.S. Trust Company de Nueva York. El documento está siendo cuestionado por familiares de la millonaria, que critican la influencia de Lafferty sobre su parienta, quien murió en octubre de 1993, a los 80 años.
En una demanda presentada por los abogados de los ejecutores de su fortuna, la millonaria es descrita como una mujer que siempre controló sus negocios con "mano de hierro" y que "sabía lo que quería y exigía que sus deseos fueran respetados por todos los que trabajaban para ella". El documento fue presentado como respuesta al informe de un ex fiscal del distrito de Manhattan, Richard Kuh, contratado por los tribunales para que investigara las denuncias sobre procedimientos errados. El informe entregado por Kuh el pasado 20 de abril sugiere que los ejecutores de la fortuna de Duke han malgastado y administrado descuidadamente sus bienes. El informe también plantea algunas dudas sobre las extrañas circunstancias de la muerte de Doris Duke.
Sin embargo, en el documento presentado la semana pasada por sus amigos, Liz Taylor asegura que habló con la millonaria un mes antes de su muerte y que, aunque su voz sonaba débil, estaba coherente y en pleno control de su mente.
Lo cierto es que año y medio después de su fallecimiento, un tribunal de Nueva York ha abierto investigación sobre las circunstancias que rodearon la muerte de la rica octogenaria, ocurrida tras una larga enfermedad, en su mansión de Beverly Hill.
Al parecer un testigo, cuya identidad se desconoce, ha revelado que la anciana no murió por causas naturales sino que fue asesinada mediante el suministro de una sobredosis de los medicamentos que tomaba. Y sus sospechas recaen sobre el mayordomo, quien es precisamente el ejecutor testamentario. Lafferty recibió además la suma de 500.000 dólares, más una renta vitalicia anual.
Cuando se conoció la última voluntad de la anciana, su hija adoptiva, una bailarina llamada Chandi Duke Heffner y con quien la millonaria tuvo siempre una agria relación, impugnó el testamento tras alegar ser la heredera universal de sus bienes. Después aparecieron los sirvientes de la Duke -el chofer, la mucama y el cocinero , quienes tampoco figuraban en el testamento, y manifestaron la sospecha de asesinato. Los sirvientes afirman que Lafferty asumió el control de la fortuna desde antes de que su patrona falleciera. Según dicen, el mayordomo empezó a gastar como millonario con la tarjeta de crédito de la anciana, mientras ella estaba en su lecho de muerte.
La verdad es que en sus últimos años Doris Duke sólo tuvo la compañía de su mayordomo, quien, ante la invalidez de su patrona, debía llevarla alzada a todas partes. A pesar de sus tres matrimonios, uno de ellos -el segundo- con el famoso playboy dominicano Porfirio Rubirosa, a quien tuvo que pagar, en los años 50, un millón de dólares por el divorcio, Doris Duke murió sola y abandonada. Pero así fue también su vida, desde el día en que a los 13 años heredó un imperio, la American Tobacco Co., fundada por su padre 'Buck' Duke, lo que la convirtió en la niña más rica del mundo.