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Wilfrido Vargas
Wilfrido Vargas es cantautor, músico y director de orquesta dominicano, a quien se le debe la internacionalización del merengue. | Foto: Instagram

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“Wilfrido Vargas no maneja la clave salsera, es aberrante”: polémica por la presencia del merenguero en el Festival Salsa al Parque en Bogotá

“Lo más grave es que se abre un boquete para que en próximas ediciones sean más los estilos musicales foráneos, mediocres y comerciales que reemplacen la música relevante, social, alegre y rebelde”, asegura el melómano César Pagano.

2 de junio de 2023

Una dura polémica se ha desatado en la capital del país con la nómina de artistas que harán parte este año del tradicional Festival Salsa al Parque, que se realizará los días 3 y 4 de junio.

Una de las voces más críticas ha sido la de César Pagano, un reconocido melómano que hace 50 años se radicó en Bogotá, donde se ha dedicado al periodismo y a la producción de programas radiales en los cuales promueve principalmente la música caribeña.

En su cuenta de Facebook, Pagano califica de “deplorable” la programación del festival de este año. “Abundan los desaciertos (...) La programación en Salsa al parque tuvo de todo menos los más importante y esencial: música con criterio”, fue uno de los cuestionamientos del experto, conocido en Bogotá por dos verdaderos templos de la rumba salsera: El Goce Pagano y Salomé Pagana.

Wilfrido Vargas
Wilfrido Vargas Vargas ha fungido principalmente como trompetista y vocalista, pero también dirigió su orquesta, siendo además productor de la misma. | Foto: Instagram

“Históricamente, los festivales especializados de música se preocupaban por la calidad antes que la celebridad. Salsa al Parque en sus inicios nunca priorizó el asunto comercial; la muestra de ello es que en sus primeras ediciones los grandes invitados eran grupos con sonidos experimentales como Guaco, Klimax o Ng La banda, que además de impresionar con sonidos diferentes, brindaban talleres teóricos con explicaciones nuevas y profundas para músicos locales o clínicas de percusión en universidades; ahora todo se redujo a simples conversatorios en discotecas”, se lamenta Pagano.

Agrega que “el presupuesto público era usado para contratar agrupaciones que no podían presentarlas el capital privado por su costo o porque su música más elaborada y de alta factura no figuraba en los medios masivos de contaminación, por lo cual, no se prestaba para negocio comercial”.

Pero, uno de los invitados que más molestó a Pagano y otros melómanos de la ciudad ha sido Wilfrido Vargas, lo que fue calificado como “aberrante”.

Sobre lo que llama “la aparición –o resurrección- del merenguero Wilfrido Vargas”, asegura que no existe “justificación para la presencia de un personaje de un género ajeno que, así haya grabado salsa, no maneja ni la clave cubana ni la clave de salsera. Y sus canciones están llenas de textos anodinos e infantiles como El baile del perrito. Lo más grave es que se abre un boquete para que en próximas ediciones sean más los estilos musicales foráneos, mediocres y comerciales que reemplacen la música relevante, social, alegre y rebelde.

La imagen que refleja porqué Salsa al Parque es la fiesta bogotana es del ilustrador, dibujante y diseñador Johann Tarazona Matiz.
La imagen que refleja porqué Salsa al Parque es la fiesta bogotana es del ilustrador, dibujante y diseñador Johann Tarazona Matiz. | Foto: Cortesía Idartes

En opinión de Pagano, “las equivocaciones resaltan con dos grandes ausencias: una de país, como es ignorar a la isla mayor en extensión y población, que es Cuba; y otra de genero, al desconocer a la mujer”.

“Sin música cubana no habría salsa”, dice. Y recordó que en años anteriores pasaron por el festival “representantes de la tradición como El septeto santiaguero y Eliades Ochoa; y en los ritmos modernos, maestros como Juan de Marcos Gonzalez y su Afro Cuban, Adalberto Álvarez; también Los Van Van, Issac Delgado o Havana de Primera”.

De acuerdo con Pagano, “no se puede ignorar la avalancha de críticas que surgen para contrataciones que parecen la apuesta de un comité de bisoños que han bloqueado cualquier representación de Cuba y la mujer, pero que demuestra su ignorancia al seleccionar a un elenco demasiado flojo como Proyecto A, que suele presentarse con frecuencia en la ciudad, a veces acompañados únicamente de una pista musical; la decadente Puerto Rican Power y, aunque como músico tiene facultades, el inflado peón convertido en líder que es Jimmy Bosch, que en 2012 acompañó la extraordinaria orquesta de Eddie Palmieri como un músico de planta”.

César Pagano protagonizó por más de dos décadas la rumba bohemia e intelectual de Bogotá, a punta de salsa, bolero y música colombiana. Arriba, en 1991, aparece con Juancho Valencia, de Puerto Candelaria, y el legendario pianista cubano Chucho Valdés

En cuanto a las orquestas nacionales también hay falencias, dice Pagano. “En los últimos años han destacado entre otras, Sonido 70, Clandeskina o Calibre; que gozan de calidad e incluso con esfuerzo han logrado figurar con algunos éxitos en la radio. Se les ha ignorado nuevamente y por encima han puesto a Andy Caicedo, cuyos méritos propios son muy discutibles. Para no hablar de una gloria nacional olvidada y quizá el salsero más importante que haya tenido Colombia a nivel internacional, Edy Martínez, quien debió tener una actuación especial con una banda gigante y a manera de despedida.

Pagano criticó además el “completo desorden burocrático del cual ha emanado una reglamentación excluyente e injusta para los músicos y las orquestas de la ciudad. La muestra de ello es la disminuida cantidad de grupos que llegan a las audiciones”.