Impacto social
Puerto de Buenaventura, mucho más que comercio. Así mueve la economía social de la ciudad
La ciudad se proyecta con una terminal marítima que no solo mueve mercancías, también transforma con oportunidades de empleo, educación y desarrollo social.
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El puerto de Buenaventura no solo es la principal vía de salida del comercio exterior colombiano por el Pacífico, sino también una plataforma que proyecta al Valle del Cauca hacia los mercados más dinámicos del mundo. Desde esta terminal marítima se moviliza más del 50 por ciento de la carga nacional, incluyendo productos estratégicos como café, azúcar y manufacturas, mientras que llegan maquinaria, acero y vehículos que dinamizan la industria regional. En pocas palabras, en la ciudad está el eje logístico de Colombia hacia Norteamérica, Asia y América Latina.
“Buenaventura es la plataforma natural de internacionalización para el Valle del Cauca. Su cercanía con Cali y los centros industriales y agroproductivos permite una logística más eficiente y competitiva, especialmente para productos que requieren control de cadena en frío como frutas frescas, café y azúcar”, explicó Carmen Caballero, presidenta de ProColombia. La infraestructura portuaria –zonas francas, depósitos aduaneros y operadores de transporte– garantiza acceso a cadenas globales de valor, reduciendo tiempos y costos operativos.
Entre los productos que más sobresalen se encuentran el azúcar de caña (26,2 por ciento de las toneladas exportadas) y el café verde (23,2 por ciento), junto con confitería, productos químicos y artículos del hogar, que hoy logran abrirse camino en mercados internacionales gracias a la conectividad directa del puerto con Asia, Norteamérica y la cuenca del Pacífico. “Movilizamos el 60 por ciento del café colombiano que sale por la bahía, con destinos como Estados Unidos, Japón, Bélgica y Alemania. En el caso del azúcar, despachamos cerca del 43 por ciento de las exportaciones nacionales, dirigidas a Corea del Sur, Indonesia, China, Chile y Perú”, detalló Liborio Cuéllar, gerente general de la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura.
Conexión puerto-ciudad
Aunque la actividad portuaria es un motor clave de la economía, los expertos coinciden en que su potencial debe traducirse en desarrollo local. “Históricamente Buenaventura ha sido un puerto muy importante para el país y para el Valle, pero la riqueza generada no se queda en la ciudad. Gran parte de la población no tiene vocación portuaria y el empleo generado ocurre fuera de la dinámica urbana, por lo que es clave articular la ciudad con la actividad portuaria para aprovechar todo su capital humano y territorial”, apuntó Enrique Rodríguez Caporali, director del Cies de la Universidad Icesi.
Esta articulación ya comienza a reflejarse en proyectos concretos. Adrian Zamora, CEO de Corpovalle, resaltó que la concesión portuaria destina recursos para beneficio de la comunidad: educación, generación de ingresos y trabajo por la comunidad, en colaboración con la Gobernación del Valle. Entre las iniciativas se destaca la modernización del Embarcadero Turístico con inversiones por 27.300 millones de pesos, la creación del Proyecto Intermodal del Pacífico para integrar seis comunidades negras en la cadena de valor y la implementación de Obras por Impuestos por 45.590 millones de pesos, que incluyen dotación de centros infantiles, mobiliario escolar y mejoramiento vial.
Los programas de empleabilidad y formación son igualmente relevantes. Más de 212 jóvenes participan en VALLEmplea, 88 de ellos con contratos de aprendizaje, mientras 100 estudiantes cursan educación superior a través de Digicampus, la “universidad híbrida del Valle”. El programa Jóvenes Programadores ya cuenta con 114 inscritos, de los cuales 48 finalizaron la primera cohorte, accediendo a formación tecnológica de élite gracias a alianzas con Oracle y Microsoft.
COMPAS Buenaventura, por su parte, ha promovido la contratación y acompañamiento de unidades productivas de consejos comunitarios en las terminales Aguadulce y Cascajal, generando empleo local y fortaleciendo negocios sostenibles en jardinería, limpieza industrial, transporte y servicios gastronómicos. “En COMPAS Cascajal se han identificado 30 unidades productivas, 21 de ellas reciben capital semilla para fortalecer sus actividades económicas”, afirmó Rodrigo Torras, CEO de COMPAS.
Proyección social y humana
El impacto del puerto trasciende la logística y el comercio. Cuéllar destacó que a través de la Fundación SPRBUN y el Centro Educativo Bahía Buenaventura se lideran programas como ‘Apadrina Futuro y Cultivarte’, que benefician a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través del fomento de habilidades artísticas, tecnológicas y de liderazgo. A la par, iniciativas como Ecomanglares recuperan 400 hectáreas de ecosistemas estratégicos y fortalecen la participación de mujeres piangüeras en zonas rurales.
En materia de seguridad alimentaria, operan 57 Comedores Valle, que han entregado más de 629.000 raciones de comida a 6.755 personas. Además, el programa ‘Somos Capaces’ facilita apoyos económicos a cuidadores de personas con discapacidad. “Estas acciones buscan traducir la operación portuaria en bienestar tangible para las comunidades”, señaló Zamora.
Yeison Andrés Zuluaga, gestor de asuntos económicos de la Cámara de Comercio de Buenaventura, enfatizó en que la actividad portuaria ha generado un efecto multiplicador en la economía local: 22,7 por ciento del empleo en la ciudad se concentra en logística y portuaria, seguido del comercio con 19,4 por ciento. Además, el dinamismo portuario ha estimulado sectores emergentes como turismo, gastronomía, economía creativa y servicios tecnológicos, que fortalece la identidad del Pacífico colombiano.
Tulio Silva, decano de la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle, añadió que el puerto se diferencia por su especialización en exportaciones no minero-energéticas y productos no tradicionales. Sin embargo, alerta sobre la necesidad de estabilizar el crecimiento de la carga y superar retos en infraestructura, como las dobles calzadas Buga-Loboguerrero y Mulaló-Loboguerrero, para mantener la competitividad frente a otros puertos del Pacífico latinoamericano.
El desafío, coincidieron los expertos, es construir un pacto puerto-ciudad, donde la eficiencia logística se complemente con desarrollo social y ambiental, y las oportunidades generadas por el comercio exterior se queden en la región. Esto implica coordinación entre actores públicos, privados y comunitarios, fortalecimiento del capital humano y políticas de sostenibilidad que integren empleo, educación, seguridad y cuidado ambiental.
Hoy, Buenaventura demuestra que un puerto puede ser mucho más que un punto de tránsito: es un motor de conexión internacional y, al mismo tiempo, un espacio donde las comunidades locales construyen oportunidades, aprendizaje y desarrollo. El reto está en mantener este equilibrio entre crecimiento económico y bienestar social, consolidando al puerto del Valle como una puerta abierta al mundo y una fuente de progreso para su gente.
