Empresas que Construyen País
Más que viviendas: la poderosa estrategia de Amarilo que ha impactado a más de 600 mil personas
La constructora Amarilo transforma los territorios y su impacto también es social. Construye confianza, comunidad y bienestar colectivo.
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Colombia todavía registra un gran déficit habitacional y enormes desafíos urbanos: expansión desordenada, servicios insuficientes y fragmentación social. En medio de este panorama, Amarilo, una de las principales constructoras del país, con más de 32 años de trayectoria, ha insistido en una idea que va más allá de entregar inmuebles: crear “ciudades dentro de la ciudad”. Se trata de una iniciativa urbanística y social que busca que las familias tengan dónde vivir y dónde crecer, trabajar, educar a sus hijos y proyectar un futuro con calidad, al mismo tiempo.
“Entendemos que las familias necesitan una vivienda y un entorno integral que les permita desarrollarse”, explicó Roberto Moreno, presidente del Grupo Amarilo. En ese sentido, sus proyectos incluyen colegios, centros de salud, comercio, transporte, espacios públicos y zonas verdes. La diferencia frente a la construcción tradicional es clara, porque se dejan atrás los proyectos aislados para dar vida a comunidades sostenibles en armonía con entornos sostenibles que generan bienestar, cohesión y oportunidades.
Los resultados ya son visibles en desarrollos como Ciudad Verde (Soacha), Hacienda Casablanca (Madrid, Cundinamarca) o Alameda del Río (Barranquilla). Aquí los niños van caminando seguros hasta sus colegios, las familias disfrutan de parques y zonas verdes y los emprendedores prosperan con el apoyo de sus vecinos. El sentido de pertenencia ha cambiado por completo la manera de vivir en comunidad.
El corazón de este modelo es la ‘Estrategia de comunidades sostenibles’, con la cual la compañía lleva cerca de 22 años trabajando por entregar más que viviendas creando comunidades que funcionan con reglas claras, una convivencia armónica y capacidad de autogestión. Para lograrlo, Amarilo impulsa procesos de aprendizaje en derechos y deberes de la vida en copropiedad, resolución pacífica de conflictos y liderazgo comunitario.

Más de 600 mil personas se han beneficiado en ciudades como Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Ibagué, Soacha, Soledad y Villavicencio. Esto equivale a 358 conjuntos residenciales que reciben acompañamiento, ocho agrupaciones sociales ya consolidadas y tres más en proceso. A esto se suman 23 escuelas de gestores comunitarios, 329 líderes locales capacitados y 466 programas de acompañamiento social que han dado paso a comunidades más organizadas, capaces de dialogar y trabajar en red. “El liderazgo comunitario es clave para que los proyectos trasciendan y se conviertan en comunidades organizadas y sostenibles”, afirmó Moreno.
Desarrollo económico
Otro pilar que sostiene esta propuesta de Amarilo es la economía local, pues el sostenimiento de esas pequeñas ciudades pasa por el bolsillo de sus habitantes y, cuando las comunidades confían y trabajan en red, los emprendimientos florecen y la economía local se fortalece. Razón por la que es tan importante fomentar el emprendimiento, conectar a los residentes con cadenas de valor privadas, promover la capacitación para el empleo y dinamizar el comercio dentro de los mismos proyectos. Así, además de ser lugares para vivir, estas urbanizaciones se convierten en motores de valor económico sostenible y perdurable en el tiempo, donde la sostenibilidad social y económica se complementan.
Ese compromiso ambiental se enlaza con otra lección clave: en todos sus proyectos, Amarilo aplica principios de construcción ecoeficiente, ahorro de agua y energía, y tecnologías para reducir la huella de carbono. Pero asimismo comprometida por el cuidado y protección de los entornos, la empresa dio un paso innovador ya que diseñó y adoptó su ‘Política de Biodiversidad’, la primera en el sector constructor colombiano con un enfoque integral de conservación. “Con esta política no tratamos de mitigar impactos únicamente, tratamos de revertir la pérdida de biodiversidad y generar un impacto positivo en los territorios y en los ecosistemas”, destacó el directivo.
Con programas como BioUrbanismo, EducaBio, Paisaje Sostenible y CompensaInnova, y en alianza con expertos ambientales, Amarilo busca que cada ciudadela que construye sea un espacio en equilibrio entre lo urbano y lo ambiental, de modo que proteger fuentes hídricas y fomentar una cultura de respeto ambiental se convierten en parte de empoderar a las comunidades de su entorno y del mismo acto de urbanizar.
La sostenibilidad ambiental se complementa con una estrategia de crecimiento urbano. La experiencia en proyectos como Ciudad Verde y Alameda del Río dejó aprendizajes que trascienden la construcción. Por ejemplo, que las viviendas puedan transformar la manera en que crece una ciudad, siempre que exista una coordinación con las autoridades locales en servicios, transporte y seguridad. Ese trabajo articulado ha evitado que estos desarrollos se conviertan en islas desconectadas y ha permitido que funcionen como nuevas centralidades urbanas que alivian la presión sobre las grandes capitales. “Estos territorios van mas a allá de hacer edificaciones y se convierten en ciudades habitables, vibrantes y sostenibles”, señaló Moreno.
Después de tres décadas y más de 150 mil familias beneficiadas, Moreno aseguró que el mayor aprendizaje ha sido humano: la sostenibilidad social —la confianza, el liderazgo y el sentido de pertenencia— es lo que convierte los proyectos en verdaderas ciudades vivas. Al interior de la compañía han entendido que los problemas de expansión desordenada y falta de infraestructura solo se resuelven con visión territorial, trabajo mancomunado entre empresa pública y privada, inversiones de largo plazo y un enfoque humano. Por eso acompañan a las familias incluso después de entregar sus viviendas.
El horizonte inmediato apunta a expandir este modelo. Ya inició la construcción de Ciudad del Río en Medellín y este año Amarilo llegará a Pereira. El objetivo es seguir construyendo país, cambiando territorios y generando futuro para miles de familias. En palabras de Moreno, “nuestro mayor orgullo es ver cómo los territorios crecen, progresan y se convierten en ciudades vivas y vibrantes”.
*Contenido elaborado con apoyo de Amarilo
