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Linda Lovelace despertó la libido de los estadounidenses y los puso a hablar abiertamente de sexo por primera vez.

PERSONAJE

La pionera del porno

La película 'Garganta Profunda' provocó una revolución sexual y cultural al sacar de la clandestinidad a la pornografía. Ahora Hollywood está haciendo dos películas sobre su protagonista, Linda Lovelace, la primera superestrella del cine para adultos.

11 de febrero de 2012

"Si te gustó la cabeza, te va a gustar aún más la garganta". Con esta frase los realizadores de la película porno Garganta Profunda (Deep Throat) intentaron seducir al público, hasta ese momento compuesto por hombres mayores escondidos detrás de sus gabardinas, que se internaban en la oscuridad de las salas triple X para desahogar sus fantasías. La estrategia funcionó. Las salas de cine se llenaron de miles y, luego, de millones de estadounidenses de todas las clases sociales que vieron por primera vez, a color y en cámara lenta, escenas explícitas de sexo. Hasta intelectuales, artistas y aristócratas del nivel de Jackie Kennedy, Frank Sinatra, Jack Nicholson, Truman Capote y Barbra Streisand cedieron a la tentación e incluso se dejaron entrevistar haciendo cola para ver el fenómeno del momento.

Tan solo en la semana de estreno los realizadores recuperaron la inversión, de apenas 25.000 dólares, y su éxito creció de forma exponencial. La película no dejó de exhibirse en cine por 20 años y todavía se sigue vendiendo en videos y en internet como un clásico. Desde su estreno en un teatro modesto de Manhattan en 1972 hasta la actualidad ha recaudado 600 millones de dólares, lo cual la convierte en la película más rentable de toda la historia.

Su protagonista, Linda Lovelace, se convirtió en una celebridad y fue portada de revistas como Playboy y Esquire, donde apareció chupando una paleta en alusión a las habilidades orales que la lanzaron a la fama. Fue la primera súper estrella triple X y el símbolo de una revolución sexual que puso de moda la 'pornografía chic'. Linda Boreman, quien por efectos de mercadeo cambió su apellido por Lovelace, pasó de ser la hija de un policía del Bronx que soñaba con ser monja a convertirse en la reina indiscutible del porno.

A los 19 años quedó embarazada y su madre la obligó a dar a su hijo en adopción. Desconsolada, se refugió en Charles 'Chuck' Traynor, un productor de cine rojo que más tarde se convirtió en su esposo y proxeneta. Él descubrió que Linda tenía una habilidad fisiológica poco común. Debido a un extraordinario control de los músculos de la traquea, tenía la capacidad de practicar sexo oral haciendo honor al título de la película: Garganta Profunda. El símil que más se utilizaba para describir la habilidad de Linda era la comparación con los tragaespadas de los circos. Este truco inspiró el guion: Linda Lovelace era frígida hasta que descubrió que tenía el clítoris en la garganta. A partir de ese hallazgo supo que lo único que se requería para hacerla feliz era un hombre lo suficientemente dotado.

La película se rodó en una semana en Miami y, a pesar de que la calidad de la actuación, la escenografía, la cámara y la edición eran pésimas, enloqueció al mundo. Hasta comienzos de los setenta el porno era una actividad casi clandestina de cortos de ocho milímetros, mudos en su mayoría y emitidos en antros especializados, que se limitaban a la filmación de actos sexuales aislados. Todo cambió con la aparición de Garganta Profunda.

Esta película llevó al porno a su época dorada. Fue el primer largometraje realizado a color en 35 milímetros, con libreto de comedia, música original y hasta rudimentarios efectos especiales como campanas que sonaban y juegos pirotécnicos que explotaban cada vez que Linda alcanzaba un orgasmo. "Garganta Profunda hizo que el sexo dejara de ser vergonzoso, empujó al límite a la sociedad y planteó la posibilidad de que las mujeres se dedicaran a buscar el placer", le explicó a SEMANA Christopher Ryan, autor del libro En el principio era el sexo.

Sin embargo, no todos aplaudieron el revolcón cinematográfico y cultural que significó. La derecha cristiana de Estados Unidos, encabezada por el presidente Richard Nixon, le declaró la guerra y fue vetada en 23 estados. Pero la censura tuvo el efecto contrario e hizo a la cinta aún más atractiva. En los medios y en la calle no se hablaba de otra cosa. Irónicamente, cuatro años más tarde, Garganta Profunda fue el apodo que le dio el periodista Bob Woodward al testigo clave que le reveló todos los secretos del escándalo que desembocaría en la caída de Nixon.

Después de Garganta Pro-funda, Linda hizo dos películas porno que fracasaron, intentó incursionar en la comedia y finalmente se negó a seguir desnudándose frente a la pantalla. Su carrera se fue a pique, la industria del entretenimiento le dio la espalda y las feministas la adoptaron como la punta de lanza para una campaña contra la explotación sexual.

En 1980 Linda publicó su controvertida autobiografía, Ordeal (Prueba de muerte), en la que contaba que su marido la había obligado a prostituirse. Agregó que la relación era tan violenta que durante el rodaje le tenían que maquillar los moretones que él le había propinado la noche anterior. Para ella su nueva vida comenzó cuando se reencontró con Cristo, a quien había perdido en su adolescencia. Seis años más tarde testificó ante el Congreso : "Cada vez que alguien ve la película, está mirando como soy violada. Siempre había una pistola apuntándome". Ese año también publicó Out of Bondage, sus memorias como estrella porno arrepentida.

Lovelace recorrió Estados Unidos dando conferencias sobre los maltratos en la industria del sexo. Su nueva actividad resultó más rentable que la de actriz, pues por cada conferencia recibía 1.500 dólares, mientras que por su actuación en Garganta Profunda no recibió ni un solo centavo de los 600 millones de dólares que recaudó. Estos fueron a parar a la mafia italiana, que la había financiado.

Abandonó las cámaras, se casó de nuevo, tuvo dos hijos y trató de tener una vida normal. Pero quitarse el rótulo de 'Garganta Profunda' no fue fácil. Aunque dejó el apellido al adoptar el de su segundo marido, Larry Marchiano, nunca pudo mantener un trabajo estable, pues apenas la identificaban, la despedían. Al final se sintió tan explotada por las feministas como por los pornógrafos. Murió en 2002, a los 52 años, en un accidente de tránsito, divorciada, abandonada y en la quiebra.

En 2005 Brian Grazer, el productor más respetado de Hollywood, retomó su historia en el documental Inside Deep Throat y ahora, cuando está por cumplirse una década de su muerte, dos estudios quieren llevar su vida al cine. La primera de las dos biopics, Inferno, iba a ser protagonizada por Lindsay Lohan, pero sus problemas con las drogas hicieron que la sueca Malin Akerman tomara su lugar. La otra película, Lovelace, con un mejor elenco y mayor presupuesto, también se retrasó por los problemas emocionales de Demi Moore, quien iba a interpretar a la feminista Gloria Steinem y tuvo que ser reemplazada por Sarah Jessica Parker.

Aún no se sabe la fecha del estreno de estas producciones, pero el reto será retratar a la mujer que dio vida a la película porno más impactante de todos los tiempos. Esta prostituta casi analfabeta, que grabó seis días en moteles de tercera en Miami, le arrancó la venda a la sociedad puritana y selló el contubernio entre el cine y el sexo. Su nombre se convirtió en una leyenda y 40 años después sigue de boca en boca.