Fotos: Cortesía FITB / Diana Morales / Cortesía Cine Colombia / Alex Guerrero

Habladurías

El teatro, el Museo Nacional y la arquitectura bogotana

¿Cómo nos pareció el Festival Iberoamericano de Teatro? Además: algunos comentarios sobre la nueva sala del Museo Nacional, la visita de un urbanista neerlandés a Bogotá, el estreno de 13 minutos y la sorpresa de Sacheri.

17 de abril de 2016

Hablemos del Iberoamericano

Las cifras del festival hablan por sí solas: 1.356 funciones, 3.872 artistas, 44 salas, 88 espacios. Pero más allá de los números, la decimoquinta edición del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá llenó de ovaciones y sorpresas a los auditorios de la capital, si bien algunas cosas se les pasaron a los organizadores. En el papel, México fue el invitado especial, pero la directora Anamarta de Pizarro y su equipo buscaron la manera de ampliar la oferta y la diversidad. A las propuestas mexicanas se sumaron obras de España, Alemania, Rusia y Suiza, los países nórdicos, entre otros. En un hecho histórico, el alemán Peter Stein vino con la obra Borís Godunov y dictó una clase magistral para los interesados en la dramaturgia.

Cabe destacar, además, la presencia de la obra de clown rusa Slava’s Snowshow, quizá la más famosa del mundo, y algunas conmovedoras interpretaciones de los clásicos de William Shakespeare como la británica The Tiger Lillies Perform Shakespeare y Otelo, de la compañía chilena Viajeinmóvil. México también encantó. El Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara mostró el lado de ese país que tanto gusta en Colombia. Hubo además obras como Círculo de cal, de Luis de Tavira, y la Compañía Nacional de Teatro, que conmovieron al público por su visión del arraigo a la tierra, los hijos y el camino que conduce a la resolución de conflictos.

La programación también incluyó cerca de 90 obras de Colombia y no hubo un día en que no existiera al menos una opción nacional para los asistentes, a pesar de un par de tropiezos como con Labio de liebre, de Fabio Rubiano y el Teatro Petra, cuya popularidad se tradujo en boletas revendidas. A la función de las 6:00 de la tarde del jueves 17 de marzo llegaron más asistentes de los que podía recibir el Teatro Colón y hubo que reubicarlos en una función privada que se presentó unas horas más tarde. Sin embargo, la calidad de las obras que se presentaron, la variedad en los temas y los públicos, el equilibro entre lo internacional y lo local, así como la diversidad de actividades que rodearon el trabajo escénico son la muestra de un Festival que deja una buena corazonada. Seguramente el fitb seguirá creciendo, y con él, el nivel del teatro colombiano.

La nueva sala del Museo Nacional

La inauguración de Tierra como recurso, la nueva sala del Museo Nacional, estuvo a cargo de Daniel Castro, su director, quien propuso a los asistentes hacer un recorrido espontáneo, “guiados por la mera curiosidad de quien visita un museo por primera vez”. La sala, una apuesta por entablar un diálogo entre el arte y la historia, no se limita a la exposición de piezas arqueológicas. Busca, a través de narraciones de personajes históricos, obras de arte y símbolos colombianos, generar una conversación sobre los relatos y la construcción de la historia del país. Al finalizar el recorrido de 15 minutos, los primeros visitantes se organizaron en una mesa redonda para expresar opiniones y formular preguntas sobre la nueva sala con el director, quien asumió el cargo en agosto del año pasado.

Mapa bogotano

Con un altillo del barrio Teusaquillo como centro de operaciones, y sin hacer mucho ruido en los medios, el artista holandés Jan Rothuizen se dedicó durante una semana a registrar las cuadras y los barrios de Bogotá. A punta de visitas guiadas, el neerlandés recorrió la capital a mediados de marzo para preparar su más reciente ‘mapa suave’, una suerte de caprichosa y subjetiva topografía que ya ha elaborado en Ámsterdam, El Cairo y algunas ciudades chinas. Los mapas, siempre en blanco y negro, mezclan edificios, comentarios y escenas curiosas para, con algo de humor, registrar las dinámicas sociales de los centros urbanos. Rothuizen exhibirá su trabajo, traducido al español, durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016, en la que Holanda, su país, será el invitado de honor.

13 minutos de presentación

Hugo Chaparro Valderrama es un cinéfilo con ética, así que no arruinó nada cuando se dirigió el martes 15 de marzo a los asistentes de la premier de 13 minutos, la más reciente producción de Oliver Hirschbiegel (La caída, El experimento). El crítico fue breve: “Si la película dura 13 minutos, no tiene sentido que la presentación se demore más que eso”, comentó en broma. Chaparro aclaró a los espectadores de la sala 4 de Cine Colombia Av. Chile algunos elementos clave. Explicó, por ejemplo, por qué todavía es importante hablar del nazismo en el cine y aclaró la importancia del 8 de noviembre para Hitler: en 1923, en esa fecha, el entonces líder del partido nazi intentó un golpe de Estado en la cervecería Bürgerbräukeller en Múnich. Años después, la fecha se convirtió en motivo de conmemoración para el canciller y sus seguidores. Sería el pretexto, además, del elemento detonante de esta película.

Eduardo Sacheri, premio Alfaguara

A las 6:00 de la mañana del martes 5 de abril el argentino Eduardo Sacheri se enteró de que era el ganador del Premio Alfaguara de Novela con La noche de la usina. A las 11: 00 de la mañana de ese mismo día, en una conferencia telefónica organizada por la misma editorial, admitió ante los oídos atentos de periodistas de todo el continente que todavía sentía que el asombro le recorría el cuerpo. Durante la conferencia de 40 minutos, Sacheri, quien ya se había postulado tres veces al premio, respondió emocionado a la lluvia de preguntas. El galardón está dotado con 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino.