LOS VOTOS DE NOEMI
Aunque los seguidores de Noemí se inclinan por Pastrana, los serpistas cuentan conun 23 por ciento, más lo que pueda crecer la maquinaria liberal.
SEMANA, Radionet y CM& se dieron a la tarea de hacerle un seguimiento a quienes no votaron por Andrés Pastrana o por Horacio Serpa en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. En otras palabras, a los votantes de Noemí Sanín. Para ello se contrató con Gallup lo que los expertos en campañas llaman un rolling sample, unade las técnicas más utilizadas por los asesores de imagen para medir la evolución en el comportamiento de los votantes durante los últimos días antes de una elección. Para ello fueron ubicadas las personas que votaron por Noemí Sanín o por Harold Bedoya en las cinco principales ciudades del país, donde se concentraron la mayoría de los votos independientes. De ellas, fueron encuestadas 400 personas diarias, para una muestra total de 4.200 encuestados a lo largo de las dos semanas, comenzando el día después de la primera vuelta y finalizando el jueves pasado, luego del segundo debate presidencial. Según los resultados, Andrés Pastrana barre entre los noemistas de Medellín, empata con Serpa entre los de Barranquilla y pierde entre los de Bucaramanga. En otras palabras, los noemistas tienen preferencias por uno u otro candidato dependiendo de la región de la que provienen. Pero quizás lo más interesante es la evolución de los resultados a lo largo de las dos semanas. La primera conclusión del estudio es que muchos noemistas se montaron en el tren de la victoria de Serpa en segunda vuelta. Según la mayor parte de los sondeos realizados con anterioridad al 31 de mayo pasado, la mayoría de los votantes independientes afirmaban que preferían a Pastrana sobre Serpa en segunda vuelta en una proporción de dos a uno. Esto cambió inmediatamente después del triunfo de Serpa, quedando este último a tan solo seis puntos de Pastrana, lo cual equivalía a un empate técnico. Varios hechos, sin embargo, empezaron a modificar este escenario. El primero de ellos fue la sensación de inestabilidad en materia económica que se presentó a finales de la semana antepasada, de la que algunos sectores responsabilizaron al triunfo de Horacio Serpa. Esto, sin duda, le ayudó a Andrés Pastrana, al punto de que el viernes 5 de junio la diferencia entre Pastrana y Serpa ya había subido a 15 puntos. El siguiente acontecimiento importante fue el primer debate presidencial que, aunque no modificó sustancialmente la posición de los candidatos sí aumentó el porcentaje de sufragantes que se decidió por el voto en blanco, pasando de un 12 a un 16 por ciento de domingo a lunes. Parecía reinar entre los independientes un ambiente de desencanto con los dos candidatos, y muchos de ellos tomaron entonces la firme determinación de protestar votando en blanco. Este resultado, aunque desfavorable para ambos, era más negativo para Andrés Pastrana que para Horacio Serpa toda vez que el voto independiente aún tiende a ser más cercano a Pastrana que a Serpa. Un porcentaje importante de independientes que deciden votar en blanco es una mala noticia para los miembros de la Gran Alianza por el Cambio. Un par de días después, sin embargo, este ambiente de desencanto con ambos candidatos cambió. La semana pasada evolucionó sin mayores sorpresas hasta el miércoles, día en que se llevó a cabo el segundo debate. Allí se presentó un repunte de Pastrana, quien finalizó la serie del rolling sample el jueves 11 de junio con casi 14 puntos de ventaja entre los noemistas por encima del candidato liberal. ¿Que significan los resultados? Si bien a algunos les ha sorprendido la volatilidad que ha demostrado la intención de voto en esta contienda presidencial, también ha sorprendido la relativa estabilidad de los votantes independientes después de la primera vuelta. Pero esto puede tener una explicación más bien simple: todo parece indicar que la votación de Noemí Sanín en la primera vuelta estuvo compuesta principalmente de 'desertores' pastranistas y serpistas. Aunque en un porcentaje mayor los primeros que los segundos, la evidencia apunta a que el entusiasmo que generó la candidatura de Noemí Sanín en la última semana antes de los comicios del 31 de mayo hizo que muchos simpatizantes de Pastrana apoyaran la Opción Vida para tratar de frenar a Horacio Serpa, quien _según la última encuesta revelada esa semana_ se jugaba su puesto en segunda ronda contra Noemí Sanín. Entre tanto, muchos serpistas decidieron a última hora votar por Noemí Sanín con la convicción de que si no llegaba Serpa a la segunda vuelta la ex canciller derrotaría a Andrés Pastrana. Esto explica por qué parece haber un sólido 34 por ciento de los votantes de Noemí que prefiere a Pastrana y un 23 por ciento a Serpa, pase lo que pase. Desde antes de votar por Noemí éstos ya habían decidido su voto en favor de uno u otro candidato para la segunda vuelta y es poco probable que cambien de opinión.
Esta explicación deja por fuera, sin embargo, la actitud del 25 por ciento restante que todavía no ha decidido por quién votar. Para varios expertos consultados por SEMANA, estos indecisos podrían ser los seguidores originales de Noemí Sanín, quienes desde hace varios meses se han venido registrando en las encuestas con alrededor de un 10 por ciento de la votación total. A ninguno de ellos les ha gustado nunca Pastrana ni Serpa, y realmente no saben qué hacer. Estarían esperando a que Sanín se pronuncie en favor de uno u otro candidato, y juzgando por lo apretada que parece estar la segunda vuelta ese podría ser el factor decisivo para escoger al nuevo presidente de Colombia. No obstante es posible que Noemí Sanín decida guardar silencio. Si esto sucede, lo previsible es calcular que los indecisos se repartan en las mismas proporciones en las cuales se distribuyen el voto pastranista y serpista dentro de los independientes. En otras palabras, un 34 por ciento de los indecisos se iría con Pastrana, un 23 por ciento con Serpa, un 11 por ciento votaría en blanco y un 6 por ciento no votaría. Si se totalizan estas proyecciones, Pastrana tendría un 45,9 por ciento de los independientes frente a Serpa con un 30,3 por ciento. Si estos porcentajes se multiplican por la totalidad de la votación independiente del pasado 31 de mayo, que fue de 3.144.000 votos, Andrés Pastrana tendría un 1.443.000 votos y Serpa 952.000 votos. Si estas cantidades se suman a las votaciones que obtuvo cada uno en primera vuelta, el total es de 4. 599.000 votos para Serpa y 5.056.000 votos para Pastrana. Si la elección estuviera exclusivamente en manos de los votantes de Noemí Sanín, Andrés Pastrana sería el próximo presidente de los colombianos. Pero este cálculo no es tan sencillo. Hasta los pastranistas más optimistas reconocen que la maquinaria liberal trabajó a media marcha en la primera vuelta y que en segunda hará su máximo esfuerzo para superar la votación del 31 de mayo. La discusión radica en cuántos votos más está en capacidad de generar. Quienes pretenden minimizar su fuerza aseguran que no puede producir más de 200.000 votos adicionales. En contraste, los parlamentarios liberales, que están con la euforia del triunfo de la primera vuelta, calculan que el Partido Liberal puede producir hasta un millón de votos más por encima de lo obtenido en la elección del domingo antepasado. Para esto argumentan que el liberalismo obtuvo 4.600.000 votos en la elección parlamentaria de marzo, lo que demostraría que tiene una gran capacidad de crecimiento. Sin embargo los que cuestionan la capacidad de la maquinaria argumentan que ese millón de votos adicionales son los mismos 952.000 votantes de Noemí Sanín, en su mayoría liberales que votaron por las listas del partido en marzo y por Opción Vida en la primera vuelta. De tal manera que no pueden contabilizarse dos veces. Si esta tesis resulta cierta la maquinaria liberal se habría resteado en la primera vuelta, y lo que queda por sumársele a Serpa son los 'serpistas disidentes' que se fueron con Noemí en primera vuelta y volverán al redil en la segunda. Pero no hay que llamarse a engaños. La maquinaria todavía puede dar grandes sorpresas. Los votos puramente liberales depositados en las elecciones de marzo superaron en 600.000 a los obtenidos por Serpa en primera vuelta. Esta cifra corresponde a la suma de las votaciones liberales en los 11 departamentos donde el partido sacó más votos en las elecciones parlamentarias que en la primera vuelta, y es la cifra más alta de lo que puede llegar a sacar la maquinaria liberal. Por su parte la maquinaria conservadora no tiene espacio para crecer, ya que en ningún departamento sacó más votos en marzo de los que sacó Andrés Pastrana en la primera vuelta. Lo que sí es claro es que si la maquinaria liberal logra producir por lo menos 500.000 votos adicionales a los de la primera vuelta, más los serpistas de Opción Vida, Horacio Serpa ganaría las elecciones. A menos que suceda lo que muchos pastranistas esperan con ansiedad: que Noemí Sanín decida 'cantar' su voto en favor de Pastrana, logrando así que los indecisos tomen partido e inclinen la balanza más allá de las posibilidades de la maquinaria. En los corrillos políticos hay todo tipo de especulaciones sobre diversas gestiones por parte de colaboradores de Noemí en este sentido, pero al cierre de esta edición no había ninguna seña. Lo más probable es que la decisión dependa de la percepción que tenga la ex candidata sobre quién será el próximo presidente. En la recta final de la campaña presidencial con más altibajos que recuerde Colombia en este siglo nada parece estar claro. Todas las encuestas reveladas la semana pasada muestran empates técnicos que no son concluyentes. Muchos le otorgan una ventaja a Horacio Serpa al calcular que la maquinaria puede dar dos o tres puntos por encima de las encuestas, como efectivamente sucedió en la primera vuelta. Sin embargo, quienes piensan así pueden llegar a estar equivocados. La realidad es que todos los encuestadores, que se juegan su credibilidad con una encuesta publicada a tan solo unos días de la segunda vuelta, ya han hecho modificaciones al diseño de la muestra para anticiparse a esta situación. Una alternativa es la de aumentar el peso relativo de la Costa Atlántica y del Partido Liberal dentro del estudio total. Después de las fuertes críticas que recibieron los investigadores a raíz de lo que pasó hace dos semanas, ninguno de ellos piensa correr mayores riesgos. De tal manera que los sondeos actuales deberían estar reflejando mucho mejor la verdadera situación electoral que los anteriores a la primera vuelta. Muy seguramente se repetirá la historia del pasado 31 de mayo: ganará quien logre vender la impresión al electorado de que va en ascenso en el último momento y perderá el que desfallezca en la recta final.