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u Philippe Pozzo di Borgo y Abdel Yasmin Sellou durante la premier de ‘Amigos’ en París. La cinta que narra su amistad ha tenido 19 millones de espectadores en Francia. | Foto: fotos: Yves Ballu

CINE

Película 'Amigos': Elogio de la amistad

La sorprendente historia de Philippe Pozzo di Borgo, un aristócrata parisino, inspiró la película más taquillera en la historia del cine francés. SEMANA habló con él sobre la cinta que se estrena en Colombia.

8 de septiembre de 2012

En el mundo, hasta ahora, existía un cliché del cine francés: que es denso, intelectual y fatalista. Por eso es tan sorprendente que el mayor éxito de taquilla de la historia en ese país sea una comedia ligera y con una moraleja llena de esperanza.

Intouchables —que en Colombia se llamará Amigos— se estrenó en Francia el 2 de noviembre de 2011. De inmediato se convirtió en un fenómeno sin precedentes: ha tenido más de 19 millones de espectadores —en un país de 65 millones de habitantes— y una taquilla de 166 millones de euros solo en su país. En el resto de Europa también barrió y recaudó 350 millones de euros. Nunca antes una película francesa había logrado semejantes cifras.

Es la historia de un aristócrata francés, Philippe Pozzo di Borgo, quien llevaba una vida glamurosa antes de quedar cuadrapléjico. Heredó una enorme fortuna de su familia de origen noble y se dedicó a administrar sus viñedos. En sus ratos libres se dedicaba a comprar arte contemporáneo y a practicar deportes extremos. Estaba casado con una hermosa mujer y adoptaron dos hijos de origen colombiano. Su vida parecía perfecta. Pero las cosas empezaron a cambiar cuando, el 27 de junio de 1993, sufrió un grave accidente en un parapente. Pozzo se fracturó varias vértebras y, a los 42 años, quedó cuadrapléjico.

A los pocos meses su esposa murió de cáncer. Pozzo entró en una depresión profunda y empezó a perder el control de su vida y de su familia. Incluso pensó en suicidarse, pero ahí apareció su ángel guardián.

Mientras entrevistaba a algunos candidatos para ser su enfermero, conoció a Abdel Yasmin Sellou, un joven de origen argelino. Sellou asistió a la entrevista sin ninguna esperanza de obtener el puesto: no tenía experiencia como enfermero ni la educación requerida. Solo fue para obtener una firma y así justificar su subsidio de desempleo. Sin embargo, a Pozzo le gustó su actitud relajada y su buen humor y decidió contratarlo.

A los pocos días, Sellou dejó su pequeño apartamento de la periferia de París y se mudó a la lujosa mansión de Pozzo en el centro de la capital francesa. Desde los primeros días, la irreverencia y buena actitud de Sellou hicieron efecto en Pozzo: poco a poco empezó a mejorar su ánimo. El joven inmigrante se burlaba de la rigidez y estrictos modales de Pozzo y sus familiares. "Aprendí que la única manera de relacionarme con la gente es con buen sentido del humor. Eso los tranquiliza sobre mi estado. El humor, para mí, es la mejor manera de superar mis limitaciones", le dijo Pozzo a SEMANA.

El aristócrata ilustró a Sellou sobre historia del arte, literatura y música. Lo llevaba a museos y galerías y le enseñó la música de sus compositores favoritos: Berlioz, Schubert y Chopin. A su vez, el enfermero le mostró lugares de la ciudad que jamás había visitado. Juntos empezaron a viajar por el mundo e incluso Sellou lo convenció de que se volviera a montar en un parapente. También lo ayudó a que saliera de nuevo con mujeres. En pocas palabras, le demostró que ser cuadrapléjico no era una limitación definitiva.

Durante diez años, Sellou trabajó para Pozzo y se convirtieron en grandes amigos. Pozzo se casó de nuevo y se fue a vivir a Marruecos. Lo que no impidió que se siguieran viendo con regularidad. Sellou, quien también se casó y tuvo hijos, lo visita frecuentemente desde entonces.

En 2001, Pozzo publicó un libro llamado Le Second Souffle (El Segundo Aire) en el que contaba toda su historia. El testimonio se convirtió en un éxito y vendió 700.000 ejemplares. A diferencia de otros libros similares, Pozzo decidió utilizar un tono divertido y esperanzador: "La incapacidad genera rechazo y miedo entre la 'gente normal'. Sentí que no era necesario añadirle una capa extra de terror", dice.

Los dos amigos se convirtieron en celebridades en su país. Eran entrevistados con regularidad por los medios e invitados a programas de radio y televisión a contar su singular experiencia. Justamente en uno de esos programas, en 2003, conocieron a la documentalista Mireille Dumas. Ella quedó encantada y dirigió ese mismo año un documental sobre la vida de Pozzo y Sellou, llamado À la vie, à la mort. Pero aún faltaba por venir la mejor parte.

La esperanza es taquillera

Los directores Olivier Nakache y Éric Toledano vieron el documental de Dumas unos años después y también quedaron sorprendidos con la historia de los dos amigos. Contactaron a Pozzo y le propusieron hacer una película basada en su vida. Él siempre había rechazado este tipo de propuestas, cuenta, porque todas tenían un tono muy sombrío. Pero el carácter de comedia que le proponían Nakache y Toledano le gustó.

En 2009, los directores viajaron a Marruecos acompañados de los actores François Cluzet y Omar Sy. Cluzet, un respetado actor de teatro, y Sy, un carismático actor de televisión, fueron los escogidos para representar a los dos amigos. Durante una semana todo el equipo acompañó a Pozzo, quien contó todos los detalles de su vida. Luego regresaron a Francia e iniciaron el rodaje. Cluzet fue el encargado de representar a Pozzo: "Su actuación es tan convincente que cada vez que mi hija de 5 años lo ve en una pantalla o en una revista, lo llama papá", cuenta, refiriéndose a uno de los dos hijos que adoptó con su nueva esposa.

Las razones del éxito de Amigos son fáciles de explicar. En un momento de crisis en Francia y toda Europa, la cinta da un mensaje positivo y hace sentir bien a los espectadores. Es una comedia ligera que hace olvidar la dura realidad a quienes la ven. También, y esto es fundamental, les mostró a los franceses una cara bonita del tenso problema racial que se vive en su país.

Pero, por supuesto, también ha tenido críticas. Para algunos es racista y simplifica el problema de los inmigrantes. "Aunque parece una película realista, situada en el presente, es más bien una fantasía racial y socioeconómica donde los privilegiados de un sistema son caritativos y humildes y aprenden mucho de los marginados, que, a su vez, no están rabiosos ni resentidos, sino deseosos de compartir esa sabiduría descomplicada que llevan dentro. Sobra decirlo, eso no tiene mucho que ver con la realidad, aunque sí puede explicar en parte el éxito de la película", dice Manuel Kalmanovitz, crítico de cine de SEMANA.

Pero, a pesar de las críticas, Pozzo sostiene que se trata de "una historia que responde a una necesidad universal de sentirse mejor. Funciona muy bien en esta época en la que la gente está presionada y llevada hasta al límite por la difícil situación económica". Pozzo agrega: "Me cuentan que en todas las salas del mundo la gente se levanta a aplaudir al final de la película. Yo creo que aplauden porque la cinta es muy buena. Pero también se aplauden a sí mismos, pues vuelven a tener fe en el poder de la amistad".