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CULTURA

Cultura y creatividad, ¿el nuevo petróleo?

En épocas en las que la humanidad explora nuevas alternativas de desarrollo sostenible, es válido sobrepasar las discusiones políticas para evaluar el potencial detrás de las industrias creativas y culturales.

20 de agosto de 2019

Las industrias creativas y culturales, que le dan forma a la llamada Economía Naranja, incluyen negocios de naturaleza tecnológica, así como servicios que cobijan el entretenimiento, la gestión del patrimonio cultural, el arte, la producción e incluso la creatividad aplicada al uso de sabores e ingredientes locales.

A este sector de la economía se le pueden sumar tantos renglones como líneas de servicio se desarrollen, porque se nutre del emprendimiento, que es en sí mismo un ejercicio de creatividad e innovación constante. Siendo así, es importante volver los conceptos cifras:

  1. Las industrias culturales y creativas contribuyen en un 6% al PIB del país.
  2. El entretenimiento, que hace parte de las industrias culturales y creativas, ha sido uno de los tres renglones con mayor crecimiento en 2019 en el gasto de los hogares colombianos. Hoy, por cada tres pesos que los hogares del país invierten en alimentación, invierten uno en entretenimiento.
  3. El entretenimiento representó $11,9 billones para Colombia en el primer trimestre de 2019, según cifras de Raddar.

 ¿Qué tan sostenible resulta apostarle al desarrollo de las industrias culturales y creativas?

Este sector puede llegar a ser la opción más sostenible para el desarrollo de cualquier país, por cuanto se alimenta del talento y la creatividad de las personas. “Una buena parte de nuestra prosperidad dependerá de la manera en que utilicemos nuestros recursos, conocimientos y talento creativo para estimular la innovación a partir de nuestras ricas culturas”, señala El Libro Verde: Liberar el potencial de las Industrias Culturales y Creativas, publicado por la Comisión Europea. Esta corriente puede aumentar o acortar la brecha de desarrollo entre los países, generando alternativas de consumo y producción diferentes a los commodities y que no contemplen la explotación de los recursos naturales.

A pesar de este inmenso potencial, la Gestión de Industrias Culturales y Creativas es una de las carreras menos estudiadas en Colombia. “Seguimos siendo un país de administradores y abogados, con más capacidad para mejorar modelos existentes que para innovar de base”, afirma Elsa Gómez, Vicerrectora de Proyección y Crecimiento de la Universidad Ean. “Necesitamos más emprendimientos que nos demuestren que podemos exportar nuestro inmenso talento. La buena noticia es que ya estamos viendo la oportunidad y eso necesariamente va a permear las decisiones de las nuevas generaciones”, agrega.

Vale la pena preguntarse: ¿Si ya las industrias culturales y creativas superaron al carbón… podríamos fijarnos la meta de superar al petróleo en los próximos 20 años?